Salomón transitaba en su coche por las calles cercanas a la casa de Altamirano, pensaba llegar y dejar libres a las chicas para luego irse del país. En la cajuela llevaba una maleta con la ropa indispensable para viajar. No tenía idea a dónde iría, tan solo tenía pensado llegar al aeropuerto y ver los vuelos disponibles; lo dejaría todo al destino.
Pero ese lunes al mediodía, el destino no estaba a su favor. Se bajó del coche y entró a la casa... fue directamente al despacho de Julio. Abrió la puerta...no estaban sus presas...
"Pero a dónde demonios se fueron estas zorras" –pensó.
Buscó por toda la casa sin éxito. No las encontró.
"Tengo qué irme rápidamente antes de que estas pendejas vayan con la policía o le cuenten a alguien lo que pasó" –pensaba mientras sacaba su teléfono móvil... quería poner sobre aviso a Lulú y a Hugler, pero.... Oh sorpresa que se llevó al cruzar la puerta de de salida.
--¿Salomón Preys? –le pregunta un policía sosteniendo un arma en la mano apuntándole.
--¿Eeeeh... qué quieren? –contesta con una pregunta Salomón, a la defensiva.
--¿Es usted? –insiste el policía.
--Sí, soy yo, pero me puede explicar qué es lo que está pasando.
Había cerca de 10 elementos de la policía armados rodeando la casa.
--Está detenido por el secuestro de la Señora Valentina Murillo y la Srita. Melinda Gutiérrez- le anuncian mientras entre otro policía le pone las esposas.
--Yo no conozco a esas mujeres. No sé de qué me está hablando –forcejea Salomón quien no alcanzó a marcar el número de Lulú... el celular se le cayó al piso.
--Será mejor que guarde silencio, todo lo que diga será utilizado en su contra... (etc,etc.) -le lee sus derechos el policía y lo conducen hasta una patrulla para luego llevarlo a la misma comisaría donde estaba detenido Mario.
El encargado de la comisaría, al enterarse que Salomón estaba detenido, dejó ir a las chicas acusadoras ya que no corrían peligro. Les indicó que recibirían un aviso en un par de días para los careos con el acusado.
Erick no las abandonó en ningún momento. Llegaron los tres al bar ante la incertidumbre que vivían las otras bailarinas al no saber nada de ellos.
Se notaba el cansancio en la cara de los recién llegados, así que Erick les dijo que se fueran a dar un baño y luego a descansar. Él haría lo mismo pero antes tenía que hacer lo del poder que Mario le entregó.
Siguió al paso de la letra las indicaciones de su hermano y en menos de 15 minutos ya estaba listo el documento; solo le faltaba el sello del bar.
Abrió varios cajones del escritorio, buscando el bendito sello pero no lo encontraba; en eso alguien abre la puerta. Erick giró la cabeza para ver a Lulú que lo bombardeó con preguntas.
--¿Y ustedes tres dónde andaban, eh? –se acerca a él, contoneando la cadera.
--Por ahí –contesta el chico sin dejar de buscar.
--No creo que a Mario le guste que sales de noche con su esposa –decía Lulú, intrigante.
--Es cosa que a ti no te importa.
--¿Por qué tan serio conmigo, cariño? Ya no te acuerdas cómo la pasamos de maravilla la otra vez?
Erick no le contestaba.
--Bueno pero qué es lo que tanto buscas?
--El sello del bar.
--Mmmmm.... Está en ese archivero de allá –le indica la ofrecida de Lulú- para qué lo quieres?
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Mario y... Valentina
RomanceMario es un hombre muy atractivo e inmensamente rico pero sin sentimientos. Para él todo son sus negocios, dinero, dinero y más dinero... Hasta que conoció a la pequeña Valentina y sin saberlo le cambió la vida.