Mal insistió nuevamente. Caminábamos, mejor dicho, ella me seguía mientras caminaba hacia la habitación de las chicas. Necesitaba consultar a Evie, pero Mal me encontró antes y no había parado de insistir en que fuera al ridículo desayuno real.
—¡¡Por favoooor!! —suplicó Mal tomada de mi brazo y agitándolo constantemente.
—No —respondí lo mismo que las anteriores 10 veces que lo pidió.
—Ven, sé que será divertido.
—No.
Mal se detuvo de golpe, y yo lo hice inconscientemente. ¿Qué pasaba con ella? Nunca nadie antes había hecho tal drama con tal de que yo fuera a algún lado. ¿Por qué era tan importante para ella que yo fuera a ese estúpido desayuno? Ni siquiera aportaría nada interesante a la plática, ni era alguien reconocido o divertido que animara el momento.
Claro, quizás fuera que quería reuirse con sus amigos —Porque yo era uno de sus amigos ¿cierto? —, quiero pensar que sí. Quizás quisiera estar cerca de personas que conozca y con las que pueda charlar más cómodamente, incluso para ella, aun era difícil relacionarse con personas de sangre azul y pesada siendo un hijo de villano; eran situaciones complicadas y, en ocasiones, incómodas.
Pero también esta Evie ¿Por qué tenía que ir yo?
—Quiero que vengas.
—Ya sabes que no me gusta estar cerca de esos princesitos —recalqué con disgusto. Mal rodó los ojos.
—No habrá princesitos de esos. Son invitados de honor, gente con clase, no como todos los de aquí. No tendrás problema en llevarte bien con todos —explicó Mal sin lograr convencerme aún.
—Mmmm... No.
Me di media vuelta y seguí caminando hasta la puerta de Evie. Toqué dos veces y entré. No había nadie adentro ¿Dónde estaba azulita?
—Si buscabas a Evie, lo siento, ella SI aceptó mi invitación —recriminó Mal con sobrada sorna—. De hecho fue a buscar a tu novio para llevarlo también.
¿Sheld? No, él jamás se acercaría más que yo a alguno de esos tipos con pedazos de metal pintado en la cabeza. Compartíamos opiniones respecto al poco respeto que merecían de parte nuestra. No es odio, sino justicia.
Pero Evie... Claro ¿Por qué no lo pensé antes? Reyes, vajillas de porcelana, modales, vestidos elegantes, cientos de cubiertos, todo lo necesario para asegurar que Evie esté ahí.
—Pff... Ya qué. Iré a tu evento —Acepté finalmente. Mal festejó dando brinquitos y gritándome al oído un fastidioso Yey—. Pero solo porque necesito hablar con Evie.
—¡Bien, vamos!
Mal me tomó de la mano y me arrastró a toda velocidad hacia el segundo piso. El desayuno sería al aire libre, me había explicado Mal anteriormente, en una de las tantas terrazas que poseía el edificio. Eligieron la terraza en el techo más alto; rodeada de plantas con flores y una pequeña fuente con forma de pececillos en una esquina. La vista era maravillosa desde ahí, se podía ver los jardines de la academia y los senderos empedrados que se perdían entre arboles, casas y negocios hacia el reino. La silueta del castillo contrastaba con el cielo y sus nubes, y las estrellas iluminaban dramáticamente el resto del reino.
Antes había llevado a Sheld a la misma terraza en la noche de alguno de tantos "aniversarios" como excusa. Hicimos un picnic nocturno y nos quedamos casi hasta el amanecer disfrutando la vista.
Ahora la vista no lucía tan bella.
Habían colocado una gran mesa de madera en medio de la terraza, cubierta con un mantel y sobre ella gran cantidad de manjares y postres decorados con colores diversos. Lucían apetecibles pero el hambre se me fue al ver a los presentes.
ESTÁS LEYENDO
Pieles y coronas
Fiksi PenggemarLa vida de Carlos nunca ha sido un cuento de hadas. Ahora tiene una nueva oportunidad para rehacerla fuera de la isla. Ser bueno, es la parte difícil. El mundo es muy distinto aquí y si creías que los villanos eran malos, deberías conocer a la reale...