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--¿Alguna vez has secuestrado a alguien, Lulú?

--No, por qué?

--Mmmm...-Salomón juguetea con unas pinzas-  dame una mano.

--¿Para qué? -contesta Dalhila fastidiada.

--Te voy a enseñar algo.

Lulú le da la mano y él rápidamente coloca las pinzas en un dedo de la asustada mujer... aprieta y ella comienza a gritar.

--Suéltame, imbécil.. pero qué haces? -ella estira la mano y accidentalmente se hace una cortada que comienza a sangrar- ¿estás loco?

--Ja ja ja ja ja -Salomón no paraba de reír.

La mujer fue a la cocina y metió la mano al chorro del agua.  La herida era profunda, podía verse hasta el hueso.  El dolor que comenzó a sentir era muy fuerte pero se lo aguantó.

Buscó entre sus pertenencias algo con qué curarse pero no había nada más que una gasa.

--¿Por qué hiciste eso?  ¿Acaso estás perdiendo la razón? -reclama Dalhila mientras comprime la herida con una toalla.

--Sólo quería enseñarte cómo es que debes cortar los dedos de la chiquilla... uno a uno -miraba las pinzas atentamente y sonreía- para luego hacérselos llegar a Mario para que muera de rabia e impotencia.

Estaba decidido que a quien raptarían sería a la pequeña Val.

--Está bien... pero no tenías que hacerme daño.  Me hubieras explicado y punto.

--¿Crees que tienes las agallas de amputar los dedos de una niña?

--Ja ja ja.... tú viste cómo dejé el cuerpo de Mauri -ahora era ella quien reía triunfal.

--Sé de lo que eres capaz, Lulú.  Pero Mauricio era un adulto... en esta ocasión será una pequeña... ¿tendrás corazón para hacerlo?

La mujer no respondió pero su mente voló al pasado cuando intentó ahogar a su propio hijo en una bañera.  Arrugó la frente y dirigió la mirada en un punto fijo.


--No quiero bañarme ahora, ma... tengo sueño y frío.

--Estás sucio, corazón.  Recuerda que siempre debes estar limpio para que la gente no te rehuya.

--Pero yo me baño todos los días.  A la señorita Mueller no le agradan los malos olores y nos manda a bañar a diario.

--Pero si tú entras a la bañera ahora, serás el niño más limpio del internado.

--Está bien.

--Noooo... mamá... no debo entrar a la bañera con ropa... nooo.. mmmmjj.. aaaggghhahh..

--Cállate niño...

--Ma.... dentro del agua no puedo respirar... noooo... aagghhh.. ggggg.... 

Fin de la regresión.  ;(


Lulú reacciona al sentir que alguien la jalonea del brazo.

--Oye... tarada... qué te pasa?  mira cómo has ensuciado de sangre la alfombra -le reclama Salomón.

--Saldré a la farmacia para comprar material para curarme esto.

--No creo que sea conveniente que salgas.  Hasta ahora la policía no tiene la menor idea de dónde estamos y así debemos seguir.  Mejor dile a la vecina de abajo que lo haga por ti, así como se ha encargado de surtirnos la despensa y todo lo que necesitamos.

Mario y... ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora