cincuenta

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La celebración continuó... las chicas se levantaron a bailar,  agarraron a Juan David y lo pusieron en el centro de la pista... todas ellas al rededor de él, cantando y aplaudiendo mientras él se movía al ritmo de la música.  Lo hacía muy bien... no por nada era el maestro de todas ellas.

Mientras en la mesa de los novios Mario le dijo a Lupita:

--¿Quieres bailar?

--¿Queeeeé?  ¡Claro que noooooo!  Tu primer baile tiene que ser con la novia -le responde.

Mario se queda inmóvil por un momento pero mirando a su esposa a los ojos... ella le sonríe nerviosa con esa cara tan inocente y él se siente morir por ella.  En el fondo desea abrazarla y besarla hasta que le duelan los labios pero su odio puede más.   Gira la cabeza hacia Lupita:

--Esta boda no es como todas.  Recuerda que yo soy diferente, así que mi primer baile en mi boda será con la mujer más hermosa y deslumbrante que hay en este lugar -se levanta y estira su mano hacia Lupita y ella indecisa lo piensa dos veces antes de aceptar la invitación.

Se encaminan hacia el centro de la pista y comienzan a bailar.  Valentina no sabía qué hacer, bebió todo el contenido de su copa y comenzó a respirar agitadamente mientras veía cómo su marido acariciaba la espalda de esa mujer.  Él no tenía ojos más que para Lupita y eso a la ex monja la estaba matando.   

--Esto no está bien, Mario -afirma la invitada especial- deberías estar bailando con tu esposa.

--No te preocupes, ya bailaré con ella más tarde.

--Me gustaría saber qué es lo que está pasando, Mario.  Esto no es normal.

--¡Calla!  Mejor bailemos.

Todas las chicas se apartaron de la pista y se acercaron a Valentina.

--Es un desgraciado -decía una.

--Maldito, yo lo mataría -añadía otra.

--Y esa zorra está disfrutando -agrega alguien más.

--Matarlo sería lo mejor que le puede pasar a ese infeliz, con gusto lo haría con mis propias manos -dijo Lulú, quien estaba entre todas ellas. 

Por supuesto que las palabras de Lulú eran de manera literal.

Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Valentina.  Se sentía tan miserable.  Melinda se inclinó hasta ella y la abrazó.

--Vamos, no llores, hermosa;  se te está corriendo el maquillaje.

--No me importa, lo único que quiero es que esa mujer suelte a mi esposo -respondió la ahora señora Murillo tristemente.

Erick miraba toda la escena desde una mesa. Se acercó a la novia y la invitó a bailar.  Ella lo rechazó pero las chicas la animaron a que aceptara.

--Andale, Vale, ve a bailar.  Al fin y al cabo que tu marido está muy entretenido con esa fulana -le sugirió Melinda.

La novia se armó de valor y se levantó, le dio la mano a Erick y se dirigieron a la pista.

Él la llevaba tomada de la mano y solo eso bastó para que Mario reaccionara.   Lupita se dio cuenta y le dijo que se tranquilizara.  Le dijo que si él podía bailar con otra entonces porqué la novia no podía bailar con Erick.  ¿Acaso no le dijo hace unos momentos que esa boda era diferente a todas?

Mario se contuvo pero no por mucho tiempo.  Solo de ver que el pecho de Valentina rozaba con el cuerpo de su hermano, estalló.....

Se apartó de Lupita y fue directo con su esposa.

Mario y... ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora