En casa de los Murillo estaban retirando las computadoras y aparatos que la policía llevó para controlar lo del asunto del secuestro.
Sally y su madre se encontraban en una habitación no muy grande pero sí muy limpia y agradable, lugar donde se asearían y cambiarían de ropa.
--¿Crees que se salve? -pregunta la chica a su Janet, refiriéndose a Salomón.
--Espero que no. Lo que más deseo en la vida es que ese desgraciado se muera -contesta la mujer al tiempo que abría la puerta que conducía a la ducha.
Salomé sintió una gran tristeza en su corazón al pensar que su padre estaba entre la vida y la muerte, y que tal vez no tendría la oportunidad de volver a hablar con él.
"Va, pero qué tonta soy... debería pensar como mamá, lo mejor es no volver a saber nada de ese señor sin importar si muere o sigue con vida... pero no puedo evitar sentir tristeza de pensar que no lo vuelva a ver... él es mi padre a fin de cuentas....pfff... no sé que hacer.... Y luego está Danny, es tan lindo y siento que lo amo -sonríe- que bueno que no somos hermanos -camina hacia la cama mirando la ropa que les había comprado el chico y entrecierra los ojos- ¿y si sí lo somos?
Así, pensativa, se sentó en la cama a esperar que su madre saliera de la regadera.
Cerca de ella, a unas cuantas habitaciones de distancia se encontraba Danny, decidiendo entre el color de la camisa que usaría, pero a la vez sin dejar de pensar en Salomé.
"Sally, Sally... Sally... Salomé" -pensaba con los ojos cerrados- te voy a pedir que te cases conmigo.
Momentos después estaban los tres reunidos en la sala. Daniel no podía dejar de mirar a la hermosa joven que, aún con el cabello húmedo y la cara sin una gota de maquillaje, estaba de pie al lado de su madre. Sally baja la mirada... se sintió nerviosa y notó cómo sus mejillas se sonrojaban.
--Nosotras nos iremos -dice Janet.
--Pero...-interrumpe Sally- ¿a dónde iremos? ¿crees que nos dejen volver a nuestro apartamento, madre
--No lo sé... pero aquí no nos podemos quedar
--No creo que las dejen ir todavía, -interviene Danny- así que les ofrezco vivir en esta casa mientras se arregla ese asunto.
--Eres muy amable, Daniel, pero no podemos aceptar tu ofrecimiento -dice Janet.
--¡Pero, mamá! ¿A dónde iremos?
--A un hotel.
--¿Un hotel? pero... no tenemos dinero para costear un hotel -reniega la chica al oído de su madre.
--¡Cállate! -le responde Janet casi en un susurro y tratando de despistar al chico.
Salomé baja la mirada, en el fondo quería quedarse en esa casa para estar cerca de Danny pero sabía que su mamá no lo permitiría.
--Bueno, pueden quedarse en uno de los hoteles de papá.
--Sí, eso sería genial, ¿verdad, mamá?
--No lo creo -en verdad Janet estaba negada a recibir ayuda, parecía muy orgullosa pero la verdad era que le daba pena aceptar el ofrecimiento.
--Pues no se diga más... tan solo déjenme hablar con mi tío Erick para ver en cual se pueden quedar.
Daniel estaba muy emocionado y Salomé también. Las miradas que se dirigían furtivamente los delataba.
El chico se apartó de la mujeres para ir en busca de su celular, el cual había dejado en su habitación.
ESTÁS LEYENDO
Mario y... Valentina
RomanceMario es un hombre muy atractivo e inmensamente rico pero sin sentimientos. Para él todo son sus negocios, dinero, dinero y más dinero... Hasta que conoció a la pequeña Valentina y sin saberlo le cambió la vida.