Capítulo 77

155 8 4
                                        

~Narrado por Stefani~
La noche anterior, Brian y yo habíamos hablado mucho de mi padre, de lo que había pasado, y de lo que debíamos hacer a partir de ahora. No había acabado de disculparme con Brian, aunque él decía que no importaba. En sus propias palabras, dijo que “cuando digo que te amo a pesar de todo, eso incluye que tu papá sea un mafioso”. Me había causado gracia, sí, pero no puedo evitar pensar en que el peligro en que lo he estado poniendo se hace más evidente a cada día que pasa, simplemente el día anterior, que Bri había sido amenazado otra vez, y frente a mí.
Como sea… todavía no teníamos un plan, pero iba a intentar hacer lo más simple. Casi eran las 5 de la tarde, la hora a la que mi padre me había citado, y yo voy conduciendo hacia su oficina. Brian había insistido muchísimo en acompañarme, pero preferí que no lo hiciera… Es decir… no quiero que le hagan más daño. Sé que se quedó muy intranquilo, pero siento que es algo que debo hacer yo sola.
Bien, pues dejé el auto en el estacionamiento del edificio del sello, y mientras subía por el ascensor, trataba de calmarme. Estaba nerviosa, un poco, pero lo que en verdad sentía era el enojo que comenzó ayer, cuando Bri me confesó la verdad. Papá debe entender que no puede controlar a todo el mundo, maldita sea…
-Vine a ver a mi padre-le dije a su secretaría, al llegar al lugar
-Puedes pasar, querida-me respondió-Él te está esperando
Asentí y pasé a través de la puerta. La oficina de mi padre está muy lujosamente arreglada, y es muy amplia, unas seis veces más grande que la habitación que Bri y yo compartíamos.
Papá estaba detrás de su escritorio. Parecía que había estado leyendo algunos papeles importantes, pero ahora me miraba fijamente.
-Siéntate-me ordenó, señalando con la cabeza una de las sillas frente al escritorio
Obedecí de inmediato, sin decir nada. Me sentía como una de esas veces cuando sabía que me esperaba una reprimenda por haber hecho algo malo, es decir, estaba un poco angustiada.
-¿Te has sentido bien últimamente?-preguntó de pronto mi padre
-¿Por qué te importa ahora?-inquirí, con voz suave, casi temerosa, aunque deseé habérselo gritado o algo similar
-Después de todo, soy tu padre
-He estado bien
-¿Segura?
Miré a los lados, sólo para ganar tiempo, pero al final gruñí:
-¿Qué hago aquí?
-No se te escapa nada, ¿cierto?-apuntó papá, con una risita-Sí quería saber cómo estabas, pero es cierto que te mandé llamar porque debes firmar unos papeles
-¿De la herencia de mi abuelo?
-Sí, exacto-confirmó papá, buscando los documentos un su cajón
-Quédate con ese dinero, no me importa
-Stefani, esta empresa mueve mucho dinero, sea cuanto sea lo que te dejó tu abuelo, no lo necesito. En cambio, tú y tu...-se fijó en mi anillo-Prometido. Ustedes sí lo necesitan.
-No tanto como crees
-Claro, claro. No pretendo ofender al carpintero, pero mi deber es entregarte ese dinero. Lo que quieras hacer con él después, no me interesa.
-Bien
Papá me acercó el documento, sin levantarlo de la mesa. Lo leí, pero simplemente decía que podía cobrar la herencia después de que nacieran los bebés. Tomé la pluma y firmé, para luego devolvérselo a papá.
-Era todo-confirmó papá, tomando el documento y la pluma-Ya puedes irte
-¿En serio?-inquirí
-¿Esperabas algo más?
No respondí de inmediato. Creo que estoy algo paranoica, creí que esto iba a ser mucho más… intenso, por decirlo así. Me refiero a que esperaba una pelea, una discusión, algo…
-Papá… ¿puedo pedirte algo?-pregunté, y de nuevo mi voz sonó temerosa
-Supongo que sí
-Deja en paz a Bri y a nuestros hijos
-No sé de qué hablas
-Brian ya me lo contó todo
Mi padre me miró fijamente unos segundos, suspiró y comentó:
-Vaya, justo lo que le pedí específicamente que no hiciera
-¿Qué pasaba si lo hacía?
-¿Quieres saberlo, querida?
-Papá, por favor… ¿cuál es tu problema?
-Mi problema es el carpintero, no es la primera vez que te lo digo
-¿Pero por qué? Él es bueno conmigo, nada me ha faltado desde que estoy con él
-¿Ah, no? ¿Nunca?
No respondí. Bueno, era cierto que habíamos pasado malas rachas, pero eso no era nada…
-Él me hace feliz-aseguré-¿No debería ser suficiente?
-No puedo dejar a mis nietos vivir en… esas condiciones
-¡Pero a ellos no les faltará nada! Menos ahora con el dinero del abuelo
-¡Qué curioso! Acabas de dar a entender que no lo querías
-¡Por favor, papá! Déjame hacer mi vida con mi familia, no puedes estar vigilándome para siempre
-Claro que puedo, y creo que tendré que seguirlo haciendo
-Papá…
-¡Estoy tratando de protegerte! ¿Qué no es suficientemente malo que vayas a tener dos hijos a los 19 años? ¿En qué estabas pensando?
-Yo sé que no pensé en las consecuencias, pero ya paso, y quiero seguir adelante
-¡Bien! ¿Quieres que no le haga daño al carpintero? Entonces déjalo
-¿Qué?
-Déjalo. No me importa si vienes a la casa, vas a vivir con tu madre, con tu hermano o si quieres un departamento para ti sola, pero aléjate de ese muchacho
-No voy a ningún lado si no es con él
-¿Por qué sigues aferrada a ese tipo?
-Lo amo, y él me ama, y es todo lo que importa
-Date cuenta, Stefani, que de amor no vas a mantener a una familia
-Sé que no, pero esto no se va a quedar así. Está ganando muy bien, yo misma trabajaré, eso no importa. Nuestro único problema real es que tú quieres destruirnos
-Sólo quiero lo mejor para ti
-¡Pues separar a nuestros hijos de nosotros no es lo mejor para nadie!
Estaba llorando de la desesperación. Papá no respondió nada, así que continué:
-Sólo dejamos en paz. Por favor, si en serio quieres lo mejor para mí, deja a Brian en paz, ya no le hagas daño; y deja que nosotros nos encarguemos de nuestros hijos.
Sé que papá no cede tan fácil. Junto los dedos y me miró, como si esperara que dijera algo más, pero yo ya no sabía qué más decir, sólo podía seguir rogando.
-Dime algo-dijo papá, sin dejar de mirarme-¿De verdad quieres que ordene que dejen de seguir a tu noviecito?
-¡Sí! No quiero que tengas nada que ver con él-sentencié
-¿Segura? ¿Nunca has querido saber lo que hace, o a dónde va?
-Él me lo dice siempre
-¿Siempre? ¿Nunca ha habido una ocasión en la que no tuvieras idea de lo que estaba haciendo?
Sentí un sudor frío al percatarme de lo que papá hablaba. La noche en la que Bri desapareció hasta el día siguiente. No es para menos mi nerviosismo, sé que si papá lo menciona, es porque tiene una historia buena que contarme.
-No-mentí, pero sé que mi voz dudó de forma muy evidente
-Bien-comentó, mientras revolvía los papeles de un cajón. Sacó un sobre y lo puso frente a mí-Entonces no querrás ver esto
-Tienes razón: No quiero verlo
-Oye, si tanto confías en el carpintero, no tienes que temer
Suspire, y dudé por unos segundos, pero al final, acerqué una mano temblorosa al sobre y lo abrí. Papá se dejó caer en el respaldo de su silla, observando mis movimientos.
Saqué unas cuantas fotos. Estaban oscuras, pero no necesitaba ni quería una mejor calidad para ver de qué se trataba. Brian, medio desnudo, enfrascado en un beso con la estúpida de Madison Montgomery. Vi las demás fotos, y todas eran algo parecido, tomadas a través de una ventana.
-Se nota que todo está bajo control-comentó papá
Una lágrima solitaria cayó sobre una de las fotos. No… Brian dijo que no había pasado nada, esto era un truco.
-No-sentencié
-¿No qué?
-Esto. No es cierto. Lo estás inventando.
-Stefani, son fotografías.
-Tú… tú pudiste modificarlas, eso se puede hacer
-Si lo hubiera hecho, ¿no crees que les habría puesto una mejor calidad? Fueron tomadas a las 6 de la mañana, aún está oscuro a esa hora, por eso se ven así. Según esto, la casa dónde fueron tomadas está… cerca del Hyde Park
¿Cómo podría saber eso papá? Tenía que ser cierto… ¡No! Es papá, sabe que Bri trabaja ahí, se lo está inventando…
-Puedes no creerlo-murmuró papá-Yo te doy las pruebas de que tu noviecito se la pasó divirtiéndose esa noche, allá tú si sigues con él
-Es que… él no haría eso, lo sé
-Después de todo, pasó horas bebiendo, los impulsos le ganaron.
-No. Me niego a creerlo
-¿Por qué no lo mencionas? Tú lo conoces, sabes que se pondrá muy nervioso de resultar cierto esto
-No. Yo confío en él
-Pues como quieras, pero si decides investigar, no digas que no te lo advertí. Y si vas a dejarlo, ten por seguro que te recibo con los brazos abiertos.
Me puse de pie y me dirigí a la puerta. No quería que él notara lo mucho que me afectaron las fotos.
-¡Déjalo en paz!-exigí, sin volverme
-Voy a pensarlo-respondió
Abrí la puerta y salí. Cuando iba a cerrarla, me asome al interior e informé:
-El niño se va a llamar Piero
Papá me devolvió la mirada, un poco sorprendido. Cerré la puerta, en la que se leía: “CEO. Joseph Piero Germanotta”.

Yoü And IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora