Baila conmigo

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Siendo poca mi experiencia en fiestas—mejor dicho que son muy pocas a las que he sido invitado—, especialmente fiestas tan formales como lo es un baile no podía sentirme más desubicado y fuera de lugar.

Afortunadamente no era el único en esa situación, para Sheld no era nada distinto, ni para el resto de mis amigos; aunque para ellos no es tan desconocido: a Evie su madre le había enseñado todo sobre comportarse como una reina y eso incluía las galas y fiestas reales, para Mal no fue muy diferente pero su verdadera experiencia en fiestas venía de sus escapadas junto a Jay a las fiestas clandestinas en la isla de los perdidos.

¡Esas eran verdaderas fiestas!

O eso supongo. Nunca fui muy bien recibido por nadie en la isla, ni mucho menos se dignaban a hablar conmigo. Todo era robar y hiur...

Suspiré. No podía seguir lamentándome por no saber que hacía en ese lugar...

El baile estaba progresando, todos al rededor iban de un lugar a otro y charlaban con todo mundo.

Es en esos momentos donde me gustaría ser más popular y saber socializar. Quizás así no estaría sentado en un sillón al rincón esperando a Sheld que había ido por algo de tomar.

Recargue mi mentón sobre mi brazo y este sobre el bracero del sofá.

¿Como les podía parecer divertido pasar toda la noche hablando con otras personas? Es decir, puede que sean pláticas interesantes pero podías tenerlas sin necesidad de estar tan arreglado con trajes pesados y calurosos... Y ni hablar de tener que cuidar tu lenguaje cada dos palabras...

Nunca entendería a la realeza.

—Aquí tienes —Sheld estiró una copa de cristal que no dudé en tomar.

—G-gracias.

El tenía una copa igual en las manos a la que le dio un sorbo y se sentó junto a mi en el sofá.

Giré un poco mi cuerpo para poder verle mejor teniendo que subir un poco mi pierna sobre los cojines.

Me miró sonriente. Seguramente me estaba analizando... De nuevo.

—No me mires así —le recriminé.

—¿En que piensas? —por mas serio que hablara, ese tono seductor solo lograba desconcentrarme de la conversación.

Era tan lindo...

—Si no quieres que te "analice" entonces puedes contestarme si te lo pregunto —dijo un poco molesto.

—Lo siento... Estaba pensando en tu sonrisa.

Y era verdad.

—Ah... —Me encantaba ver su incomodidad cuando se sonrojaba.

—Y en que no sé que hago aquí —me sincere completamente.

Pareció meditar mis palabras unos segundos. Después me miró con sus sonrisas cómplices que solo podían significar algo muy malo para mi.

Tomo mi mano y nos levantó del sofá de un tirón.

—¿Que es esto? —preguntó mientras me llevaba lejos de mi rincón de soledad.

—Eh- no lo sé ¿un baile?

—Exacto, y ¿que se hace en un baile?

—No tengo ni la menor idea —no comprendía a que quería llegar.

—¡Bailar! —exclamó—. ¡Baila conmigo!

—¿Bailar? —No, no podía. No sabía cómo hacerlo, ni siquiera se como moverme ¿donde pones tus manos? ¿que baile es? Que importa eso, no se ni un solo paso—. Yo, no sé.

—Dijiste que harías todo por que esta noche fuera especial. Bailaras conmigo, quieras o no —amenazó.

—Pero..

Y sin poder pensar siquiera un poco más, ya nos encontrabamos en medio de las parejas que bailaban a mitad del gran salón.

—Sin peros.

Alzó nuestras manos unidas y colocó su otra mano en mi cintura. Yo... Simplemente no podía, ni siquiera el pensar que tendría que moverme para salir de ahí corriendo. Estaba paralizado. No quería que nadie me viera haciendo el ridículo.

—Vamos, no es tan difícil. Pon tu mano sobre mi hombro —Obedecí inconscientemente e hice lo que me indicó—. Ahora separa tus pies un poco y solo sígueme.

Comenzó a dar pasos lentos de un lado a otro e intentaba llevar su ritmo pero los nervios me tenían paralizado.

—No seas tan tieso —reclamó divertido.

—Hago lo que puedo. Te dije que no se bailar.

—Lo haces bien —consoló—. Ahora... ¡Una vuelta!

Sin más aviso se desprendió de mi cintura y me hizo girar de la nada.

Como era de esperarse —o no— perdí el equilibrio y me enredé con mis propios pies. Ya sentía el golpe contra el suelo pero antes de hacerse real Sheld me atrapó en el aire.

—Tienes suerte de ser tan ligero —añadió una vez me recuperé de la casi caida. No podía creer que le pareciese divertido.

¡Por su culpa casi me lastimo! Y lo peor es que no era la primera vez que él era la causa.

—No es gracioso—reclamé tratando de parecer molesto pero solo lo hizo reír más.

Suspiré molesto. Necesitaba alejarme antes de que en verdad lograra molestarme.

Sentí que me seguía pero no quise voltear a confirmarlo. Seguí caminando hasta uno de los balcones que había tras los grandes vitrales.

Ahí afuera el aire era frío y las únicas luces eran las que traspasaban los ventanales y la luz de luna. Perfecto para relajarse.

—Carlos, por favor... No te molestes.

Hice como si no lo escuchara. En cambio me dediqué a mirar a lo lejos. La noche era oscura y casi nada era visible más que las siluetas negras de las copas de los árboles.

Sheld se acercó por detrás y rodeó son sus brazos mi cintura por mi espalda. Me gustaba estar así con el, pero en estos momentos necesitaba que se alejara antes de que lo golpeara en el rostro.

Aparte sus manos y lo lance hacia atrás.

—¡No me toques! —alcé la voz, puede que más de lo que me hubiera gustado—. No ahora.

Guardó silencio, igual yo. Se acercó también a la orilla y contemplo en mismo paisaje negro y profundo en el que perdía mi vista.

Así pasaron varios minutos, sin oírse más que nuestras respiraciones y un rastro tenue de la música lejana. Dentro de mi cabeza era distinto, estaba gritando, contando hasta diez... Una y otra vez. Intentando calmarme.

—Lo siento —dijo Sheld después de un tiempo.

Era sincero, lo sentía en su voz y eso no podía hacer nada más que hacerme sentir más molesto. ¡Me hacía sentir culpable!

Y no me gustaba para nada ese sentimiento...

•••••••••••

Y aquí inicia el drama 😈😁; claro, solo es el principio...

¿Que les pareció este nuevo capítulo?

Me hubiese gustado escribir más estos últimos dias pero la escuela me ha traído vuelto loco. Subiré la continuación tan pronto pueda. I promise 😬.

Nos leemos pronto,
D.

Pieles y coronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora