Hoy me levanté sin ganas de hacerlo. Prefería mil veces quedarme dormido que ir a clases pero como todos los días, un molesto hijo de un enano nos esperaba en la puerta, apresurándonos a alistarnos.
-¡Dense prisa o llegaremos tarde a clases! -nos dijo dough, el hijo de tontín.
Me vestí no sé como, no me gustaba llevar cualquier ropa pero estaba tan cansado que no tenía ganas de armar un conjunto que me quedara bien, ya en otro momento volvería para mejorar mi vestir.
-Y bien, ¿que clases me tocan hoy? -le pregunté a Dough saliendo de la habitación medio adormilado.
-Tu tienes... -revisó esa agenda que siempre llevaba consigo-, aquí está, hoy te toca introducción a la bondad y buenos modales y después artes, luego... -ojeó de nuevo su listado- más bondad, bondad y... si, bondad.
-Entonces será un día muy aburrido. Ahg, debí quedarme a dormir en vez de ir a clases.
-No creo que te agrade ver al hada madrina enojada y si faltan a clases pueden expulsarlos y eso significaría volver a...
-La isla -terminé con temor y odio por ese lugar tan deprimente.
Por lo menos aquí, quitando a los perros, era un buen lugar. Todo tenía color y un cierto toque de alegría aunque algunas veces eso resultaba tan molesto.
Me dirigí con Jay al salón del hada madrina para nuestras ¨clases¨ de bondad, y digo ¨clases¨ porque no son para nada productivas, pensé que en una escuela te enseñarían a usar trucos, hechizos, magia, alguna que otra cosa aburrida como matemáticas o gramática pero en cambio, solo nos han enseñado que divertirse es malo.
No duermas a la gente de todo un reino, no robes su dinero ni sus joyas ni sus objetos mágicos, no envenenes frutas ni agujas, no encierres a princesas ni conviertas en monstruos a los mendigos que te pidan ayuda en la calle, no hagan nada malo.
¿Cómo puedes evitar hacer algo malo si todo lo catalogan como malvado?
Durante toda la clase el hada madrina no hizo otra cosa que hablarnos sobre los peligros que conlleva invocar portales y como evitar crear uno y lanzar por allí a una persona, animal o cosa.
Solo el timbre detuvo el parloteo de la señora cuya voz ya comenzaba a sacarme de quicio, para mi desgracia tendría otras muchas horas de sufrimiento en clases de ¨bondad¨.
Ahora tenía clase de arte que no era otra cosa que un salón repleto de princesas y principes que solo se preocupaban por cómo lucía su cabello, la vanidad era lo único interesante en ellos.
Si conviviría con la realeza tendría que verme a su altura y los andrajos que llevaba no servirían paara mi propósito. Debía regresar a cambiarme ahora que estaba mas despierto despues de mi siesta de bondad.
Fui a mi habitación para cambiarme de ropa, me puse una camisa blanca con corbata roja, un saco y unos shorts del mismo color pensé que sería menos raro que usar chaquetas o pieles.
En Áuradon hacía demasiado calor, no me gustaba sudar, detestaba el clima. En la isla siempre hacía frío, era como si el tiempo se hubiese detenido y que existiera un invierno eterno.
Iba a regresar a clases cuando una chica llegó a mi corriendo.
-Tu eres deportista ¿no? -me dijo la chica de ojos verdes y cabello dorado que le llegaba hasta la pantorrilla en una complicada trenza decorada con flores.
-Algo así -le respondí sin comprender el motivo.
-Necesito tu ayuda ¿ves esa cornisa de allí? -me preguntó señalando la cornisa que sobresalía del edificio-. Mi mascota está atrapada, se cayó por la ventana y se deslizó por el techo, gracias al cielo no ha muerto ¿puedes ayudarme? Te lo agradecería por siempre.
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Pieles y coronas
FanficLa vida de Carlos nunca ha sido un cuento de hadas. Ahora tiene una nueva oportunidad para rehacerla fuera de la isla. Ser bueno, es la parte difícil. El mundo es muy distinto aquí y si creías que los villanos eran malos, deberías conocer a la reale...