cap 12. visita inesperada

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Julio se encontraba recostado sobre el escritorio de su despacho. Abrió los ojos, le dolía la cabeza. Por un momento quiso creer que lo que le estaba pasando tan solo había sido un mal sueño pero no era así. Todo era verdad, estaba en la ruina y la única que podía salvarlo, Laura, se había ido... lo abandonó a su suerte. Pero ¿quién era él para pedirle a su hija que lo salvara? Él no tenía ningún derecho.

Su vida había cambiado completamente en un abrir y cerrar de ojos y todo por culpa de su vicio...las mujeres.

Solo una solución encontraba para su problema...

Abrió uno de los cajones del escritorio y sacó una pistola. La contempló pensativo... la dejó sobre unos papeles y siguió bebiendo.

Entre sueños escuchaba ruidos en la casa pero estaba tan ebrio que no podía ni levantar la cabeza, lo único que atinó hacer fue poner la mano sobre la pistola pero continuó sentado en la silla y con medio cuerpo descansando en el escritorio.

--Hola, ¿qué no hay nadie en la casa? -se escuchaba una voz que le retumbaba a Julio hasta las entrañas -Holaaaaaaa, Laura, ¿estás en tu habitación? ¿pero dónde se han metido todos? ¡Caray!

La puerta del despacho se abre y se oye un grito:

--Papaaaaaaaaá... ¡Oh, Dios! Papaaaá, ¿pero qué has hecho? ¡Auxilioooooooo! ¡Lauraaaa! Alguien que me ayude. Por favor. Papaaaá, ¿por qué, papá, por qué lo has hecho? -la chiquilla estaba muy alterada al ver el cuerpo del Lic. Altamirano "muerto", o al menos eso pensaba ella.

Tomó el teléfono que estaba a un lado del hombre y marcó a emergencias pero...

--¿Quién es usted? -pregunta Julio con una voz casi inaudible. Miraba a la joven desconcertado... no la reconocía.

--Pero si soy yo, papá... Valentina, tu hija -le contesta ésta al momento que cuelga el teléfono.

--¿Valentina?... Mi pequeña Valentina...

--Sí, soy yo... explícame qué está pasando aquí...Por un momento pensé que estabas muerto -refiere la joven con el rostro entristecido y a punto del llanto.

Julio se incorpora...

--Ayúdame a llegar hasta el lavabo, por favor -le pide él y ella le ayuda con un poco de dificultad. Ayuda a su padre a lavarse la cara, al término de lo cual se quedan mirando uno al otro y se dan un fuerte abrazo.

--Eres tan bonita, hija... hace mucho tiempo que no te veía. Pero díme, ¿por qué estás vestida con ese hábito?

--Sí, hace dos años, exactamente que no nos vemos. Fue cuando la madre superiora me llamó a la dirección y me dijo que debía abandonar el internado porque tus mensualidades ya no estaban llegando.

--Hija, perdóname. -Julio avanza hasta unos sillones que estaban en su despacho y se sienta invitando a su hija que lo acompañe.

--No te preocupes, padre. En el internado se portaron muy bien conmigo y me dijeron que tenía la opción de seguir estudiando si optaba por ser monja... y ya ves, mírame... soy religiosa... dedicada a Dios íntegramente. Tomaré mis votos en dos meses y quise venir a avisarles a ti y a mi hermana, por cierto ¿dónde está Laura?

Julio se tapa la cara con sus manos y comienza a llorar. Valentina lo abraza para darle consuelo y le pide que le cuente lo que está pasando.


Mario y... ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora