Capítulo 62

199 7 5
                                        

~Narrado por Stefani~


Desde ayer, me la había pasado como en un sueño, por no decir una pesadilla. Sentía que la cabeza me iba a explotar por el estrés, y no había sido capaz de comer nada, y eso, claro, sumado a los malestares que ya tenía.


Sentía que este asunto se me iba a salir por completo de las manos. No le había comentado nada a nadie más, si bien Jo ya se había dado cuenta de que algo pasaba, porque no había dejado de interrogarme, pero me deshice de él diciendo que me sentía mal y que me dejara tranquila. Es que no podía contárselo ni a él sin saber primero la opinión de Brian.


El momento que tanto temía se acercaba. Estaba conduciendo a casa de mi novio, con las manos temblando sobre el volante. Sentía que esto iba a ser un gran, gran problema, podía ser incluso el fin de nuestra relación. O al menos sí acarrearía una discusión o algo... Yo sigo pensando que Bri es muy bueno y todo eso, pero tenemos que admitir que un bebé no es cualquier cosa, mucho menos para una pareja como nosotros. Pero John y Haz tienen razón, tengo que decírselo de una forma u otra, y de una vez, mejor saber si tenía su apoyo.


Me estacioné en la acera de enfrente, y vislumbré a Bri y a su padre en el taller. Respiré hondo, me vi en el espejo para asegurarme de no lucir como una desquiciada, me bajé del auto y crucé la calle.


De inmediato, Milo salió de quién sabe dónde y se puso a saltar a mi alrededor. Me agaché a acariciarlo. La primera vez que lo vi, estaba claro que era un perro de la calle, pero ahora se veía bastante más saludable, incluso podríamos decir que estaba algo gordito.


-¿Cómo estás, precioso?-decía yo, acariciándolo y abrazándolo


-¡Bien!-gritó Bri, caminando hacia acá


Me reí y me levanté, justo cuando Bri llegaba a abrazarme muy fuerte. Lucía realmente atractivo, con su chaqueta negra que, a diferencia de la mayoría de su ropa, se adaptaba perfectamente a su cuerpo. Llevaba el gorrito de lana negro que le había regalado yo hace tanto, y sus rizos escapaban de este por todas direcciones, de una manera hermosa. Tenía el cabello ya bastante largo, algo así como Jim Morrison; además, hacía un par de semanas lo había convencido de dejarse la barba y el bigote, de modo que ya los tenía algo crecidos, y tan poblados y gruesos como su cabello.


-Que guapo-dije, para después besarlo


-Que hermosa-replicó él, volviendo a besarme-¿Ya te has sentido mejor, mi amor?


-Sí-mentí-Déjame saludar a tu papá


Fuimos al taller, donde el Sr. May se ocupaba en trazar algo en una tabla.


-Buenos días, señor-dije


-Hola querida, ¿cómo estás?-preguntó el padre de Bri


-Bien-mentí de nuevo-¿Le molesta si le robo a Bri un rato?


-Claro que no, hija. A ver si tú lo convences de que se corte todo ese greñero, ya parece vagabundo


Bri iba a reclamar, pero me reí y me le adelanté diciendo:


-Ya se lo dije mil veces, pero no hace caso


-¿Ya ves, Brian? Ya, llévatelo antes de que yo lo trasquile aquí mismo


-Gracias señor, nos vemos


Tomé la mano de Bri y lo alejé del taller.


-Disculpa-reclamó Bri-¿Pero quién fue la que me dijo que si me cortaba el pelo o me rasuraba no me iba a hablar en un mes?


-Amor, tengo que quedar bien con mi suegro-le hice ver, abrazándolo


-Eres una embustera

Yoü And IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora