Capítulo 72

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~Narrado por Brian~
Tengo que admitir que lo que me dijo el padre de Stefani el otro día realmente había logrado afectarme. Quiero decir… estoy consciente del riesgo que implicaba que yo tuviera que hacerme cargo de los gastos del parto. Con esto me refiero a que no podía pagar el mejor hospital, y de verdad necesitaba que fuera uno muy bueno, porque estuve leyendo por ahí, y a Stefani la afectaban dos grandes factores de riesgo: tiene sólo 19 años, y estábamos hablando de dos bebés. Había muchísimas cosas que podían salir mal, y tan sólo de pensar en “lo peor” me ponía muy mal. Odio admitirlo, en serio lo odio… pero quizás el Sr. Germanotta tenía razón cuando dijo que Stefani estaría mucho mejor si viviera con él. Por lo menos, tendría asegurado algo bueno para los bebés.
Me estaba estresando mucho el hecho de pensar en que iba a ser muy difícil estabilizarme económicamente los meses siguientes. Un bebé traía consigo muchos gastos, por no decir dos. Creo que ahora entiendo lo que se proponía Stefani al hacerme prometer que no desperdiciaría la oportunidad de volver a la escuela, porque sí, pensé por un segundo que mejor declinaría la beca para poder seguir trabajando. Al parecer, Stefani se planteó que yo pensaría de esa forma en algún momento.
Sí, es obvio que lo que le conviene a Stef es volver con su papá para que él cuide de ella, porque siento que, a pesar de todo, yo no podré hacerlo… No se lo había comentado, por supuesto, porque se va a enojar mucho conmigo con tan sólo darlo a entender. Ya podía escucharla diciendo algo como “yo estoy mejor aquí contigo”, y claro, yo quería que se quedara… pero estaba pensando todo esto con la mente fría, y tenía que verlo desde afuera.
Ese día, había pasado la tarde fuera de casa, pues tuve que ir a instalar una cocina a una casa que quedaba al otro lado de la ciudad. Le dije a papá que yo lo haría, porque prefería que él se quedara descansando esta vez. No había sido nada del otro mundo, pero por la distancia, llegué a casa cuando ya era bastante tarde. No me extrañaría encontrarme con que ya se habían ido a dormir.
Entré a la casa, que estaba en completo silencio, y fui a mi habitación. Stefani estaba acostada, leyendo un libro, con Milo echado junto a ella. Desde hacía ya un par de semanas, Milo parecía notar que había algo diferente en Stef, de modo que no se separaba de ella, y se ponía más a la defensiva cuando un extraño se acercaba a ella en nuestras caminatas. En parte, esto me tranquilizaba un poco, pues al menos había alguien que la cuidaba cuando le tocaba quedarse sola en casa. Además, Milo se había vuelto un perro muy fuerte, ¡y pensar que cuando lo traje a casa estaba en los huesos…!
-Hola-saludé, hablando en voz baja
-Hola, amor-respondió, dejando el libro a un lado-¿No quieres algo de cenar?
-No, no te levantes. Estoy bien así
Me senté junto a ella y le di un beso. Milo me miró, algo receloso. Se toma muy en serio su papel de guardián.
-¿Cómo te fue?-me preguntó
-Bien-contesté, comenzando a desvestirme-Nada nuevo… Sólo que de regreso me perdí, no recordaba bien por donde llegué hasta allá.
-¿Qué hiciste entonces?
-No se cómo acabe en el centro… y pues ya de ahí me vine
Stef soltó una risita. Yo terminé de desvestirme, hasta quedarme en bóxer, y me metí bajo las cobijas. Stefani me abrazó, recostándose en mi pecho.
-¿Cómo te fue a ti en el restaurante?-le pregunté, rodeándola con mis brazos
-Bien, aunque no hubo muchos clientes
-¿Ya vas a renunciar?
-No, y no lo haré pronto
-Amor…
-Ya hablamos de esto, no voy a renunciar hasta que en serio ya no pueda trabajar
-¿Hay algo que pueda hacer para convencerte?
-No, así que deja de intentar
-Bueno, ya qué
Stef se incorporó, me apartó el pelo de la cara y dijo:
-Necesitas un corte de pelo
-Hazlo tú-respondí-Dijiste que querías tratar
-¿Seguro?
-Sí, pero no me pongas frente a un espejo porque me voy a poner muy nervioso
Ella soltó una risita y respondió:
-Está bien, mañana. Procura no ponerte nervioso, porque me pones nerviosa a mí, y acabaré haciendo una tontería
-Confiaré en ti
Le sonreí, y pasé mi mano por su mejilla. Tenía que hablar con ella sobre aquel tema, aunque no sabía ni cómo empezar, por lo que en ese momento sólo atiné a decir:
-¿Estamos haciendo lo correcto?
-¿A qué te refieres?
Frunció el ceño un poco, mirándome de manera interrogante. No pude sostenerle la mirada al explicar:
-A que… aceptaras casarte conmigo
-¿Qué? Brian, tú… ¿Qué estás diciendo?
-Creo que… Bueno, es que piénsalo… ¿por qué aceptaste? Yo no te estoy ofreciendo casi nada…
-Tú eres todo lo que necesito
-No, no. No es así. Tú estás acostumbrada a muchas cosas que yo no puedo darte. No te culpo de nada, pero me refiero a…
-¿A qué?
-Piénsalo… Vivir juntos siendo novios, como ahora, es una cosa. Casarnos es algo ya muy distinto. ¿Tú pensaste que acabarlas casada a los 19?
-Pues… no, la verdad es que no
-¿Ves ahora de que hablo?
-No…
-Bueno… es que esto va a cambiar muchas cosas… más para ti, creo…
-Debo entender entonces… ¿te arrepientes de haberme pedido que me casara contigo?
-¿Tú te arrepientes de haber aceptado?
Stefani se me quedó mirando fijamente, como si esperara que dijera que era una broma todo aquello.
-No-respondió
-Yo tampoco-confesé
-¿Por qué preguntas eso? Brian, tú sabes que quiero casarme contigo.
-Cuando te lo pedí, dudaste
-¡Me tomó por sorpresa, es todo! No, este no era mi plan antes, pero pasó, y estoy feliz de que estamos juntos
-Necesitaba que lo dijeras. Lo siento…
-No, no lo sientas, no estamos para guardarnos secretos ya
-Supongo que no. Pero oye… ¿tú crees que estarás bien conmigo?
-¿Tú crees que estaría bien sin ti? Si estás tratando de decirme algo…
-¡No pienses mal! Creo que todo esto me tiene nervioso, es todo. Lo que pasa es que vamos a dar un paso muy importante, y a veces me parece que no estamos listos. Sólo digo que si quisieras posponer eso de la boda…
-Ya
-No te molestes…
-No, ya entiendo. No, no estoy enojada. También he pensado mucho en esto. Pero sí quiero estar contigo.
La abracé muy fuerte. No sabía ni que estaba haciendo, pero esas últimas palabras decían mucho de lo que quería escuchar. Ella se abrazó a mi pecho, sin decir nada. No sé, pero creo que ahora le había pasado muchas de mis dudas a su mente. Ya no dijimos nada, pero sé que ninguno de los dos dormirá en un largo rato.

Yoü And IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora