CAPÍTULO 3

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Val terminó de desayunar y después de lavarse los dientes fue hasta su recámara por sus libros ya que debía irse a la escuela, pero al pasar por la habitación de su hermano, quiso despedirse de él.  Se llevaban muy bien, aunque ella era demasiado cariñosa, cosa que a Danny no le gustaba mucho aunque lo permitía de su hermana porque la quería mucho.

--Ya me voy a la escuela, Danny.. te quierooooo...      hola...  hola...   Danny?.... Dannyyyyyyyyyyy...

--¿Qué quieres, Val? -contesta Daniel desde el lavabo, asomando la cara...

--¿Por qué tienes espuma en los cachetes como papá? -pregunta la niña sorprendida.

--No te importa, vete Val -responde éste.

--Aaaaaaaahh... Dannyyyy... te estás afeitando????? -la niña suelta la mochila y corre escaleras abajo hasta donde está su madre.

El chico sigue con lo que estaba haciendo sin dar importancia a las locuras de su hermana.

Valentina estaba recogiendo los platos donde momentos antes había desayunado su hija y su marido, el cual se había retirado a una reunión con Erick para ajustar los detalles de la inauguración de un nuevo hotel en Watsonville, la cual sería en 15 días.

Mario y Erick se habían vuelto muy unidos últimamente...  Erick conocía todos los negocios de su hermano a detalle y tenía total autoridad para decidir cualquier cosa en cualquiera de los hoteles y empresas.  Por supuesto que eso no le impedía seguir con el Bar, el cual, con la ayuda de Melinda iba viento en popa.

--Mamá... mamaaaaá.... mami... mamii -Val estaba casi sin resuello.

--¿Qué te pasa Valentina? ¿te sucede algo? no me asustes, cariño -le pregunta mientras la toma de los brazos tratando de tranquilizarla.

--Noooooo... no me pasa nada.. Es Danny... es que él está -dice la niña apuntando hacia escaleras arriba.

Valentina no dejó terminar a la niña de hablar... pronto ya estaba encaminada hacia la habitación de su hijo.

Cuando entró no vio nada extraño... solo podía oír que Danny tarareaba una canción, lo cual la sorprendió mucho pues el joven no acostumbraba ese tipo de cosas.

--¿Danny?, hola... 

--Hola, madre... ¿sucede algo?

El joven se pasaba la navaja de afeitar por una mejilla, no llevaba camisa puesta y traía una toalla blanca colgando de su cuello.

--Oh no no no no... deja eso... te vas a cortar... dame eso, Danny, por Dios.

--Mamá, por favor, ya casi tengo 17 años...  Además es algo que me hacía falta -el chico se rehúsa a obedecer a Valentina y sigue afeitándose.

La verdad es que a Danny ya le crecían algunos bellos que aunque no lo hacían verse mal, tampoco lo hacían verse muy muy bien que digamos.  No se había atrevido a afeitarse según porque las navajas podrían ocasionarle una herida y por ahí podrían entrar bacterias.

Mientras Valentina y Val miran al chico terminar de afeitarse, se oye la voz del chofer desde la planta baja:

--Niña Val,  será mejor que baje ahora o cerrarán las puertas de su escuela.

--Solo un momento, Milton...-grita la pequeña mirando atenta a su hermano terminando de quitar el exceso de agua de su cara con la toalla.

Las mujeres se quedaron con la boca abierta; Danny lucía muy bien... demasiado bien.

--Mmmmm... qué mal -dice Val.

--No te ha gustado? -la interroga Valentina- si ha quedado guapísimo.

Mario y... ValentinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora