Pieles y coronas

¡Explícame por qué!

Había pegado un grito tremendo al despertar, según me contaba Evie quien había llegado corriendo a mi habitación preocupada por lo que me pudo haber pasado.

—¿Qué ha sucedido Carlos? —me preguntó la chica mientras acariciaba su nuca y suspiraba angustiada.

Le señalé la pared con el mensaje para que lo viera ella misma. Al voltear, dio un ligero brinquito y se volvió hacia mi aún mas preocupada.

—¿Qué es eso? —cuestionó.

—No lo sé —le respondí igual de alterado.

—¿Cómo lo hiciste?

—Yo no lo he hecho —contesté rápidamente—. Desperté y ahí estaba. Es... es...

—¿Qué diablos sucede aquí? —exclamó Mal al aparecer por la puerta, molesta como siempre—. ¿Por qué gritan tanto?

—¡Mal, mal! ¡Mira esto! —le dijo Evie señalándole las marcas.

—¿Hazel?  ¿Qué es hazel?

—Una pesadilla —contesté. 

Los ojos esmeralda de Mal miraron a través de mí con la ferocidad que le producía el desconcierto. Caí en la cuenta de cuanto tiempo había pasado desde la última vez que la veía a los ojos, no extrañaba para nada la sensación que producía en mi.

—Carlos, hace mucho que no te veía ¿Cómo has estado?

—Encerrado ¿y tú, Mal? —contesté tajante.

—Al menos no has tenido que lidiar con todo lo del mundo real —intervino Evie.

 Ambos miramos a la chica de cabello azul, Mal con impaciencia y yo con extrañeza.

 —No creo que sea tan difícil estudiar —recalqué.

—Ni te imaginas lo que ha sucedido—agregó Evie.

—¿No hablaste con él ayer? 

—Te dije que no pude, para eso te traje, Mal.

La bruja rodó los ojos y  cruzó los brazos fastidiada por la situación a la que su amiga la había arrastrado.

—Bien, no me detendré. Así las cosas—dijo refiriéndose a mi—. Te diré las reglas y  Evie te explicará TODO lo que quieras saber ¿entendido?

—Pero...

—Número uno, no me interrumpas... nunca.

Me quedé callado sabiendo que no tendría chiste reclamarle algo a Mal. La joven bruja dio la vuelta y salió de la habitación, seguida por Evie que me dirigió un gesto de inconformidad con las pautas de Mal, y yo detrás de ellas.

—Número dos, te dejaré volver solo con la condición de que no vuelvas a hablar de esto.

No necesité hacer ninguna pregunta, tenía claro que podría salir pero que no quería revivir mas el asunto quizás por vergüenza, quizás por fastidio o  tal vez la tenía sin pendiente el tema y prefería olvidarlo.   

—Número tres, no hables demasiado tiempo con otras personas. Es peligroso, no tienes memoria de todo lo que ha sucedido y no queremos entrometidos.

—Sería lo mejor—agregó Evie—. Han sucedido muchas cosas que es mejor que te explique de una por una.

—No te angusties Evie—la interrumpió Mal—. Le daré los recuerdos del otro él para que esté consiente de todo. Será como si hubiese vivido todo.

—¿Por qué tanto pendiente? ¿Qué tanto pudo haber sucedido en una semana? —pregunté.

Mal se detuvo de golpe, no había dejado de caminar desde que comenzó con las reglas y ya habíamos llegado hasta el lobby de la academia.

—No ha sido una semana Carlos—dijo Evie preocupada—. Han pasado casi dos meses desde que te... bueno, tu sabes.

—Desde que te encerramos —completó Mal—. Dos meses muy agitados. Hubiera preferido estar encerrado todo ese tiempo, que malagradecido eres.

—¡¿Dos meses?! —Estaba sorprendido por todo el tiempo que había transcurrido—. ¿Qué ha pasado afuera?

—Bien, Jay hizo ganar al equipo en las finales, Ben ya es rey, Maléfica escapó e intentó rostizarnos, Mal la venció, todos han comenzado a respetarnos mas... ¿Qué mas?... Oh, estoy saliendo con Dough —contó emocionada.

—¿Maléfica intentó matarlos? ¿Por qué?

—Porque decidimos no seguir sus pasos. Preferímos quedarnos aquí en Áuradon que hacer un segundo reino del mal—explicó Evie.

—Y, ¿Cómo escapó? ¿Mi madre tambi...?

—Jane, y no, tu madre sigue y seguirá encerrada en la isla de los perdidos.

—Número cuatro...

—No, espera; todavía tengo muchas preguntas...

—Evie las responderá luego —replicó Mal—. Número cuatro, no te acerques a Ben.

—Espera, ¿qué? —repusimos Evie y yo al unisono.

—Solo nosotros tres sabemos cuando inició todo tu... problema y, créeme, no quiero que se repita. No es de lo mas conveniente que te acerques mas de la cuenta...

—Pero Mal, ¿Acaso averiguaste algo? —preguntó la amante de las manzanas—. ¿Encontraste la razón? ¿Por qué supones que la culpa es de Ben? ¿No será acaso que no quieres que se interponga entre Ben y tú?—susurró para que no la oyera.

—Bien, si no quieres alejarte de Ben puedo mantenerte aquí dentro hasta que encuentre la cura para tus ataques—Alzó una ceja retadoramente.

No podía debatir con ella, si quería salir de ese domo tendría que obedecer todas sus clausulas sin chistar o regresaría al encierro.

Acepté todas sus condiciones a lo que Mal contestó con una sonrisa complacida y se encaminó hasta los límites del domo. Alzó sus manos y las agitó en el aire, abriendo una grieta en la muralla invisible, similar a la que había utilizado Evie para escapar unos días atrás.

El portal desprendía una luminosidad ensegadora que atravesamos, uno detrás de otro, yo al final claro está.

Por un momento solo vi luz, luz que a la vez no me permitía ver nada. Hasta después pude ver el reflejo de varias tablas de madera, era el suelo. Me dio tiempo suficiente de meter las manos antes de que mi cabeza golpeara secamente el piso de la habitación de las chicas.

Las otras dos chicas me miraban conteniendo las risas por mi caída mientras yo intentaba recoger mi dignidad. Me levanté del suelo y me sacudí del posible polvo que pude haber obtenido.

—Estoy de regreso —exclamé entusiasmado.

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Una vez mas yo,

gracias a todos por su paciencia y por seguir leyendo, no puedo creer que tenga mas de 4k leídos, nunca creí lograr algo así. Gracias por leer.

Respecto al capitulo espero que les guste y haber aclarado todos (o la mayoría) de los misterios sobre el encierro de Carlos.

Si tienen alguna duda, sugerencia, queja o cualquier cosa haganmelo saber que aunque no respondo a todos los comentarios, siempre los leo.

Nos vemos en otro capitulo, D.