~Narrado por Brian~
Tengo que decir que mi pequeño accidente en la mina me estaba haciendo pasar unos momentos muy incómodos, no importa en que posición estuviera, me dolía un montón. Y ni se diga en la jornada de hoy, que cada uno de mis movimientos eran una tortura. Mis compañeros no habían dejado de tomarme el pelo a propósito, y es que sí había sido un idiota al caerme en una zanja, digo, ¿qué tan probable es que eso pase? Sólo a mí.
Pero eso no importaba ahora, lo que me tenía muy preocupado era la salud de Stefani. Debo haber leído unos mil libros sobre embarazo las últimas semanas, y todas hacían hincapié en los riesgos de los partos múltiples, y claro, esto no servía para más que para ponerme más nervioso. Y es que a pesar de que la doctora aseguraba que todo iba bien, no puedo evitar preocuparme.
Entré a la habitación, luego de salir de la ducha. Stefani se encontraba sentada en el escritorio, escribiendo en una libreta que sé a ciencia cierta que es para componer canciones. No la interrumpí por el momento. Me dediqué a vestirme, aunque aún me costaba hacerlo sin que me lastimara. Me dolía todo, pero si soy sincero, la herida de mi espalda baja es la que me mata, pues justo ahí había caído sobre una roca.
-¿Me dejarás ver esa canción?-pregunté, mientras me ponía de pie para abrochar mi short.
-¿Quién dice que estoy escribiendo una canción?-respondió, sin dejar de escribir
-Sé que es lo que haces
Ella terminó la línea que escribía, cerró la libreta y se volvió hacía mí, diciendo:
-No
-¿No me vas a dejar ver?
-No
-¿Por qué?
-Porque no. Fin de la historia
Solté un gruñido y tomé mi camiseta para ponérmela, pero ella se puso de pie, diciendo:
-Espera, tonto... Debo ponerte la venda
-Pero ya no estoy sangrando
-¿Y qué? Sigue abierta, y se puede infectar
Solté un suspiro de rendición, y me senté al borde de la cama. Stefani tomó la venda de un cajón y se sentó junto a mí, disponiéndose a rodearme la cintura con esa cosa.
-¡Ay! Eso duele-me quejé, cuando presionaba mi herida con la venda a cada vuelta
-No seas llorón-se burló
Gruñí por lo bajo, y ella soltó una risita. Sonreí al verla tan concentrada, se preocupaba demasiado por mí… Y yo por ella, claro.
-Oye, ¿cómo te has sentido hoy?-quise saber
-Ya vas a empezar-dijo, en broma-Bri, lo de ayer fue sólo un incidente, estoy muy bien
-No puedes culparme, tengo miedo. ¿Entonces…?
-Todo va muy bien, te lo prometo
-Es que… Si te sientes mal, su que sea un poquito…
-Basta. Mira, si te sirve de algo, te juro que si me siento mal vas a ser el primero en enterarte. Voltea hacia arriba, voy a ponerte las gotas
Obedecí. Stefani se arrodilló en la cama, y abrió mi ojo con los dedos, para evitar que parpadeara.
-Quédate quieto-dijo entre dientes
Dejó caer un par de gotas en mi ojo y me soltó. Yo, por reflejo, cerré los párpados con mucha fuerza.
-Ven acá, falta el otro
-Tengo que admitir que sí me siento mejor con estas cosas
-Te lo dije
Repitió el proceso, y abrí y cerré los ojos lentamente para que las gotas terminaras de absorberse.
-Dime la verdad-pidió-¿Ves borroso o no?
-¿Por qué?
-Porque cuando lees o ves algo de cerca medio cierras nos ojos
-Sí veo un poquito borroso… ¡Pero no le eches la culpa a mi trabajo! Ya hace un tiempo que veo así
-¿Y por qué no me habías dicho?
-No es importante, tú lo dijiste, sólo debo entrecerrar los ojos y listo
-Eres tan terco…
-Lo sé
Me frote los ojos con las manos. Cuando los abrí, vi a Stef, mirándome con reproche. Sonreí y puse una mano en su panza, me incline haciendo ella y dije:
-¿Podrían hacerle entender a su mamá que es una exagerada, tejoncitos?
-No pongas a los niños en mi contra-me reprendió ella
-No lo hago, sólo digo que…
-Los tres opinamos que tú no te preocupas lo suficiente por ti mismo
Solté una risita y la besé para calmarla.
-Quería hablarte de algo más-mencioné, tomando sus manos distraídamente
-¿Sobre qué?
-Pues estaba haciendo cuentas, y creo que no cubro el costo del parto… Me falta poco, pero eso es apenas, si resultara que debes quedarte más tiempo en el hospital…
-¿De verdad?
-Sí… Según yo, ya estaba, pero no había contemplado lo de las veces que yo he estado en el hospital, ni lo de ayer… Y ya no tengo tanto tiempo, no sé… creo que debo empezar a hacer horas extra
-¿Horas extra? ¿Hablas en serio? Oye, no sé si te acuerdes que yo también tengo dinero
-Bueno, sí, pero…
-¡Pero nada! Esto de que te quieras hacer cargo de todo suena machista, ¿te das cuenta?
-¡Claro que no!
-Claro que sí. Si pides horas extra, quiero el divorcio
-Aún no nos casamos
-Sabes de que hablo
Cruzó los brazos, viéndome con el ceño fruncido. Hice un puchero y dije:
-Pero…
-¡Pero nada! No quiero que llegues más acabado de lo que ya te tiene esa estúpida mina, además, ¿tienes idea de lo que cuesta quitar el carbón de tu ropa? Eres un desconsiderado, mi amor
-¿Segura que estaremos bien?
-Sí, muy segura
-Es que… no quiero tomar el dinero de tu papá, ¿entiendes?
-Yo tampoco quiero hacerlo, no tenemos que. Olvídalo. Podemos reducir gastos aquí en la casa
-No, no quisiera que estés incómoda…
-No será así. Brian, no me importan las cosas materiales, ¿ok?
Asentí, pero me sentía un poco culpable. Stefani ya llevaba un tiempo viviendo aquí, pero yo sé que aún no se acostumbra del todo, aunque claro que lo intenta. Pero vamos, es más que obvio que su vida dio un cambio radical al pasar de vivir en un barrio acaudalado a uno de los más pobres de la ciudad. En ese momento, recordé las palabras del Sr. Germanotta “Puedes hacer que te deje para que vuelva a casa, sabes que sería lo mejor para ella y para los bebés, tú no puedes darle las atenciones medicas que necesita”.
-Brian…
-¿Sí?
-Eres un idiota
-Sí
Ella me abrazó muy fuerte y me dio un beso en la mejilla.

ESTÁS LEYENDO
Yoü And I
RomanceBrian May es un chico humilde y tímido, con grandes aspiraciones para su futuro. Stefani Germanotta es una rebelde nata cuyo sueño es ser cantante. Cuando ambos se conocen, saben que están dispuestos a estar juntos para siempre, pero ¿y si parece qu...