treinta y ocho

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Valentina se quedó pasmada de ver a Erick abriendo la puerta del apartamento de Mario.

El chico se avalanzó contra Irwing reclamando por ella pero el policía se defendió dando un golpe en la cara al recién llegado.

--¿Qué te pasa, Erick? -le pregunta él cuando el chico estaba tirado en el piso y tratando de incorporarse.

--No tienes derecho sobre Savannah -le contesta el muchacho.

--¿Por qué no? Soy un cliente como cualquier otro.

Valentina trata de explicarle a Erick.

--No es lo que tú piensas...

--¿No es lo que pienso?  Pero si los he encontrado abrazados.

Irwing interviene porque era preferible que el chico pensara que lo que pasaba en la habitación era lo que pasa cuando un cliente compra a una chica por una noche.

--Claro que sí es lo que piensas.  Si yo he pagado mucho dinero a Salomón por Savannah y ahora tú vienes y me arruinas la noche.   Esto no se va a quedar así, entiendes. Ahora sal de inmediato de la habitación que yo tengo que cobrar por lo que he pagado -le dice al chico para luego mirar a Valentina tratando de hacer cara de deseo.

Erick sale de la habitación echando chispas hasta por las orejas y da tremendo portazo.

--¡Oh, Dios, pero qué contrariedad! -exclama Valentina.

--Es mejor que piense que vamos a hacer el amor y no que descubra que solo te daba un abrazo para consolarte por todo lo que te pasa -le dice el policía a la chica.

--Está bien, Sr. Lanz -responde ella y le sigue contando todo lo que ha pasado en el tiempo que él no había venido al bar y que por teléfono no se puede contar todo.

--¿Qué es lo que haces en la oficina? Descríbeme el trabajo que te han puesto, por favor -le dice Lanz indicando a la chica que se siente en la cama mientras él se sienta en una silla que está al lado.

--Bueno, pues son cuentas, números, transacciones.  Primero solo debía revisar que todo estuviera correctamente bien calculado pero luego ya me puso Salomón a hacer transacciones.  Yo no veo nada extraño.   Tan solo me doy cuenta que desde esta oficina llevan todas las cuentas de Mario, de todos sus negocios y demás.  Yo no sabía que era dueño de varios hoteles en todo el mundo.  Además que tiene 3 mansiones y aviones y... bueno, en fin, Mario es muy rico.  Yo creo que podría vivir tranquilamente el resto de su vida sin trabajar.

--Necesito que trates de entrar en otros archivos.

--¿Cómo cuáles?

--Pues no sé.  Abre archivos y lee.  Si notas algo raro me avisas.

--Está bien, Sr. Lanz. 


Pasaron casi toda la noche hablando.  Valentina recordó que había visto un carpeta que decía "confidencial" pero ni siquiera se atrevió a abrirlo.

Mientras tanto en el bar la noche seguía su curso.  Erick estaba tomando más de lo normal y cometía errores al poner la música.  Tanto que Salomón le llamó la atención y al verlo tan ebrio lo mandó a dormir.

--¿A dormir?  ¿Y dónde quieres que vaya a dormir si el apartamento está ocupado por la puta de Savannah?... -le dijo cínicamente.

--Vete a la oficina, ahí hay un sofá muy cómodo donde puedes descansar.


Erick se dirigió allá.  Abrió la puerta sin tocar y vio que estaba Lulú frente al computador.  La verdad es que verla frente al computador no se le hizo raro.  Tan solo se fijó en lo buena que estaba.

Mario y... ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora