Capítulo 78

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~Narrado por Brian~
Pues no sé… ayer, Stefani no quiso decirme qué era lo que la tenía tan preocupada, porque vamos, aunque no me lo quiera decir, sé que algo malo pasó en su visita a su padre. Joder, ese señor me daba más miedo del que quiero admitir, pero no podía hacer nada, simplemente no se puede hacer nada... No sé por qué Stef no quiso contarme qué ocurrió… ¡Vamos! Ya había recibido una bala de su padre, ¿ya qué puede ser peor que eso? Hoy iba a convencerla de que me contara, no sé cómo, pero juro que lo haré. Digo, creí que habíamos quedado en no guardar más secretos. Sí, sí, sé que yo no estoy cumpliendo del todo mi parte, pero ahora hablábamos de algo grave, algo que también afectaba a nuestros hijos, y eso, para mí, es muy, muy inaceptable. Pensar en el futuro de los bebés me hacía sentirme más valiente, y por un segundo se me olvidaba de que estaba metiéndome con un mafioso… Rayos, un mafioso. Definitivamente eso es algo de lo que me hubiera gustado saber desde hace mucho tiempo, aunque sí, entiendo por qué Stef no me lo dijo, no es algo de lo que le guste hablar… No habría cambiado nada en nuestra relación, eso lo puedo asegurar. Lo único que habría sido diferente es que no me hubiera puesto de valiente enfrentándolo cara a cara. No soy un cobarde, no, pero… es la mafia italiana, eso me justifica un poco.
Todos estos pensamientos venían a mí mientras trabajaba en el jardín de los Montgomery. He de reconocer que fue toda una suerte encontrar este trabajo, me pagaban bien, me trataban excelente, y conseguí mi puesto en la universidad, porque sí… el profesor Montgomery me había dado la noticia esta mañana: el rector había revisado mi caso, y al ver mis calificaciones de antes, y los testimonios que el profesor le llevó del trabajo que hacía aquí en su casa, había aceptado darme una beca de inmediato, o al menos esas fueron las palabras que utilizó el profesor. Yo, claro, estaba que no cabía de emoción, y me moría por llevar esa noticia a casa, seguro mi papá se pondría muy contento.
Pero claro, eso esperaría a más tarde. En este momento, estoy arrodillado en la tierra, cavando un pequeño agujero para plantar unos rosales nuevos que había comprado la Sra. Montgomery de improviso. Al asignarme esa tarea hace rato, se disculpó de mil maneras por darme trabajo de más, pero prometió compensarme horneando para mí un pastel o algo así… Obvio, le dije que no era necesario, pero aparentemente también había comprado un horno nuevo, e imagino que se moría por probarlo.
Levanté la vista al escuchar abrirse la puerta de la cerca del jardín, y vi entrar a Madison.
-¡Hola!-exclamé, sonriendo
Ella me vio de reojo, pero no me hizo caso, y se seguido como si nada.
-¡Oye!
No recibí respuesta, entro en la casa sin decir nada. Me quedé muy sorprendido de que me tratara así. Bien, quizá lo merezco. No me había topado con ella desde el día que… bueno, ya saben cuál. Hay partes que no tengo muy claras, y de sobra estoy consciente de que no le encantó mi actitud, y no es para menos, seguro no le gustó besarme… admito que a mí sí me gustó besarla, sólo por esa vez… aunque claro, debe tener pésimos recuerdos de mí de ese día. Pero vamos, según yo, no hablaríamos de eso y se acabó, todo seguiría igual entre nosotros. Bueno, o al menos, no me gustó ser ignorado así, prefiero que me diga que no me quiere hablar nunca más a que sólo me ignore.
Decidí terminar mi trabajo, para poder entrar a la casa con la excusa de avisar que estaba hecho. Con suerte y Madison no subiría a su habitación, para poder preguntar qué pasa. Era tanta mi prisa que acabé con el bendito rosal en un santiamén. Me puse de pie, sacudiendo la tierra de mis manos y mis rodillas, y me encamine a la casa, por la puerta de la cocina.
Me alegré al ver que Madison estaba sentada en la barra de la cocina, con cara de desesperación, viendo como su madre trataba de encender el horno.
