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--Levántense y vengan conmigo -les ordenó de mala gana Lulú a los chicos.

--Señora Dalhila... espere -le dice Sally.

La mujer volteó y se le quedó mirando fíjamente a los ojos a la jovencita.

--¿Qué quieres? -Lulú no podía ocultar el odio que sentía por la chica.

--Me compró lo que le pedí...

--Están en el baño -respondió después de unos segundos de silencio.

--¿Puedo ir allá?

--Hazlo y no tardes... y más te vale que no intentes escapar -le advierte con una maniática sonrisa.

Sally se dirige al baño.   Ella tenía su período y por eso había sangrado en la cama la noche del secuestro.   La mujer le había comprado tampones en lugar de toallas sanitarias.  También había un par de pantaletas nuevas -las compró por órdenes de Salomón-  la chica aprovechó para asearse rápidamente y luego se dirigió a la habitación principal donde se encontraban los demás.

Danny sentado en el piso recargado en la pared.   Salomón de pie junto a la puerta y con un celular en la mano.  Lulú sentada en una silla cerca de una mesa redonda donde estaba el pastel con trozos de fresa.

Salomón le indicó con la cabeza a la chica que se sentara al lado de Daniel... ella obedeció de inmediato.  

Danny le tomó la mano y apretó de ella, lo cual hizo que Sally negara con la cabeza suplicante de que la soltara.

"El primer chico del que me enamoro y resulta que es mi hermano.  Odio mi vida" -pensaba ella bajando la mirada.

Daniel la observaba:

"Es tan linda... creo que despeinada se ve aún más bonita.    Uufff.. pero ella tiene razón en no querer que la toque si siente lo mismo que yo.   Pero aunque me duela el alma tengo que sacar este sentimiento de mi corazón... ella es mi hermana y así es como la querré... como una hermana.  Sé que puedo controlar estas ganas besarla" -pensaba él sin dejar de mirarla.

Salomón sacó a los chicos de sus pensamientos al comenzar a dar indicaciones.

Era casi mediodía del lunes.

--Ustedes dos -dijo mirando a los chicos- callados... como la vez pasada.   Una sola palabra sin mi consentimiento y la casa de Mario volará en mil pedazos solo con presionar este botón.

Los muchachos asintieron con la cabeza, mirando su padre con temor.

Marcó un número y comenzó la llamada.


Al mismo tiempo en casa de los Murillo.

--Comandante... Salomón está llamando ahora -indica Mario poniéndose de pie.

Valentina y Janet trataban de comer un poco pero el alimento se atoraba en sus gargantas ante la penosa situación que estaban viviendo.

Al oír que Salomón estaba llamando, hicieron de lado la comida y los nervios comenzaron a invadirlas.

--Todos a sus puestos -ordenó Silver.

--¿Contesto ya? -interroga Mario intentando estar tranquilo.

--Sí, hágalo... ahora mismo -indicó el comandante.

Murillo presiona el botón de contestar y pregunta:

--¿Cómo está mi hijo? 

--¿Tu hijo? Que va... ese muchacho no es tu hijo -dice sarcásticamente Salomón.

Mario y... ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora