Capítulo 79

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~Narrado por Brian~
No me quedé mucho tiempo en casa de Madison, casi sólo había ido a aclarar las cosas, y vaya, lo hice. Sé que cualquiera pensaría que me la quiero ligar, pero no es así, a diferencia de lo que pasó hace unos meses con Haz, no me sentía confundido ni nada. Madison me agrada mucho, pero no la veo como algo más, no, nunca vería a nadie así más que a Stefani. Igual, creo que Madison tenía razón, y lo mejor es que Stef no sepa nada más del asunto, pero admito que las ganas de confesar la verdad no me las quita nadie. No lo haré, claro, pero quisiera.
En cuanto regresé a mi casa, me di una ducha y lavé la ropa que había usado. Sé que las últimas veces Stef me descubrió por el perfume de Madison, y vamos, no había hecho nada malo, pero creo que mejor me escondo. Sólo no quiero más problemas.
Pasé el resto de la tarde tocando la guitarra, quería componer una canción, pero tenía una especie de bloqueo, así que me contenté con practicar las de siempre. Ya había anochecido cuando escuché un auto estacionarse frente a la casa, y Milo corrió a la puerta, emocionado. Dejé la guitarra a un lado y fui para allá. Llegué a la sala justo en el momento en el que Stef abría la puerta. Venía cargada de bolsas, y al verme, se quedó pasmada.
-Al menos avísame que harás algo así-me regañó a son de broma
-Quería sorprenderte-respondí, ayudándola con las bolsas y dándole un beso
Stef puso ambas manos en mi cabello, sonriendo ampliamente.
-Qué lindo luces, mi amor-aseguró
-Gracias, hermosa... ¿dónde dejo todo esto?
-Creo que sería mejor si dejamos todo aquí en la sala, porque no cabrá en la habitación, y lo que falta...
-¿Falta?
-Sí, debes ver esto
Dejé las bolsas en el sofá y seguí a Stef al jardín. La madre de Stefani bajaba más bolsas de su camioneta.
-¿Vamos a abrir una tienda?-pregunte, mirando a Stef
-Creo que se nos pasó un poco la mano-contestó ella
Sonreí y le di un beso en la frente antes de ir hacia la camioneta, a ayudar a mi suegra.
-Buenas noches, señora-saludé, mientras me acercaba
-Hola, Brian-dijo ella, sonriendo-Te ves muy bien con ese corte
-Gracias... Déjeme echarle una mano
Tome todas las bolsas que pude y... ¡Caray! Aún faltaban varias, y no sólo bolsas, también cajas. Las llevé a la sala, mientras Stef y su madre también acarreaban algunas.
-Los niños van a terminar la universidad y no van a acabar de usar todo esto-bromeé, cuando bajé la última caja de la camioneta
-Ya sabes cómo somos las abuelas con el primer nieto-señaló la Sra. Germanotta-En especial si son dos. Antes de que digas nada, sabes que fue con mucho gusto
-No iba a decir nada...
-Sí, claro-murmuró Stef, abrazándome
-Bueno, yo me retiro-anunció, la señora-Es algo tarde ya
-¿No se queda a cenar?-la invité
-No, gracias querido, quedé de ir a cenar con Jo
-Vaya, al fin comerá algo además de pizza-bromeó Stefani
-Ya es hora de enseñarlo a cocinar. Bueno, nos vemos luego
-Seguro, y muchas gracias por todo-respondí
Me despedí de ella con un beso en la mejilla. Stefani la abrazó e intercambiaron unas palabras mientras la acompañaba a la puerta. Cuando salió, Stef cerró y suspiró:
-Vaya salida de compras
-Sí, un poco exagerado todo...
Caminé hacia ella y la abracé, agachándome para poder recargar mi barbilla en su hombro.
-¿Y tú quién te crees?-me reprendió, abrazándome por la cintura-Hubieras avisado al menos que planeabas cortarte el pelo
-Era sorpresa
-Pues lo lograste... ¿fuiste a una peluquería?
-Sí
-¿Sin orinarte en los pantalones?
La solté e hice un puchero. Ella se río y me abrazó de nuevo, recargando la cabeza en mi pecho.
-Tenía que decirlo... Te ves muy guapo
-¿Sí?
-Como siempre
Me agaché de nuevo y la besé, pero apenas llevábamos unos segundos juntos, cuando se escucharon rasguños en la puerta.
-Dejaste a Milo afuera-señaló Stef
Solté un gruñido y fui a abrir. Milo entró, muy ufano, todo lleno de tierra y sin la menor vergüenza de ir ensuciando todo mientras caminaba a la cocina a beber de su recipiente de agua. Stefani río al ver eso, mientras iba a sentarse al sofá.
-¿Qué tanto compraron?-quise saber
-Ya sabes... Ropa, juguetes, biberones... Un poco de todo
-Yo diría un mucho de todo
-Mamá está emocionada
-No es la única, eh... ¿Dónde se supone que guardaremos todo esto?
-No lo sé, amor... Pero dejémoslo para mañana, estoy muy cansada...
-¿No quieres cenar algo?
-No, no tengo hambre
-Bien, en ese caso, vamos a la cama
-¿Tampoco quieres comer nada?
-No... Pero tengo muchas ganas de estar contigo
Stefani se sonrojó. Tomé su mano y nos fuimos a la habitación. Cerré la puerta antes de que Milo apareciera, porque apenas se está acostumbrando a que yo esté cerca de Stef, y no quiero ser mordido de nuevo.
Stefani se sentó en la cama y se quitó los zapatos. Yo me recargué en la cómoda, y me quedé observando cómo se desvestía hasta quedar sólo en ropa interior.
-Eres la mujer más sexy del mundo-comenté, sin poder evitar sonreír
-Quizás te crea en unos meses, cuando vuelva a bajar de peso-se quejó ella
-No, no... eras sexy antes, lo eres ahora y lo seguirás siendo para toda la vida.
-Eres tan exagerado... Ven acá
Obedecí y me senté junto a ella. Iba a besarla, pero me puso un dedo en los labios y dijo:
-No... Quítate la ropa primero
Sonreí y me puse de pie, quitándome la camiseta y el short, quedándome en calzoncillos, que en esta ocasión no era un bóxer, sino un slip.
-¿Ya puedo?-pregunté
Ella asintió y se recostó en la cama. Me acosté junto a ella y le di un beso en la frente, y fui bajando hasta sus labios. Me separé y apoyé mi cabeza en su hombro, con la vista aún en su rostro. Stefani tocó delicadamente mis labios con sus dedos, y luego se dedicó a acariciar mi cabello muy despacio.
-Me encantas con el pelo corto-admitió
No dije nada, sólo sonreí sin despegar los labios. Siguió jugueteando con mi pelo, quitándome el fleco de la frente y sin dejar de verme a los ojos.
-Te amo-susurré-Lo sabes, ¿verdad? No lo olvides, y no lo dudes ni por un segundo
-Nunca lo haría-aseguró-También te amo, Bri... Conocerte ha sido la mejor casualidad de mi vida
-¿Te digo una cosa? Ya nunca podría estar en esta cama solo... Te necesitaba aquí para darme cuenta de lo vacío que era todo cuando no estabas conmigo
-Ay Bri... No sé, aún me parece un sueño haberte encontrado... Jamás pensé a encontrar alguien como tú
-¿Alguien que te haga enojar tanto?
-Más bien, alguien a quien siga amando igual o más luego de que me haya hecho enojar tantas veces
Solté una risita y subí para besarla en la mejilla.
-Gracias por existir-murmuré
-Gracias a ti
Me dio un beso junto a los labios y me abrazó. Esto, es por momentos como este que sé que no quiero dejarla ir nunca. Ella es el amor de mi vida, sentirla cerca es todo lo que quiero hacer por el resto de mis días.
-Te amo-repitió, y besó mis labios despacio
No me dejó responder, apenas me movía un poco para separarme de ella, y me besarla con más intensidad. Me incorporé un poco, pero Stef puso su mano en mi nuca y me atrajo hacia ella para seguir besándome.
-Yo más-dije al fin, cuando al fin se separó un poco a tomar un respiro
-¿Ah sí? Demuéstralo-me retó
Me posicione a gatas sobre ella, sin tocarla, y le di un beso en los labios, mientras ella me echaba los brazos al cuello. Alargamos muchísimo el beso, y mientras lo hacíamos, acaricié su muslo con la mano. Ella soltó un gemido y me mordió el labio inferior, al tiempo que llevaba su mano a mi trasero. Dejé sus labios para pasar a besar su cuello. Stef hundió la otra mano en mi cabello, acariciándolo con los dedos.
-Espera... Amor, espera...-pidió, entre jadeos
-¿Qué pasa?-pregunté, deteniéndome para mirarla
-Hoy no...
-¿Por qué?
-Sigo cansada... ¿está bien?
-Sí... está bien... ¿pero que hago con...?
-¿Con qué?
Miré hacia abajo. Stefani miró hacia allá también, y soltó una risita.
-Es increíble que no rompas tus calzoncillos con eso...
Me sonrojé y me acosté boca arriba junto a ella. Ella se incorporó sobre un brazo, viéndome atentamente, y propuso:
-Puedo hacer algo de todos modos, ¿qué tal sí...?
-¿Si qué?-pregunté
Por toda respuesta, Stef se arrastró a la parte baja de la cama, entre mis piernas, y me quitó los calzoncillos.

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