67 - Culpables

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Tras diecisiete años de mi vida sin saber nada del mundo, sobreviviendo y rodando por los tejados, sin cuestionar nada de lo que sucedía ni pedir o esperar nada de nadie, finalmente estaba harto.

Necesitaba respuestas. No podía seguir viviendo en este mundo hecho a la merced de otros en el que no puedo decidir lo que es bueno para mí.

No pararé hasta tener las respuestas que necesito.

Ben ya había hablado suficiente. Su "buen corazón" lo había llevado a hacerme eso. Más tarde lo haría pagar pero ahora debía encontrar a su cómplice número uno en este juego de las pocimas.

—¡Mal! ¡Mal Igna!

Fui al laboratorio de magia, a su recámara y al vestíbulo. Busqué por todos los pasillos de la academia aquella cabellera morada que me debía una muy buena explicación.

Finalmente la encontré escondiéndose de mi tras unos arbustos mientras pasaba por el jardín oeste.

—Auch, Auch... Duele —se quejó cuando la jalé del cabello fuera de su escondite.

—¡Una poción de olvido!

—Puedo explicártelo. Fue idea de Evie y Ben, lo juro, yo solo soy una víctima más de sus abusos de poder —balbuceó Mal intentando excusarse.

—¡Miente! —gritaron.

A unos metros un quejido se escuchó venir de un arbusto con flores.

Me acerqué y, para mí suerte, descubrí a la tercera implicada. Perfecto, ya no había necesidad de cazar a Evie.

—Expliquenme todo —exigí.

Ambas chicas comenzaron a gritar y sollozar al mismo tiempo en un arpegio de excusas y palabrería.

—¡Suficiente! Una a la vez…

Ambas chicas se miraron mutuamente disputándose la palabra. Obviamente ninguna quería hablar pero una simple mirada amenazadora  sirvió para que Evie comenzará a hablar:

—Fue mi idea, lo admito, pero no es lo que crees. Suena peor de lo que es en realidad. Nosotras solo queríamos que estuvieras bien porque estabas tan mal que no queríamos que te afectará todo eso. Con lo sentimental que eres, cualquier cosa podría empeorar tu situación —confesó.

—Yo solo lo hice porque me convencieron de que sería lo mejor para ti. Además, con todo lo que descubrimos los últimos días, Evie y yo teníamos fe en que funcionaría para acabar con tus problemas anteriores —agregó Mal a la confesión.

—Si, si, pero en verdad lo sentimos.

Mal e Evie comenzaron a sollozar frente a mí.

¿Cómo podían lograr cambiar los roles y hacerme sentir que ellas eran las víctimas tan fácilmente?

Tras muchas disculpas y demasiadas explicaciones revoltosas, Mal e Evie lograron convencerme de acompañarlas hasta su habitación para que me pudieran explicar a detalle cómo es que todo su loco plan tenía sentido en sus cabecitas. Según un adelanto que me hizo Evie, todo tenía que ver con todo y ellas habían descubierto el misterio escondido.

Debo decir que me impresiona realmente la gran imaginación que tienen esas dos chicas. La magia y los cuentos de hadas ya les estaban botando la canica, se les estaban descarriando los caballos del sendero, pero tenían ingenio para hacer excusas elaboradas las niñas.

Estaba seguro que todo terminaría siendo un gran compendio de idioteces y términos mágicos antiguos con los que seguramente querrán marearme hasta que de por cerrado el tema y terminé por terminarlas.

Pieles y coronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora