SESENTA Y OCHO

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--Gracias a todas y todos por este recibimiento, pero Valentina tiene que descansar -afirma Mario.

--¿A descansar yo?....Claro que no.....yo quiero estar un rato con ellas.  Mira lo bonito que han puesto este lugar -se rehúsa ella a irse a descansar.

--Por favor, amor...-le dice Mario mirándola con ojos llenos de ternura y acariciándole los hombros- aún no estás completamente bien. Recuerda que debemos esperar los últimos resultados.

--¡Sólo un momento! -suplica ella, a lo que él no puede negarse.

--Está bien -le contesta Mario cruzando los brazos sobre su pecho- pero será solo un momento y si te noto cansada te llevaré a nuestra habitación.

--¿Nuestra habitación?... creo que estás equivocado, cariño. Esa será tuya o mía pero no "nuestra" -le dice sonriendo y sin dejar de mirarlo a los ojos- si quieres que yo comparta contigo alguna alcoba, será después de casarnos por todas las leyes.

Mario entrecierra los ojos y luego se dirige a sus empleados:

--Escúchenme, por favor... En vista que hay pastel, bebidas... y que todo luce muy bonito... voy a aprovechar la ocasión -toma de la mano a Valentina y la dirige hasta el centro del bar.

--¿Pongo algo de música, bro? -pregunta Erick.

--Sí. Algo muy romántico, por favor -le contesta levantando una mano.

--¡Ay, a mí me va a dar algo! -exclamaba Juan David a las bailarinas- van a bailar....¡qué tiernos!!!

--¡No puedo creer lo cambiado que está el jefe... se nota que está muy enamorado de Vale -agrega Walkiria.

--Se aman uno al otro... no lo pueden ocultar; todas las veces que los visité en el hospital, irradiaban amor por todos lados -comenta Melinda.

Se oye la música de fondo y Mario abraza suavemente a su amada...  

Erick pasa muy cerca de ellos y le da algo a su hermano, luego se dirige hacia donde está Melinda, quien ya oficialmente es su novia.  Nadie dejaba de mirar a los novios que se veían tan contentos.

Mario le da un beso en la mejilla a Valentina y luego se retira de ella un poco sin soltarla de la mano para después arrodillarse ante ella.

Las exclamaciones de los presentes no se hicieron esperar.  Juan David se cubría la boca con la mano, como queriendo callar un grito de sorpresa imaginando lo que iba a pasar.

Mario suelta por un momento a Valentina para ver lo que su hermano le dio minutos antes, lo abre y se lo enseña a ella para decirle:

--Valentina, mi amor... ¿Quieres casarte conmigo?

Un reluciente anillo de diamantes brillaba dentro de una cajita azul sobre la mano de Mario.  Valentina se lleva las manos a la cara y abre grandes los ojos que comenzaban a brillar a causa del llanto que le provocaba la inesperada propuesta.

Se arrodilla junto a Mario y lo abraza diciéndole al oído:

--Sí... sí quiero... quiero casarme contigo.

Entonces él la separa de su cuerpo y le coloca la argolla en el dedo correspondiente. 

Luego la sostiene de la cintura y la levanta para ponerse de pie los dos.  Ella se pone de puntitas para alcanzar los labios de Mario, quien ya la esperaba ansioso para sellar el compromiso con un beso. 

Los aplausos de los empleados los trajeron a la realidad.  

No solamente se festejaba que Valentina había salido del hospital, sino también la propuesta de matrimonio. Esa tarde todo era felicidad.  Faltaban dos semanas para Navidad y Erick propuso otra cosa.

Mario y... ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora