setenta

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--¿Y si volvió al convento? -sugiere Erick, quien ya había vuelto de casa de Altamirano sin éxito.

--Sí, lo mismo pensé, pero ni siquiera sé en qué convento estuvo -contesta Mario- y ni siquiera tengo cómo comunicarme con su hermana Laura; maldita sea...

Mario da un puñetazo a la pared hiriéndose la mano.

--Pero ya contraté un detective privado para que investigue todos los conventos del estado y de ser necesario de todo el país.

***

--¿Qué piensas hacer, Valentina? -pregunta la madre superiora después de escuchar la historia de la chica, quien le contó absolutamente todo lo que había vivido desde que abandonó el convento para visitar a su padre y hermana.

--No lo sé, madre. Estoy aturdida. Me han pasado tantas cosas -la chica vestía una falda negra que le llegaba casi a los tobillos, y una blusa banca con cuello alto, manga larga y un moño negro en el cuello.  Su cabello estaba recogido hacia atrás apretado con un listón negro.

--Después de saber que has trabajado casi desnuda ante hombres deseosos de ti, entenderás que aquí no puedes volver.  Puedes estar unos días mientras decides a dónde ir, pero de ninguna manera pienses que puedes quedarte y mucho menos pensar en tomar los votos.  Has ofendido a Dios de una manera irreparable.

--Lo siento mucho, madre -Valentina lloraba amargamente.

--Vete a tu cuarto. No permitiré que hables con ninguna de las internas mientras estés aquí. Yo te llevaré los alimentos y te ayudaré a asearte. No tienes permitido salir de ahí si no es conmigo -ordenó la mujer.

--Será como usted diga, madre. Solamente le pido ayuda para localizar a mi hermana Laura. Entonces me iré con ella.

--Haré lo que pueda. Vamos, te acompaño a tu cuarto. Hay algunas internas en los pasillos y no es bueno que les dirijas tu impura mirada. Será mejor que camines con la cabeza baja.

"Tal vez debí hablar con Mario antes de venir aquí. No...no... La madre superiora dice que mi infertilidad es un castigo y eso es porque me he portado mal. Hice lo correcto en alejarme de él."
Tal vez mi culpa es que mi padre esté muerto y también Irwing.

Valentina se puso a rezar encerrada en ese pequeño cuarto donde sólo había una cama. Su intención al ir al convento era de tomar los votos, pero después de la negativa de la madre superiora, no le quedaba más que esperar refugio en Laura.

Volver con Mario no estaba en sus planes, primero porque ella no podía ofrecerle una vida normal, nunca podría darle un hijo.  Y segundo, por las palabras de la madre superiora, que le hicieron ver lo mal que se había portado y todos los pecados que había cometido.

Pero los planes de Mario no coincidían con los de ella. El detective que contrató ya había localizado al taxista que llevo a Valentina hasta el convento. Por lo tanto ya tenía la dirección.  No estaba muy lejos de ahí.  Pronto subió a su coche y se dirigió allá. Mientras conducía le llamó a Erick para que prepararan todo para la boda.  Se sentía seguro de volver con Valentina.

Mario y... ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora