A las 3:30 de la madrugada Mario estaba llegando al bar donde los clientes empezaban a retirarse, las chicas ayudaban a limpiar las mesas. Nadie se iba a dormir hasta que estuviera limpio el lugar... listo para el día siguiente.
Tenía pensado pasar de largo hasta su apartamento pero una voz femenina lo detiene:
--Señor Murillo, ¿puedo hablar con usted?
Mario, desganado, se da la vuelta y mira a la chica.
--¿Qué pasa, Lulú?
--Señor, quiero hablar con usted sobre mi empleo. Emmm... lo que pasa es que... yo... estoy embarazada. Me ha dicho Salomón que usted está al tanto.
--Sí, me lo dijo -responde el hombre con voz poco audible- ¿y qué quieres que yo haga?
--Señor, lo que pasa es que fui al médico y me dijo que mi embarazo es de alto riesgo. No debo levantar cosas pesadas, ni siquiera subir escaleras y de cualquier manera sé que usted no acepta empleadas embarazadas. Entonces quiero decirle que ya no puedo trabajar aquí.
Mario se le queda mirando en silencio. Ninguno de los dos dice nada. Se hace un silencio total entre ellos. Algunas chicas que estaban cerca se quedan esperando lo peor. Están seguras que echará a la joven a la calle. El jefe es así. Pero oh, sorpresa!!!
--Está bien, Lulú, ya no trabajarás más.
--Gracias por todo, Señor -ella le da la mano en señal de despedida.
--Espera, mujer, no te estoy echando de aquí. Sólo dije que ya no trabajarás más. Puedes seguir quedándote en tu habitación. Sé que no tienes a donde ir, así que no te preocupes y en cuanto al sueldo... te seguiré pagando lo mismo para que puedas atenderte... y a tu bebé también.
--¿D... d... de verdad, Señor? -Lulú no podía creer lo que su jefe decía; lo miraba atónita.
--Sí, de verdad -Mario se da la vuelta para retirarse pero inesperadamente gira la cabeza y le pregunta:
--¿Cuántos meses tienes de embarazo?
--5
--¿Cinco? -él la mira al estómago- ¿Y dónde guardas ese niño?
--Niña.
Mario no puede evitar una leve sonrisa. Niña
--¿Cómo se llamará?
--Aún no lo se, señor.
--Ojalá que los otros cinco meses que faltan transcurran rápido.
--Cuatro.
--Mande.
--Faltan cuatro meses, señor. Son nueve meses los de un embarazo.
--Tienes razón. No sé en qué estoy pensando. Así que nacerá en diciembre.
--Sí, señor.
--Bueno, vete a dormir y descansa. Ordenaré que te lleven las comidas a la cama.
--Eso no es necesario, señor.
--Se hará como yo diga -y dirigiéndose a Walkiria, quien estaba oyendo todo, le dijo:- tú te encargarás de que Lulú esté bien alimentada y cuidarás que no haga quehaceres.
--Sí, jefe -le responde la bailarina.
Dicho esto, Mario se retiró.
Las chicas estaban felices. Todas sabían del embarazo de Lulú y estaban conscientes que tarde o temprano Mario la echaría a la calle pero se sorprendieron tanto al ver la reacción del jefe.
--Creo que está enfermo, dice Walkiria -riendo entre dientes.
--Pues no sé pero estoy tan feliz. Gracias a Dios que el señor está de buenas.
--Sí, está de buenas -responde Walkiria.
--Aunque noté un poco de tristeza en su mirada, tal vez tenga problemas -dice Lulú.
Conversaron un poco más y luego se fueron a dormir.
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Mario y... Valentina
RomanceMario es un hombre muy atractivo e inmensamente rico pero sin sentimientos. Para él todo son sus negocios, dinero, dinero y más dinero... Hasta que conoció a la pequeña Valentina y sin saberlo le cambió la vida.