Mientras Danny estaba indeciso de mostrar o no su talento para la defensa propia, en la prisión de alta seguridad, Goliat continuaba dentro del contenedor de deshechos tóxicos.
Maldita sea, algo malo debe estar pasando, ese idiota de Mauricio me dijo que no serían más de 10 minutos los que estaría dentro de esta cosa y creo que va más de eso. Calma, calma, respiro despacio...todo saldrá bien...
--Pero qué dices???... Qué es lo que anda mal? -pregunta Mauri a su compañero de enfermería.
--Se te quedó esta bolsa de jeringas sobre la camilla y recuerda que a la doctora Gabriela no le gusta que se quede nada de material contaminado en el área, será mejor que abras eso para meter la bolsa.
Mauricio era bueno con las mentiras y rápidamente inventó una.
--No seas tonto, esas jeringas son con las que sacamos el suero fisiológico de sus bolsas, las puedes tirar en el cilindro rojo de plástico.
Mauri continúa su camino empujando el contenedor que llevaba dentro a Goliat pero el guardia de los lentes de botella le dice:
--Hey, hey, hey... espera, no vas a dejar esas cosas aquí -se dirige al otro enfermero y le ordena que le de la bolsa de jeringas a Mauricio. Pero ni pienses en abrir ese cilindro...es mejor que te las lleves en la mano.
Mauricio se sintió aliviado de salir del embrollo. Tomó la dichosa bolsa que en realidad sí contenía jeringas altamente contaminadas con hepatitis y salió de la prisión.
Apresuró el paso hasta que llegó a su camioneta que estaba adaptada en la parte de atrás para subir los recipientes pesados como el que llevaba ahora. Arrojó la palanca a un lado y subió a la camioneta, arrancó y avanzó dos minutos por la carretera, se detuvo y fingió que se averió el vehículo. Abre el cofre y luego va a la parte trasera de la camioneta para liberar a Goliat.
En el interior del cilindro, el ahora prófugo de la justicia comenzaba a perder la conciencia.
--Vamos, vamos...reacciona, grandulón -intentaba reanimarlo Mauricio dándole palmadas en la cara.
Goliat comienza a respirar agitadamente y abre los ojos desorbitados, se sentía atrapado dentro del enorme frasco.
--¿Lo logramos? -interroga Goliat.
Mauricio sonríe y levanta el dedo pulgar en señal de triunfo.
Tuvieron que usar nuevamente el aceite para que el cuerpo del ex recluso pudiera salir de su encierro, luego se escondió bajo unas mantas que el enfermero tenía preparadas para el caso.
Continuaron el camino alrededor de una hora hasta que llegaron a su destino, un lugar despoblado que Dalhila indicó a Mauricio.
Los dos bajaron de la camioneta. Goliat usaba una camiseta blanca de mangas cortas y un short de likra (esto para facilitar que pudiera introducirse al cilindro de deshechos.
--Jajajajaja... -Mauricio no puede evitar reírse de su "amigo" al verlo con esa ropa y la piel brillante a causa del aceite- te ves verdaderamente ridículo.
--¡Cállate, imbécil! -Goliat no era nada amigable y no soportaba burlas de ningún tipo- mejor dime por qué me has traído aquí. ¿Qué instrucciones hay que seguir?
ESTÁS LEYENDO
Mario y... Valentina
RomanceMario es un hombre muy atractivo e inmensamente rico pero sin sentimientos. Para él todo son sus negocios, dinero, dinero y más dinero... Hasta que conoció a la pequeña Valentina y sin saberlo le cambió la vida.