Capítulo 25 (Parte I)

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~Narrado por Brian~
Ya había pasado casi un mes desde el episodio del parque, la última vez que había visto a aquella tipa. En lo que a mí respectaba, ya no me importaba. Es decir, no le tomaba nada de importancia a "ella", no había vuelto a saber de su vida, y no quería saber, de hecho. Quizás si un día me la encontraba, lo único que pensaría sería en lanzarle una piedra o algo así... Bueno, quizás eso no, pero para mí, el único recuerdo que tenía de ella eran las cicatrices de mis muñecas y la de mi pómulo.
En cuanto a mi salud mental, todo dentro de mi cabeza y con mis emociones había mejorado bastante gracias a Hazel. Creo que la propuesta que le hice aquella vez en la cafetería había sido la mejor decisión que había tomado desde que todo esto pasó. Me había vuelto menos huraño, ya me gustaba salir más seguido, y ya no necesitaba pasar noches en vela en el taller para mantener mi mente ocupada, aunque de todos modos no me era tan fácil conciliar el sueño. Y hablando del trabajo, había decidido terminar la guitarra que inicialmente era para "ella". Ya había invertido mucho en ella para dejarla así, y si la vendía, podrían pagarme muy bien.
Quisiera poder decir que mi salud física había progresado igual, pero no. No había vuelto a comer bien, me saltaba muchas comidas porque simplemente no tenía ganas. Desde lo de la anemia, comer me daba náuseas luego de un rato, por eso la cantidad de comida que ingería era mínima. Me encontraba en los huesos y me agotaba fácilmente. Estaba muy pálido, lo cual es bastante decir puesto que de por sí antes mi piel era bastante clara. Por causa de casi no dormir, tenía unas ojeras de un ligero tono púrpura bajo los ojos, y parecían estar ahí para quedarse, y claro, no se me iban a quitar puesto que esto de estar despierto casi toda la noche no era cosa mía, simplemente pasaba. También, casi por simple pereza, había dejado de rasurarme, de modo que una poblada pero corta barba negra cubría mi mentón y mi mejillas, además claro, del bigote. Mi cabello estaba ya un poco más largo que un corte beatle, pero, supongo que por lo mismo de la anemia que sufría por no comer, se me estaba cayendo demasiado, de forma que lucía mucho menos poblado que antes y había perdido grosor y color: era de un tono negro mate, por no decir francamente gris oscuro.
Hazel estaba demasiado preocupada, pero ella sabía que todo lo anterior no era mi culpa. Las náuseas al comer y el insomnio no eran cosas que yo controlaba, así que ella se limitaba a tratar de ayudarme a encontrar la solución a estos problemas.
Estaba sentado en la mesa esa mañana, bebiendo una taza de café muy cargado, pues para variar no había dormido nada, y necesitaba mantenerme despierto.
-No puedes seguir así
-¡Papá!-exclamé-¡Me asustaste!
Papá soltó una risita y me dio varias palmadas en la espalda.
-Tanto café te está haciendo daño, campeón
-Es esto o me quedo dormido en el trabajo
-No estaría mal que durmieras más
-Si tan solo pudiera hacerlo de noche, sería fantástico
Papá suspiró, me pasó la mano por el cabello y dijo:
-¿Qué te has estado haciendo en el cabello?
-Nada, ¿Por qué?
-Te está creciendo lacio
Me pasé la mano por la nuca, sintiendo mi pelo.
-No todo-observé
-Eso es más raro-apuntó él-Parece como si hubieras tomado mechones al azar y te los hubieras planchado
Yo ya lo había notado antes. Lo que era el pelo de mi nuca y varias secciones aleatorias de mi cabello eran lacios, contrastando con los rizos del resto.
-No sé qué sucede-respondí al fin
-Eso es raro, y también perdió color, y por lo visto se te está cayendo, ¿verdad?-observó papá, sin dejar de pasar su mano por mi nuca
-Algo-respondí
-No es normal. Seguro es porque apenas comes y...
-Vamos pa, no te preocupes tanto, estoy bien. Haz y yo tratamos de averiguar qué pasa conmigo, déjalo en nuestras manos
-Espero no tarden mucho
-Pase por un trago amargo, por eso mi pelo lo resintió, pero ya estoy bien, volverá a la normalidad
-Bueno... Ah, y pareces vagabundo con esa barba
Solté una risita. Papá se sirvió café y se sentó frente a mí.
-Por cierto-dijo-En el bar de mi amigo Steve estaban buscando a alguien que diera el entretenimiento de esta noche
-Ajá... ¿Y?
-Le dije que te encantaría hacerlo por hoy, así que será mejor que ensayes
-¡¿Qué?! ¡¿Cuándo pasó eso?!
-Ayer
-¿Y me lo dices ahora?
-No me cuestiones, vas a tomar esa guitarra que pasamos tanto tiempo haciendo y vas a ir a tocar esta noche
-Pero...
-Sin peros
-¡Papá! Llevo meses sin siquiera tocar la guitarra, ya ni sé cómo se hace
-No exageres
-Pero es que...
-Hoy tienes prohibido entrar al taller, vas a ensayar hasta que te duelan los dedos
-Pero...
-No te entiendo Brian, tú amabas tocar la guitarra y ya ni la volteas a ver
-Sólo no tengo ganas...
-Ya sé, ya sé... te recuerda a esa chica, ¿verdad?
Suspiré y fruncí el ceño. Sí, eso de tocar la guitarra sólo me recordaba a las tardes que pasaba con esa chica en el claro.
-Como sea, tienes menos de 15 horas, deberías ir a ensayar-apuntó mi papá
-Está bien...
-Vamos, seguro te divertirás, y te pagarán bien, no te hace mal
-Sí... supongo que tienes razón
-Por eso soy tú padre

Yoü And IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora