Mario aún cargaba en brazos a Valentina cuando cruzaron el portal del penthouse. Se quedaron impresionados al ver lo que les esperaba.
Música romántica en volumen bajo pero audible, velas aromáticas encendidas en lugares específicos que con las cortinas cerradas daba una imagen hermosa y relajante... pero Mario no quería relajarse en ese momento.
Ella le pide que la baje de sus brazos y comienza a admirar la belleza de la habitación.
--Es hermoso... me encanta -Valentina exploraba la habitación y Mario no paraba de mirarla a ella.
--¿Qué te parece si nos quitamos esta ropa?... deberíamos de ponernos cómodos -sugiere él.
--Pero con las prisas no he traído nada para ponerme -contesta ella tocando el vestido de novia que aún llevaba puesto.
--¿Y para qué necesitamos algo para ponernos? -pregunta Murillo acercándose a ella, haciéndola dar unos pasos hacia atrás hasta caer sentada en una gran sofá.
Mario se quita el saco y lo deja en una mesita que estaba cerca. Luego se afloja la corbata y se la quita también... lentamente y sin dejar de mirar a su esposa se deshace de los zapatos y el pantalón. Ante los ojos de su esposa que lo miraba boquiabierta.
--Ahora te toca a ti, amor... -continúa diciéndole mientras la ayuda a ponerse de pie para desabotonar el vestido por la parte de atrás, el cual de inmediato resbaló al piso dejando ver una fina lencería en color rosa pálido.
Valentina temblaba de nervios... jamás había hecho el amor. Lo más "parecido" a eso fue la vez que Salomón intentó violarla, y de haberlo hecho, no se le hubiera podido llamar "hacer el amor".
--Esto ya no lo necesitas -le dice Mario quitándole el imporvisado velo, después intenta quitarle el sujetador pero ella se lo impide sonriendo nerviosa.
Él sonríe también y la toma de la cara con sus grandes manos para besarla... introdujo la lengua en su boca buscando la de ella.
Al mismo tiempo Mario se desabotonó la camisa y se la quitó... quedando solamente en boxer y calcetines. Ella mantenía los ojos cerrados dejándose llevar envuelta en ese beso alucinante... tanto que no supo en qué momento fueron a dar a la suavidad de las sábanas de la cama.
Mario baja los tirantes del brassier dejando al descubierto esos hombros que tanto le gustaban... comenzó a besarlos y acariciarlos con la lengua.
Tiró más de los tirantes hasta que dejó libres los endurecidos pezones de la novia... bajó hasta ellos para acariciarlos mientras Valentina lanzaba un quejido ahogado.
El miembro viril ya estaba más que listo y dolía su crecimiento, pero Mario continuó excitando a Valentina lamiéndole un pezón... lo succionó con suavidad y la reacción de ella no se dejó esperar... la humedad en su vagina llegó, haciendo que gritara de placer.
-- ¿te he hecho daño? -pregunta Mario, preocupado.
--No... es que...no sé...es que siento como si...
--¿Quieres que me detenga?
--No... no quiero que te detengas -contesta ella suplicante y ardiente.
Él la besa nuevamente en la boca al tiempo que desliza una mano por el vientre de ella buscando su sexo.
Valentina emite un gemido placentero que hace a Mario enloquecer... la mira a los ojos.
--Eres tan hermosa... no sabes cuánto te amo y te deseo...-él respiraba agitadamente... no podía más con la erección que era ya imposible esconder bajo su boxer... así que se lo quitó.
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Mario y... Valentina
RomanceMario es un hombre muy atractivo e inmensamente rico pero sin sentimientos. Para él todo son sus negocios, dinero, dinero y más dinero... Hasta que conoció a la pequeña Valentina y sin saberlo le cambió la vida.