Playa del Carmen, México.
--Señor Murillo, ¿puedo ayudarle en alguna otra cosa? -le dice el camarero a Mario.
--No, gracias. Tan solo quiero que no me molesten. Si necesito algo te lo haré saber -le responde éste.
--¿Hoy no desea, señor, que le llame a Lupita para que lo acompañe? -insistió el hombre.
--Eres muy amable, Rolando, pero hoy no me apetece ver a nadie.
--¿Entonces viene en plan de trabajo?-no dejaba de preguntar el empleado del hotel.
--Algo así -contesta Mario encaminándose hacia una ventana de la habitación del hotel, la cual tenía una vista preciosa al mar- ahora déjame solo.
--Mmmmm... ¡problemas del corazón! Ya decía yo que nadie es inmune al amor. Con su permiso, señor.
El camarero se retira cerrando la puerta de la habitación mientras Mario saca su móvil del bolsillo de su pantalón con la intención de encenderlo pero no lo hace, no quiere que nadie se entere dónde está.
No es la primera vez que hace esto y Salomón lo sabe, así que él se encarga del negocio mientras Mario desaparece... a fin de cuentas fue Salomón quien le metió en la cabeza lo de poner un bar. Entonces no es nada extraño que Mario Murillo ande por ahí sin dar cuentas a nadie de sus actos... pasado un tiempo vuelve y todo sigue su rumbo.
Mario toma una ducha y se va a la cama; en otras ocasiones solo bastaba dos o tres días para volver al bar; pero esta vez no sabía lo que quería.
Era temprano aún pero no tenía ganas de ir a la playa, así que se recostó y en poco tiempo se quedó dormido.
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Mario y... Valentina
RomanceMario es un hombre muy atractivo e inmensamente rico pero sin sentimientos. Para él todo son sus negocios, dinero, dinero y más dinero... Hasta que conoció a la pequeña Valentina y sin saberlo le cambió la vida.