A toda costa Lulú quería recuperar lo que por derecho de sangre le pertenecía, la herencia de su abuela, así que siguió todo el resto del día tramando junto con Salomón, su plan para secuestrar al hijo mayor de Mario Murillo.
Mientras tanto en la Universidad XXXX ya casi daban las 2 de la tarde... Danny y Salomé no habían tenido tiempo de comer nada pues don Martin ordenó a la mitad de los empleados de limpieza podar todas las plantas y dejar impecables las áreas verdes. No los dejó descansar hasta que terminaran pues en un par de semanas se llevaría a cabo la graduación de los alumnos del último grado.
Después habría un receso de un mes pero los empleados de limpieza no tenían descanso, ellos tenían que seguir trabajando aún en ese tiempo.
--Pueden tomar su descanso para que coman algo -ordenó don Martin, apiadándose de ellos... Sabrá Dios donde estaría el diablo escondido.
--Ya era hora -murmuró entre dientes Danny, luego fue hasta donde estaba Salomé que continuaba metiendo hojas de los árboles en una bolsa negra.
La chica usaba los audífonos que Fer le sustituyó por los que le tiró al sanitario días atrás y no había escuchado la orden del su jefe.
--Oyeeee... me asustaste -dice ella quitándose el aparato de la cabeza.
--Es que nunca oyes nada, Sally... anda, vamos a comer -le dice Danny.
--No, gracias... ya me he comido una manzana -ella sigue trabajando.
--¿Una manzana? Eso no es suficiente... Debes comer algo más -insiste el chico- vamos a lavarnos las manos y luego a la cafetería.
--No tengo hambre, gracias.
--Mira, Sally... no te estoy pidiendo que vengas conmigo... te lo ordeno...
--Ja ja ja ja... y tú quién eres para ordenarme nada.... -contesta ella cruzando los brazos sobre su pecho.
Danny la toma de la cintura -vamos, sí... por favor... por favor......-pone ojos del gato de Shreck.
Ella no puede evitar una sonrisa y acepta pero no hace nada por quitar la mano de Danny de su cuerpo.
--Está bien, vamos... pero te advierto que no tengo mucha hambre.
--Lo que sea que comas más que esa manzana será mejor.
Se dirigen a lavarse las manos y la cara... luego van a la cafetería.
Cuando estaban a punto de entrar, ella dice:
--Oh no... olvidé mi cartera. Si quieres ve tu solo.
--No te preocupes... yo invito.
--No me gusta que nadie pague mis cuentas -dice ella tajante.
--Bueno... entonces... pues... vamos por tu cartera... te acompaño.
--Lo que pasa es que... yo... yo olvidé mi cartera en casa. sí.. eso es... en casa.
Danny, aparte de inteligente, era muy intuitivo y de dio cuenta que Salomé no tenía dinero.
--Entiendo.. eso suele pasar. Si quieres te presto y el lunes me lo pagas.
Salomé se sentía acorralada y la verdad era que tenía mucha hambre. La noche anterior no había cenado. La manzana que llevó al trabajo se la había dado su madre y era de lo poco que les quedaba. Tenía pensado pedir a don Martin un adelanto de su sueldo pero era tan orgullosa que aún no lo había hecho.
--Está bien... solo me prestas lo que cueste un sandwich de jamón con queso, ok.
--Me parece bien... pero qué te parece si me esperas bajo aquel árbol y yo traigo la comida.
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Mario y... Valentina
RomanceMario es un hombre muy atractivo e inmensamente rico pero sin sentimientos. Para él todo son sus negocios, dinero, dinero y más dinero... Hasta que conoció a la pequeña Valentina y sin saberlo le cambió la vida.