~Narrado por Brian~
Se sentía como si nunca fuera a poder ser feliz en la maldita vida. Una gran presión se extendía por todo mi pecho, y me estaba dificultando mucho respirar. De hecho, dejar de respirar no sería tan malo. Hasta la muerte es preferible que esta sensación que tengo ahora.
Stefani estaba jugándosela ahí adentro desde hace horas. En cuanto salí del quirófano, me había ido a un pasillo vacío para poder estar solo. El aspecto del lugar parecía estar de acuerdo con mi estado de ánimo, la única luz era la de un débil foco de luz blanca que apenas iluminaba lo suficiente para ver a un par de metros delante de mí.
Hacía rato, la doctora había salido a dar noticias, y fue la única vez que me moví de este lugar. Hazel, Jo y la Sra. Germanotta no trataron de decirme nada, y realmente se los agradezco, porque no quería hablar con nadie. Me limité a escuchar lo que la doctora debía decir. Stefani había... Ah, no recuerdo el término que utilizó la doctora. Bueno, el caso era que el parto había sido demasiado para ella. Al momento del alumbramiento, había perdido mucha sangre, y esto casi ocasionó que la perdiéramos... Según esto, no habían conseguido reanimarla todavía, pero hacían todo lo que podían. También lamentó decir que no había muchas esperanzas...
No tienen idea de cómo se sintió escuchar eso. Peor aún, saber que yo lo provoqué, y tener que cargar la culpa del dolor que le estaba causando a las personas ahí presentes. En cuanto la doctora dijo que necesitaban sangre para Stef, no dudé ni un segundo. Me habían sacado toda la sangre que pude donar. Creo que hasta me obligaron a detenerme, porque yo estaba dispuesto a dar aún más. Dijeron que podía ser peligroso para mí, puesto que también había perdido mucha sangre por la paliza que me dio Jo. ¿Creen que eso me importaba? Si pudiera quitarme la vida para dársela a ella, lo haría.
Luego, volví al sitio donde estoy ahora. Me sentía débil, física y mentalmente, pero me era imposible descansar. No iba a dormir siquiera hasta saber que Stefani estaba bien. Tenía que estar bien. No puedo ver una vida sin ella. No sé que va a pasar si resulta que ella... No, ni siquiera puedo pensarlo.
Los chicos estaban aquí. Más bien, con la familia de Stef. Habían tratado de venir a consolarme, pero ni los dejé hablar. En cuanto los vi, a Fred, John y Roger, les pedí que me dejaran solo. Apenas se miraron entre ellos y se fueron. Les agradezco mucho que trataran, pero les agradezco mucho más que no insistieran. No quiero ver a nadie, ni hablar con nadie.
Me había fumado una cajetilla entera en ese rato. Da igual que sea un hospital, nadie pasa por este pasillo oscuro, así que nadie se enteró. Quisiera seguir fumando, pero ni eso iba a hacer levantarme de mi sitio. No iba a estar tranquilo hasta que recibiera buenas noticias. Y si pasaba lo contrario, me considero hombre muerto.
Escuché pasos a mi espalda, pero no me volví. Quizás era algún empleado del hospital, o qué se yo. Mientras nadie tratara de moverme de aquí, no me importa.
Pero no, demonios. Sea quien sea, esa persona se sentó junto a mí. Me volví para pedir que me dejara solo, pero no pude.
En cuanto vi a Madison ahí conmigo, no pude evitar romper a llorar otra vez. Ella me abrazó, y la escuché comenzar a llorar también. De verdad, siento que con ella no puedo ocultar lo que siento, tiene algo que hace que me abra completamente, así que era inútil fingir que no esta pasando algo que me duele tanto.
Cuando me soltó, me dio varios besos en la frente y dijo:
-Está bien, Bri...
-No, no está bien-respondí-Nada está bien... ¿Han dicho algo nuevo?
Abrió la boca para responder, pero al final optó por quedarse callada.
-Dime-pedí
-Creo... Bueno, aún no han podido reanimarla
Me tapé la cara con las manos. Todo es mi culpa. Todo esto... ¿cómo pude hacerle esto a Stef?
-Sólo tienes que ser paciente, Bri-afirmó Madison-Va a salir de esto
-Es mi culpa
-No es tu culpa. A veces... Las cosas se complican, no podías hacer nada.
Tomó mis manos para obligarme a mirarla. Estaba muy pálida también, y sus ojos se desbordaban en lágrimas.
-No seas pesimista. Todo esto pasará, ¿entiendes?
Noté que Madison tenía una gasa con una pequeña mancha roja en el antebrazo. Miré atentamente este sitio y pregunté:
-¿Qué pasó?
-Bueno, me dijeron que Stefani necesitaba sangre, y somos del mismo tipo-contestó, sin darle importancia-Pero...
-Gracias-la interrumpí-Muchas gracias
-No es nada. Los amigos se ayudan, ¿no?
-De verdad te lo agradezco, no sé cómo voy a pagarte...
-Te diré cómo: me voy a quedar aquí contigo, te guste o no. No voy a dejarte solo ahora
Asentí. Madison me abrazó por los hombros. Cerré los ojos y dejé que las lágrimas cayeran por mi rostro. Ella me acarició el cabello.
-Oye... ¿No quieres ir a ver a los bebés?-preguntó, tratando de animarme
Los bebés... Rayos, creo que hasta me olvidé de ellos...
-Son tan pequeños... Siguen en la incubadora, pero ya nos dejaron estar con ellos. La mamá de Stefani ha estado cuidándolos, pero creo que necesitan escuchar a su papá. ¿Quieres que vayamos?
Negué con la cabeza lentamente. No podía verlos. No sin derrumbarse por completo al recordar que los tuve en mis brazos justo antes de perderla a ella...
-¿Seguro?-insistió
-No quiero, por ahora-musité.
-Vamos Bri... Te necesitan. Si vas con ellos, los abrazas, les dices algo... Sabrán quién eres
-Sólo… No quiero verlos, por ahora al menos, ¿Está bien?
-De acuerdo… Pero tendrás que ir en algún momento. Te necesitan ahora que no pueden estar con Stefani
Negué con la cabeza de nuevo, se me escapo un sonoro sollozo, y exploté en angustia:
-¡¿Qué voy a hacer si resulta que Stef está muerta?!
-Cálmate Bri...-me pidió Madison, ahogando un sollozo-Todo va a estar bien, no tienes que...
-¿Qué se supone que voy a hacer ahora?-exclamé-¡Yo sé lo que es crecer sin una mamá! Es horrible, de verdad, no se lo deseo a nadie... ¿Qué voy a hacer yo solo con los niños?
Me tapé la cara con las manos y continúe llorando, desesperado. En ese momento, sentía que mi vida no iba a ser feliz ya nunca más. No podía ser yo quien cuidara de los bebés, no puedo hacerlo solo, simplemente no.
-Te estás precipitando-murmuró, abrazándome
-Tú misma lo dijiste: los doctores creen que no hay esperanza
-No completamente. Hay esperanza Bri, todo puede pasar. Mira, en cualquier momento vas a estar con Stefani. Te lo prometo.
Negué con la cabeza. Miré al piso, y pude ver mis lágrimas caer en mis zapatos un largo rato. Cuando volví a ver a Madison, ella también seguía llorando.
-Lo siento-murmuró, limpiándose las lágrimas-Creo que... Si no puedo animarte, al menos puedo llorar contigo.
Dibujé una débil sonrisa, que duró sólo unos segundos.
-Gracias por tratar-dije
-No... Perdón por tan poco
Ella me abrazó de nuevo y hundió la cara en mi cabello.
-¿Hay algo que pueda hacer por ti?-me preguntó
-Con estar apoyándome basta. Gracias.
-No es nada Bri… Sabes que te quiero mucho.
-También yo a ti
No era por menospreciar a los chicos, pero Madison era diferente. Sé que parece que no ha hecho o dicho demasiado, pero estar con ella me hacía sentir muy bien. No quiero decir que ya no me sienta mal, pero ella hacía que me sintiera tranquilo, no tengo palabras… ella es… La persona que cualquiera quisiera tener a su lado en un momento difícil. Por raro que suene, y a pesar de todo lo que he dicho, me siento feliz, sólo por que está aquí. Pocas personas tienen ese efecto en mí, en especial ahora... Ella podía hacer que dejara de sentirme así de desahuciado, seguro...
-Sabes-murmuré, suspirando, mientras me limpiaba las lágrimas-Quizás... Quizás si tú...-tomé su mano entre las mías. Ella me miró y asintió. Solté un gran suspiro y sentencié-: Sí. Sí puedes hacer algo por mí…

ESTÁS LEYENDO
Yoü And I
RomanceBrian May es un chico humilde y tímido, con grandes aspiraciones para su futuro. Stefani Germanotta es una rebelde nata cuyo sueño es ser cantante. Cuando ambos se conocen, saben que están dispuestos a estar juntos para siempre, pero ¿y si parece qu...