-El principio del fin-
Todas las personas, absolutamente todas sueñan con ser felices, sin excepción, pueden auto engañarse diciéndose a sí mismo que no necesitan ese tipo de "frivolidades" pero esa es solo una confirmación de que desean ser felices y no pueden conseguirlo, es por eso que se han rendido. Sin embargo, existen otros tipos de personas, esas que lucharan con todas sus fuerzas para logarlo, el tipo de persona que vive el "hoy" con todas sus fuerzas y a su vez anhela desesperadamente un "mañana" colocando todas sus esperanzas en ello.
Yo, soy del tipo de persona que simplemente vive el hoy, no importándome que ocurra "mañana" es por eso que soy débil. Y que me encuentro en esta situación.
—He venido a cobrar el precio por salvar a la niña—abrí mis ojos y retrocedí dando pasos torpes hacia atrás hasta chochar contra el escritorio—Ahora—levanto una mano—Tus deudas conmigo—movió de forma grácil su mano hasta apuntarme con su dedo índice— Estarán saldadas.
Mi pecho se oprimió y caí de rodillas al suelo, con mi mano derecha apreté fuertemente la tela que cubría mi corazón mientras sentía como este se oprimía.
— ¿Qué?... —quite mi mano del pecho y lleve ambas a mis oídos apretando los ojos con fuerza, un horrible zumbido superaba el dolor que provocaba esa opresión en mi corazón.
Eres débil.
¿Quién?
Y es por eso que ya no tendrás de que preocuparte.
¿Quién es?
Yo estoy aquí Mía, ya estoy aquí para guiarte.
Levante la vista, todo está en la absoluta oscuridad, el zumbido desapareció y la opresión de mi pecho también, delante de mi puedo ver el final de la falda ancha de un vestido, levante la vista poco a poco, subiendo por la falda, hasta llegar al corsé, encontrarme con su cuello y finalmente su rostro... esos ojos azules, y el resplandeciente rubio de su cabello... Irina...
— ¿Qué? ¿Qué haces aquí?
—Mía, estoy aquí porque soy parte de ti—se arrodillo a mi lado, inclino su cabeza observándome y luego sonrió con dulzura—Tranquila, desde ahora no estarás sola. Porque, me tienes a mí.
— ¿Por qué viniste?
—Te sientes confundida—abrí mi boca para negarlo pero su sonrisa me indico que no deseaba respuesta, porque ya la conocía—No es necesario que digas nada, sé que es así... porque yo soy tú y tu eres yo.
—Ya no quiero sentirme de esta manera... es horrible.
—No tienes porque sentirte insegura, deja todo en mis manos. Yo sé que es lo que debemos hacer.
*******.
Parpadee.
—Por favor, repítelo una vez más Kilian—dije con voz temblorosa, ambos nos encontramos en el despacho de Dracula.
Mire en todas direcciones, hace solo unos momentos, de la nada, la bruja Mile apareció detrás de Kilian... ¿Dónde está?
—Mile, se despidió de mi Mía, y dijo que no volvería, me agradeció por todo hasta ahora, sus palabras exactas fueron "Gracias, por ayudarme a construir este nuevo mundo, te estoy agradecido con toda mi alma, si es que esa expresión vale de algo tratándose de mí, pero ahora ella no me necesita, creo que será mejor si vivo mirándola de lejos... eso es todo lo que quiero, que ella viva, con su hermosa sonrisa, siempre y cuando eso suceda, yo, seré feliz". Creí que debería decírtelo.
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Dracula quiere una novia
VampirHasta qué punto la una es la otra ¿Quién es más egoísta? ¿Si quiera hay un culpable en todo esto? -"Te ofrezco el mundo, pero quedate a mi lado, Irina" -"Mi vida se extendió tanto sólo para conocerte. Es lo que pienso, Mía." -"¿Por qué necesitar...