-Sus rosales ya están plantados, señora-anuncié
-¡Qué rápido terminaste, querido!-exclamó la Sra. Montgomery
-Sí… No era tan difícil
-Muy bien, pero acabo de meter tu pastel al horno… ¿te importa esperar un poco?
-No… No se preocupe
-Qué bien, porque así puedes hacerle compañía a Madison
-No creo que sea necesario que me quede cuidando el horno-opinó Madison, claramente desesperada por irse
-¡Tonterías! El horno es nuevo, nunca se sabe sí la temperatura se eleve de más o ve tú a saber qué cosa, ¿verdad, Brian?
-Sí-respondí, muy serio-Mejor no nos arriesgamos a que… se queme la casa o algo. Yo espero aquí con ella
-¡Perfecto! Yo debo ir a arreglar todo para la reunión de esta tarde… Gracias de nuevo por lo de los rosales, cariño, eres un sol
-Fue un placer
La Sra. Montgomery salió de la cocina. Madison evitó mirarme en todo momento, mientras yo me acercaba a la barra y me sentaba frente a ella.
-Eh, hola-insistí, saludando con la mano también
Madison no dio señales de haberme escuchado siquiera. Crucé los brazos sobre la barra y seguí hablando:
-Hola. ¿Madison? ¡Madison! Estoy aquí
Bien, gané unos puntos, porque ella sonrió un poco.
-¡Ajá! Entonces me estás escuchando-bromeé-¿Señorita? ¿Por qué ya no me quiere hablar? Ya sé, es porque soy sólo un humilde jardinero, ¿cierto? Perdone, es que no sé hacer otra cosa…
Aún no me respondió, pero sé que se esforzaba por no reírse.
-¿Entonces es porque no traigo la ropa adecuada? No se preocupe, puedo ir a cambiarme a ver si así soy más digno de usted. ¿O es porque ya parezco un vago con el pelo tan largo? Descuide, la próxima vez que me vea ya me lo habré cortado decentemente…
-Ya, no seas payaso-me interrumpió, sin mirarme, pero sonriendo
-Bien, aún sabes hablar
Me agache, ladeando la cabeza, intentando verla a la cara.
-¿Qué pasa?-pregunté, ya serio
De nuevo dejó de sonreír y no dijo nada.
-Madison… ¿qué pasa?-insistí-¿Ya no me quieres hablar por lo de la otra vez?
-No es por eso
-Bien, porque…
-Pero es cierto que ya no quiero que hablemos
-¡Hey! ¿Por qué? Si no es por eso… ¿Qué te hice?
Ella me dio la espalda, y me sentí aún más mal.
-Dime qué te hice-pedí
-No es por mí, ¿ok?-explicó-No quiero causarte problemas
-¿Lo dices por Stefani? Olvídate de eso, no me causas problemas
-Eso no es lo que cree ella. No mereces que se moleste contigo por mi culpa, mejor dejemos de…
-Tengo derecho a tener amigas, y tú eres mi amiga
-Oye, me halagas, pero…
-Estás así por lo del otro día, lo sé, y lo siento mucho, sé que no debí besarte…
-No íbamos a hablar de eso, ¿recuerdas? Ya Bri… olvídalo. Te quiero y todo, pero no me hables más, ¿bien?
Hice una mueca y agache la vista. Madison se volvió hacía mí y dijo:
-Creo que es lo mejor, ¿sí? Es todo. No me hiciste nada, me caes muy bien, eres mi amigo, pero lo mejor para ti es que ya no nos llevemos
-No, no estoy de acuerdo-sentencié-Le diré a Stefani que…
-¡Olvídalo! Mejor hazme un favor, ¿sí?
-Bueno… ¿qué quieres que haga?
-Tienes que prometerme que no le dirás nada a Stefani. O más bien, no vas a aclarar nada, no vas a cuestionar nada, y le harás caso, ¿ok?
-¿Qué?
-Y sí faltas a esa promesa, juro que te odiaré el resto de tu vida
-¿Qué estás…?
-¡Promételo!
-Ok, ok. Lo prometo, sea lo que sea. Pero explícame…
-No… Lamento dejarte así, olvídalo
-Pero…
Ya no supe qué me quiso decir, porque se puso de pie y se fue a su habitación.

Yoü And IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora