CAPÍTULO UNO

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Danny está emocionado porque en pocos minutos podría ser alumno oficial de la universidad de ciencias químicas. A sus dieciséis años tal vez lo acepten después de una larga junta de la directiva de la Universidad XXXX de San Francisco, California.

--El joven tiene potencial -afirma la Directora- pero en esta universidad jamás hemos aceptado a un alumno de 16 años... la verdad.... no estoy muy segura.

--Por favor, señorita Meyer, vea los resultados de las pruebas... tiene más conocimiento que el mejor alumno de todos los tiempos de la Universidad XXXX -sugiere con cara de súplica la señorita Marceline, una joven profesora de la institución.

--Podemos hacer el intento a escondidas... o decir que ya tiene 18 -sugiere el profesor Merck, un hombre de 45 años que lleva casi toda su vida dando clases y que además es muy querido por los alumnos- y después veremos qué pasa, yo creo que...

La directora lo interrumpió.

--Está bien, está bien -dice con las manos extendidas y mirando los excelentes resultados de las pruebas que le practicaron a Danny 3 meses atrás- confieso que es la primera vez que veo unos exámenes así... es increíble... necesito pensarlo...

--¿Aceptará, señorita Meyer? -pregunta Marceline suplicante.

Meyer dirige la mirada a las 15 personas que integran la mesa directiva... todos sentados al rededor de una gran mesa en la sala de juntas. Se pone de pie... da una orden.

--Profesor Madeira... pida a los padres del joven que pasen.

Mario, Valentina y Danny esperaban impacientes en la recepción principal. La pequeña Valentina, a quien de cariño le decían Val, no pudo acompañarlos porque estaba en exámenes de fin de curso en su escuela.

--Señor y señora Murillo, la directora los espera... acompáñenme, por favor -les dijo el profesor Madeira.

Los tres se encaminaron hacia la dirección dejando a Danny más nervioso e impaciente que nunca. Volvió a tomar asiento para esperar la noticia, buena o mala, que le traerían sus padres. La recepcionista había abandonado su lugar por un momento para ir en busca de un café, así que el muchacho estaba completamente solo.

Apenas habían pasado 5 minutos los cuales se le hicieron eternos al joven, entonces se puso de pie y caminó hacia un gran ventanal. Contemplaba atento el interior de la Universidad cuando de pronto sintió en sus pies que algo lo golpeó y... mojó sus zapatos...Giró rápidamente la cabeza hacia la izquierda y pudo ver la cara de angustia de una joven vestida con un uniforme azul, traía una artículo de limpieza en las manos.

--Perdón, joven... discúlpeme, por favor... no fue mi intención... yo solo estaba limpiando aquí... perdón... perdón... -la chica comenzó a llorar al tiempo que se agachó hasta el piso intentando limpiar los zapatos de Danny.

--Oye... no te preocupes... no pasa nada -le dice el chico tratando de ayudarla a levantarse. Danny se estaba convirtiendo en un joven atractivo... estaba por cumplir los 17 y ya casi medía un metro setenta. La torpe muchacha de limpieza también tenía lo suyo... ojos rasgados color gris que heredó de su abuela paterna... y la piel tan blanca que casi parecía transparente. Además era tan alta como él.

--Le he mojado los zapatos y el pantalón... soy una tonta -ella no dejó de limpiarlo aunque Danny se oponía.

De pronto se oye la voz de un hombre...

--Salomeeeeeé.... pero qué haces -el hombre en dos segundos ya estaba estrujando a la chica de un brazo -nunca se te va a quitar lo torpe... pero eso pasa porque llevas siempre esos aparatos en las orejas...

La chica levantó la cubeta que momentos antes estaba llena de agua sucia y que luego derramó en los pies del Daniel.

Danny se quedó mirando la escena sin poder decir nada... sintió ganas de pegarle a ese señor por lo mal que trataba a la muchacha...

Los regaños continuaban...

--Lo siento don Martín... prometo no volver a usarlos.

--Vete a limpiar los baños del cuarto piso... parece que una de las alumnas está enferma del estómago... pero muéveteeeeee.... eres tan inútil como tu madre.

Danny agarró aire y dijo:

--Señor, me disculpa usted, pero esa no es manera de tratar a una mujer.

Esas palabras detuvieron los pasos de la chica, quien apenas avanzaba en su camino al cuarto piso... clavó sus ojos en los de Danny y luego bajó la mirada... en sus mejillas aún resbalaban unas cuantas lágrimas.

--Joven, usted no se meta, este es un asunto entre esta buena para nada y yo -el hombre voltea a ver a Salomé para seguir regañándola- ¿pero qué haces ahí parada? anda... vete a hacer lo que te dije.

La chica obedeció, pero Danny le gritó...

--Heyyy... Salomé... -ella voltea de nuevo para mirarlo- no permitas que nadie te trate así, por favor... defiéndete.

Ella no dijo nada... solo avanzó alejándose. Él quiso seguirla pero la voz de Mario se lo impidió.



--Hijo...tu madre y yo tenemos algo que decirte.



Gracias a quienes continúen con la historia de Mario y Valentina. Espero contar con su apoyo y su paciencia. Bendiciones!!!

Mario y... ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora