Capítulo 94

129 6 6
                                        

Capítulo 94

~Narrado por Stefani~
Ya llevaba un par de días de salir del hospital, y de estar viviendo en la casa de campo de papá. No estaba sola, al menos, Jo había venido a quedarse conmigo mientras estaba tan débil aún. En realidad, pasaba la mayor parte del día en cama. Sé que debía guardar reposo y todo eso, pero mi hermano era un exagerado, no me dejaba levantarme más que para ir al baño. Él se encargaba de preparar comida y los demás quehaceres. No es que me quejara de eso último, pero estar recostada sin hacer nada era horrible.
Por lo menos, tenía mucho tiempo que pasar con los niños. Muchos me habían dicho que los primeros meses, los bebés se la pasan llorando, pero la verdad que los mellizos eran muy tranquilos. Me encantaba pasar las horas mirándolos, abrazándolos, cuidarlos en todo sentido. Las mil maneras en que me los había imaginado se habían quedado cortas, eran mucho más hermosos de lo que había pensado. Ah, y como era de esperarse, mi pequeña princesa había heredado los ojos de su padre. Era hermoso, de hecho, yo había deseado que eso pasara... Sólo que era deprimente, de cierta forma. Claro que extrañaba a Brian, pero lamentarme por ello no va a cambiar las cosas.
De todos modos, sigo estando más enojada que otra cosa. Juro que si ese tarado se vuelve a parar frente a mí queriendo ver a mis hijos, voy a echarlo sin dudarlo. Repito que entiendo que me haya dejado a mí, pero que haya dejado a los pequeños a cargo de alguien más... Es un imbécil. No sé a quién querían engañar él y sus amigos, es obvio que a Brian siempre le gustó Madison, se le notaba a leguas de distancia, joder. Claro que me sentía decepcionada de todos modos, yo creía conocerlo, le creí que sólo me amaba a mí. ¿Entonces qué demonios había sido todo eso de que estaba deprimido cuando nos separamos? Seguro sólo me lo decía a mí, claramente pasaba con la zorra esa todos los días.
-Ya llegué-anunció Jo, entrando a la habitación
-Hola-respondí-¿Qué tal tu día?
-Lo normal. Estuve haciendo el diseño de un mural para un teatro nuevo
-¿Ah sí? ¿Y qué tal?
-No sé cómo explicártelo, sabes... Mejor te muestro cuando lo termine
-Está bien
Jo se sentó en la cama, junto a donde estaban recostados los mellizos.
-Hola, mis pequeños aprendices-los saludó, acariciándolos con delicadeza
-Oh, no, todo menos aprendices...-bromeé
-¿Qué? Alguien debe enseñarles lo bueno de la vida
-Claro que sí...
En ese momento, Piero abrió los ojos, dejando ver su precioso iris esmeralda. Jo soltó una risita y lo cargó.
-Mi mini yo-comentó, dándole un beso en la frente
-Lo triste del asunto es que tienes razón-me lamenté, tomando a Ruth en mis brazos-Tú no le hagas caso a este par, mi tejoncita-murmuré, cubriéndola de besos
Pues sí, sí seguía llamándolos "tejoncitos", no podía evitarlo. Además, era lindo decirles así.
-¿Sabes qué fue lo que sacó mi pequeño aprendiz de su estúpido padre?-murmuró Jo, arrullando a Piero
-¿Qué?
-Las orejas
Solté una risita. Ya lo había notado, el tejoncito tenía las orejas de un tamaño considerable para un recién nacido. Es decir, sí, mi niño tenía las orejotas de Brian. También tenía su naricita llena de pecas, aunque no tantas como su hermana. Del mismo modo, Ruth tenía varios rasgos míos, a pesar de que, en general, se parecía más a Brian.
-Es para que no crean que es tu hijo en vez de mío-señalé
-Igual, es mi clon. Aún puedes cambiarle el nombre y que se llame Joseph
-No, Brian escogió Piero
-¿Y?
-Pues no sé. Además, ya tiene un nombre de papá, no necesita los dos
-Por cierto, que bien se ha portado el viejo, ¿no crees?
-Sí... Se me hacía muy raro al principio, pero supongo que... Bueno, ¿crees que haya cambiado?
-No sé. Igual lo ablandó ser abuelo
-Yo pensaba eso justamente. Igual creo que ayuda bastante que tú-sabes-quién no esté
-Y sí. La verdad que ese tarado trae más problemas de los que resuelve. Pero bueno, lo mejor que ha hecho ese troll en su vida fue traer a mis pequeños
-Eso es mérito mío
-Y seguramente sólo aparecieron dentro de ti por arte de magia
-Bueno, ya...
Me volví a ver a Ruth. Se había quedado dormida de nuevo. Estos pequeños diablillos dormían todo el día para poder llorar en la madrugada y despertarme para alimentarlos. Claro, gran manera de pasar las madrugadas.
-¿Piero está dormido?-pregunté
-No-respondió Jo-Creo que le gusta escucharme-se inclinó, y le habló con voz suave-Hey, campeón, como hombrecito de la casa, tú vas a darle una paliza a tu padre si se lo ocurre venir
-Eres un gran niñero...
-Lo sé, gracias. Oye, ya que soy tan buen niñero, que tal si los cuido mientras vas y sales con alguien
-¿Alguien?
-Sí, ya sabes, un tipo que me caiga bien...
-¿Quieres que les busque padrastro?
-¿Por qué no? Y no me digas que vas a esperar al imbécil ese...
-No, pero no ha pasado nada de tiempo...
-¿Y? Él no fue capaz de esperar un par de horas
-Pero yo no soy como él. Además, te recuerdo que no puedo salir de aquí.
-¿Cuánto tiempo?
-Yo qué sé, una semana o dos
-Genial, porque te llegó esto a la casa-dijo Jo, tendiéndome una carta que sacó de su bolsillo-Mamá me la dio esta mañana
La tomé, y leí en el sobre el nombre de la disquera para la que había grabado demos hace tiempo. Lo abrí, teniendo cuidado de no despertar a Ruth, y saqué la carta.
-¿Qué dicen?-preguntó Jo
-Espera-murmuré, sin dejar de leer
Oh, joder. Creo que hasta mi expresión cambió, porque Jo de inmediato insistió:
-¿Qué pasa? ¿Es algo bueno?
-Aceptaron los demos-dije, aún sin podérmelo creer-Quieren que grabe un álbum
-¡No es cierto!
-Es cierto... Dice que debo ir... La próxima semana a firmar el contrato
-¡Esa es mi chica!
Jo me abrazó con el brazo libre y revolvió mi cabello. Yo estaba muy emocionada, no sabía ni qué decir.
-¿Qué quieres hacer para celebrar? ¿Quieres ir a cenar? ¡Ah, sí, no puedes salir! Te puedo traer la cena, si quieres...
-Estoy bien así.
-¿Escucharon? Su mami va a ser una cantante muy famosa
-¿Crees que empecemos a grabar pronto? No quiero dejar a los tejoncitos solos...
-No sé, pero no dejes pasar esta oportunidad. Si empiezan ya, yo los cuido
-¿De veras?
-¡Claro que sí! Además, sabes que amo estar con ellos
-Y eso que llevan tres días de nacidos...
-Lo sé, pero es que los amo
-Bueno... Por lo pronto, te quedarás con ellos la próxima semana
-¡Genial! ¿Escuchaste eso, Piero...? Oh, olvídalo, también se quedó dormido.
Solté una risita. Ojalá también se la pasaran dormidos por las noches.

Yoü And IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora