Yoü And I

Capítulo 21

~Narrado por Hazel~

Ya había llegado al punto al que precisamente temí tanto: no podía pasar ni 10 minutos sin pensar en Brian. Él es todo lo que cualquier chica querría, y por eso creo que me enamoré él tan rápido.

Yo sabía que era muy difícil hacer que se fijara en mí... pero ahora que lo intentaba, creo que es más apropiado cambiar "difícil" por "prácticamente imposible".

Acababa de darme cuenta de que, si realmente quería llegar a algo con él, mi patética táctica de acercarme a él y ver qué pasaba no iba a ser muy efectiva. Al menos no sin un plan previo. Plan que, por supuesto, no podía idear sola, ya que no conocía a Bri lo suficiente para saber de qué hablar o algo así.

Por eso, necesitaba contárselo a alguien... Y bueno, es obvio quién es la persona indicada para ello...

-¡Haz!-exclamó Freddie, al abrirme la puerta de su casa-¿Cómo estás, hermosa?

-Bien, ¿y tú?

-Excelente. ¡Pero pasa, adelante!

Entré a la casa y me dirigí a la sala.

-Siéntate, querida-dijo Fred, quitando a un gato del sofá-¿A qué debo el honor de tu visita?

-Quería hablar contigo-respondí, sentándome-Y que me dieras un consejo...

-Viniste al lugar indicado, me encanta dar consejos, y no es por nada, pero soy el mejor en ello

Uno de los gatos de Fred saltó a mis piernas y se puso a ronronear. Lo acaricié distraídamente.

-Le agradas-observó Fred-Y es una suerte. La primera vez que John vino, lo atacaron con sus garras

-¿Y tú qué hiciste?

-¿Hacer qué o cómo qué?

Solté una risita. Fred se acomodó el cabello y se quitó una pelusa de la chaqueta antes de decir:

-¿De qué querías hablar, querida?

-Bueno... ¿Alguna vez te pasó que te gustaba alguien que...?

-¡Oh por dios! ¿Te gusta alguien?

-... no te hace caso y...

-¡Tienes que decirme quién es!

-¡Freddie! Déjame terminar

-Lo siento... ¿Decías?

-Me gusta un chico pero él no se fija en mí

-¡Oh, cariño! ¡Ay que ser ciego para no fijarse en ti!

-Realmente dudo que eso sea cierto

-¡Te lo juro! Pero dime, ¿Quién es el afortunado?

Fred me miró fijamente. Creo que hasta sus gatos lo hicieron. Sentí cómo me sonrojaba.

-Me da un poco de pena decirte...-admití, acomodándome un mechón detrás de la oreja

-Cariño, si no me lo dices, ¿cómo esperas que te ayude?

-Bien, es cierto... Bueno, estoy hablando de... La verdad me gusta mucho Brian

-¡No! ¡¿Brian?! ¡¿En serio?! ¡Por dios!

-¿Te sorprende?

-Nah. La verdad eres demasiado obvia, linda

Me sonrojé aún más, y bajé la vista al tiempo que decía: