~Narrado por Brian~
Bueno, es la segunda vez que Stefani me rompe el corazón de esta manera, y al igual que la vez pasada, cuando salí del edificio donde estaba el departamento de Jo, comenzó a llover. Y una vez más, no quise tomar transporte, me fui caminando a paso lento, mientras la lluvia aumentaba su intensidad. Tal como había dicho, compré un cigarrillo. Bueno, la verdad no fue sólo uno, sino una cajetilla. Seguía pareciéndome horrible, el por qué ya llevaba cinco era un acto de masoquismo. Ni siquiera sabía hacerlo bien, cuando encendí el primer cigarrillo, en cuanto el humo me entraba a la boca comenzaba a toser. Pase junto a unos hombres que estaban jugando póker bajo una cornisa, justo me dio un ataque de tos frente a ellos, y se rieron, aunque se compadecieron de mí y me dijeron cómo debía dar una fumada correctamente, y bueno, ya no me costaba tanto.
¿Cómo me siento exactamente? Bueno... Para resumir, siento que jamás voy a volver a ser feliz. Ok, no es el fin del mundo, pero al menos para mí, ya todo carecía de sentido. No puedo hacer nada, pero quiero hacerlo todo. Quiero que ella esté conmigo, pero ahora siempre pensaré que si vuelve, será por lástima. Quisiera dejar de sentir, tan sólo por un momento. Quisiera evitar hacer todo lo que hice para lastimarla. Ella jura que yo no tengo nada que ver, pero que otro se trague eso...
Y pues... Estoy muy desanimado, es todo. No va a volver conmigo pronto, si es que vuelve, ¿entonces qué? Supongo que esperar. Seguir con mi vida "normal". Pero es que hay pequeños detalles que simplemente no van a cuadrar... ¿cómo voy a dormir en mi cama solo? Quizás suene estúpido, pero ahora sentiré la casa muy sola... ¿Y cómo le voy a explicar esto a mi papá sin que me culpe?
No quería llegar a casa. Me había pasado el último par de horas caminando sin rumbo, y no había dejado de llover. Estaba calado hasta los huesos, pero no me importaba. Lo único que cuidaba era que las gruesas gotas de agua no apagaran mi cigarrillo.
Pero claro, ahora tenía un rumbo. No se me ocurrió otro lugar, y casi merezco que Jo me dé una paliza por esto, pero...
Golpeé el cristal de la ventana con los nudillos un par de veces, y esperé. Las ventanas se corrieron, y la ventana se abrió al tiempo que Madison decía:
-¡Bri! ¿Cómo estás? ¿Qué pasó?
-No se me ocurrió otro lugar a donde ir... ¿podemos hablar un rato?
-Claro... Amm... ¿quieres pasar por aquí o...?
-No, te veo en la puerta... No quise tocar por si estaban tus papás
-No, no están, pero bueno, iré a abrirte
Cerró la ventana, y yo me dirigí a la parte delantera de la casa. Me senté en el escalón del pórtico, bajo el techo de madera, mientras Madison salía. Escuché la puerta abrirse y cerrarse. Luego, ella se sentó junto a mí.
-¿Qué te pasó?-quiso saber
-Stefani me dejó-dije sin más. Creo que decirlo me hizo sentir un poco más relajado. Sentí que un sollozo subía por mi garganta, así que le di una fumada al sexto cigarrillo.
-¡Ay no! Fue por lo del otro día, ¿verdad? Sabía que no debí...
-No. No es eso...
Le conté todo lo que pasó, con lujo de detalles. Ella me escuchó sin interrumpirme ni una sola vez. Parecía muy sorprendida por mis palabras.
-Y eso fue todo-finalicé
-¿Sólo así? ¿Sin una explicación de por qué lo decidió tan de repente?
-Sí... Sólo así
Respiré hondo y agaché la cabeza, poniéndome el séptimo cigarrillo entre los dientes y encendiéndolo. Apenas di una fumada, cuando Madison me lo quitó de la boca, y lo apagó en el piso.
-Tú no fumas-me recordó
No respondí nada, ni hice ademán de sacar otro cigarrillo. Madison puso su mano sobre la mía y dijo:
-No tienes que contenerte
Esas palabras fueron justo lo que necesitaba. Apoyé la frente en su hombro, y comencé llorar lo más silencioso que pude. Ella me abrazó por los hombros, y no dijo nada, sólo me dejó desahogarme.
-¿Por qué tuvo que esperar tanto tiempo para decirme que no me amaba?-me lamenté
-No te dijo que no te amaba-me hizo ver Madison, mientras acariciaba mi pelo-Quizás sólo necesita un respiro... Es normal
-¿Pero por qué?
-A veces necesitamos un respiro simplemente porque sí. No te terminó, estoy segura de que no quería lastimarte
-¿No era obvio que me iba a lastimar?
-Quizás ella no lo planeó así... Sé que aún quiere estar contigo. No ahora, pero verás que esto sólo durará un par de semanas. Además, dijo que la podías ver cuando quisieras
-Pues sí, pero no me dejara demostrarle nada... No podré besarla, ni abrazarla ni decirle una palabra sobre esto. No quiero pasar por eso
-¿No la quieres ver?
-Sí y no. La extraño muchísimo, y eso que sólo han pasado un par de horas. Pero al mismo tiempo, no quiero hablarle más sin que ella me lo pida. No quiero molestarla, quisiera que fuera ella quien me busque para saber que no la hago sentir incómoda.
-Pero tú quieres estar con ella, ¿no?
-No estoy seguro. Yo... No quiero ser tratado como juguete
-No creo que...
-Yo sí. Ella me ve como juguete. Creo que puede lastimarme lo que quiera y fingir que nada pasó. Lo hace siempre
-Decir "siempre" es algo exagerado, ¿no crees? ¿No la amas más que a nada?
-Sí. Más que a nada. Se supone que la persona que amas no debe lastimarte tanto
-Nadie dijo que el amor se trataba sólo de alegría
-Sí, pero no me vendría mal algo de alegría de vez en cuando. Cuando todo va bien, de pronto pasa algo que lo arruina todo. Supongo que ella se cansó de eso también.
-Ustedes deben estar juntos. Sé que volverán, pero... Supongo que tienes razón en querer respetar su decisión ahora.
Me enderecé, apoyé mis codos en mis piernas y mi barbilla en mis manos, y murmuré:
-Lamento que tengas que soportar los problemas de un tarado
-Sabes que voy a estar para lo que quieras
La miré justo a los ojos. Ella puso su mano en mi pierna y me dio un par de palmaditas.
-¿Sabes, Madison? Eres una de las chicas más comprensivas y hermosas con las que me he topado en toda mi vida-sonreí un poco-Pero en realidad no me gustas
-Tampoco me gustas-admitió ella, con una risita-Lástima que esto sea tan difícil de explicar. Mis amigas creen que ya hasta me acosté contigo
-Sí, me pasa algo similar. Quiero ser sincero en esto: no me gustas, pero no eres "sólo mi amiga". Es tan raro...
-Sí, lo sé... Por eso me es tan incómodo cuando me besas
-Oh, lo siento por eso...
-No te lo estoy echando en cara. Es que no sé, siento que está mal, más allá de que no debiste hacerlo por lo de Stefani... No debiste hacerlo porque eres... Ah, no sé... Alguien inalcanzable. No sé cómo decirlo, sólo sé que besarte es como un sacrilegio.
-Es como si fuera un dios
-No te emociones.
Solté una risita. Ella se recargó en mi hombro y suspiró, diciendo:
-Sé que Stefani va a volver contigo. Eres el chico más tierno y lindo del mundo.
-La verdad... No quisiera seguir hablando de ella ahora. Quiero olvidarla aunque sea un par de horas.
-Bien, tenemos toda la tarde
-¿Todos los días?
-Si tú quieres, sí. Aunque espero que no te cause más problemas
-Básicamente me dejó soltero. No es que vaya a aprovecharme de eso, acabo de decirte que no me gustas...
-Sí, ya entiendo. Pues voy a estar aquí para apoyarte.
-Gracias. No quiero estar solo.
-Estaré contigo mientras esto pasa
-¿También después?
-Seguro
Madison metió la mano en mi bolsillo y sacó mi cajetilla. Miró al interior, y comentó:
-Dijiste que odiabas el olor del cigarro
-Aún lo odio
-¿Entonces?
-No lo sé. Ahora quiero fumar. ¿Me devuelves...?
-No. Brian May no fuma
-Esta versión de mí sí. Además, tú lo haces
-Pero no quiero que tú lo hagas. Es difícil dejarlo.
-No quiero dejarlo pronto
-Tú mismo lo dijiste, es muy dañino
-Ya tengo el corazón hecho mierda, los pulmones no serán problema
Madison me devolvió la cajetilla, y el primer cigarrillo que me quitó, diciendo:
-Uno al día, ¿ok?
-Ok-me puse el cigarrillo entre los dientes y lo encendí-A partir de este momento
Madison rio y negó con la cabeza. Aspiré el humo, logrando que llegara hasta mis pulmones, lo retuve unos segundos y comenté, expulsando humo a cada palabra:
-Entonces... ¿qué hacen las chicas cuando les rompen el corazón? Digo, porque los chicos nos embriagamos, y no quiero volver a pasar por eso
-Creo que nosotras lloramos toda la noche y se lo contamos a todas nuestras amigas-respondió Madison.
-También hice eso. Vamos, algo que ayude a no hacer esto-señalé las cicatrices en mis muñecas
-Supongo que se trata de que no te quedes solo. Mantente ocupado en algo.
-¿Lamentándome?
-No, tonto...
-Ok, ¿en qué se mantienen ocupadas las chicas?
-Pues... No sé, cuando nos rompen el corazón, a muchas nos da por cambiar de look
-¿Por qué?
-Es cómo... No sé, como empezar de nuevo. Ser alguien diferente, ¿entiendes? Suena estúpido viéndolo así...
-Tiene sentido, en realidad...
-¡Genial! ¿Qué quieres hacer?-se arrodilló detrás de mí, y abrazó mi cabeza con ambos brazos, como queriendo tomar todo mi cabello-Puedes hacer algo con esta melena. O podrías dejarte crecer la barba de nuevo. Hasta podrías teñir tu cabello...
-Estás completamente loca
-¡Dijiste que tenía sentido!
-No voy a teñir mi cabello
-Sólo decía... Te imagino con un color cobrizo...
-No voy a teñir mi cabello
Me acosté en el piso de madera, tratando de imaginarme a mí mismo con el cabello cobrizo. Nah, creo que no es una opción. Madison se acostó junto a mí, viendo al techo.
-¿Entonces?-preguntó, poniendo sus brazos bajo su cabeza a modo de almohada
-Si hiciera algo en mi pelo, sería raparme
Madison ahogó una risita. La miré y fruncí el ceño.
-¿Te estás burlando de mí?-pregunté, fingiendo indignación
-Sí, exacto-admitió, riendo
-¡Oye!
-No te imagino así
-Bueno, bueno, me refiero a que dejaría mi pelo más o menos así-separé mis dedos índice y pulgar medio centímetro, aproximadamente
-Y te dejas la barba
-¿Como un vikingo?
-Pues no... Los vikingos son musculosos, y tú pues...
-¡Oye!
Madison se incorporó y me quitó el pelo de la cara, supongo que para darse una idea de cómo me vería rapado.
-Tienes unas entradas enormes-comentó
-Gracias por recordármelo
Soltó mi cabello, que volvió a caer sobre mi frente.
-Si te soy sincera, te ves menos feo con el pelo largo-aseguró
-Qué interesante forma de decirlo...
-Ok entonces... Creo que tu cabello es perfecto tal como está
-¿Quieres decir que no más largo ni más corto?
-Pues no sé... Me gustaba mucho como se te veía largo, pero también me gusta así. No te imagino sin tus rizos
-Odio los rizos
-¿En serio?
-Sí, no sé por qué a ustedes, chicas, les gustan tanto
-Son lindos. Así que ni se te ocurra hacerles nada.
-De acuerdo, de acuerdo...
-Bueno... Podrías empezar a peinarte
-¿Quién dice que no lo hago?
-El almohadazo que tienes justo ahí
Me llevé la mano al costado izquierdo de mi cabeza, solté un gruñido y dije:
-Ganaste esta vez, Madison Montgomery. Ok, voy a peinarme
-¡Genial! Y ya que hablábamos de vikingos musculosos, ¿qué tal si vamos al gimnasio?
-¿Al gimnasio?
-Sí. Me extraña que hagas tantos trabajos pesados pero estés en los huesos, no te vendría mal trabajar tus músculos. Sería parte de tu cambio de look. Además, creo que si te dejo solo vas a deprimirte
-Creo que ya empiezas a conocerme. Bien, acepto. Es una gran excusa para estar contigo. ¿Cuando empezamos?
-Mañana
-¿En serio?
-¡No seas flojo!
-No soy flojo, pero... Ah, bueno. ¿A qué hora?
-¿A qué hora sales del trabajo?
-A las 4
-¿Te parece 5:30?
-Seguro. Después me puedes acompañar al ensayo, si quieres
-Me encantaría, nunca te he escuchado tocar
-No te pierdes de mucho, en realidad. Entonces tenemos un plan
-Creo que sí. Y... ¿Cuándo vas a volver a trabajar aquí?
-Pues dado que ya no tengo quien me lo prohíba, y que en realidad sí estoy sufriendo en la mina... En unas dos semanas, que se acabe el contrato. Digo... Si es que aún me quieren aquí
-¿Bromeas? No hay un solo día que mamá no diga que te extraña aquí. Siempre creí que te tenía cierto afecto por... Por...
-¿Por ser pobre?
-Algo así. Por eso te daba tanta comida
Solté una risita. Realmente, la señora Montgomery parecía querer engordarme cuando me daba de desayunar.
-Es muy amable-aseguré-Y sí, quiero volver
-Bien, pues creo que... Si estás seguro de que no tendrás problemas... Entonces pasaremos mucho tiempo juntos, ¿no?
-Problemas ya tengo, creo que me haría peor quedarme solo y… Me gusta estar contigo
-No te voy a dejar solo, tonto
Ella me abrazó, y creo que este fue el primer momento desde ayer en el que me sentí más o menos tranquilo.Ya en la noche, estando en mi cama, volví a sentirme bastante desdichado. Desde que me fui de casa de Madison, en realidad, creo que ella tenía razón al decir que me hacía mal estar solo. Y más después de que le conté a papá lo ocurrido. No me regañó ni nada. De hecho, creo que no me hablará en un tiempo. Sé que está convencido de que esto es culpa mía, así que... Voy a volver a ser ignorado. Joder, hasta Milo estaba deprimido, ni siquiera recordó mirarme mal o gruñirme, simplemente se echó junto a mí, en el lugar de Stefani.
-Yo también la extraño-murmuré. Milo me lanzó una mirada triste.
No es por nada, pero debió llevarse a Milo también... Él la quiere más que a mí, definitivamente. Por lo menos, pienso, no voy a ser el único deprimido aquí.
Ahora, solo, en medio de la oscuridad, sentía de verdad lo mucho que me hacía falta Stefani a mi lado. Ella es... Todo lo que me importa. Daría todo porque estuviera aquí, muy enojada conmigo, a saber que está tranquila respecto a mí, pero tan lejos. La extraño muchísimo, y eso que es mi primera de tantas noches sin ella...
En eso, sonó el teléfono en la sala. Me levanté sin ganas, y Milo vino tras de mí, supongo que para no quedarse solito, sintiéndose tan mal como yo...
Era Stefani. Yo sé que es Stefani quien está llamando. Necesito escucharla, porque en estos momentos, su sola imagen me parece casi, casi irreal.
-¿Hola?-dije, al responder, con la mano temblorosa sujetando el teléfono
-Hola, Bri
Sí, por supuesto que era Stefani. Solté un gran suspiro, y sentí que las lágrimas llenaban mis ojos.
-Hola-repetí, con un suspiro
-Hola
-Hola...
-¿Cómo estás?
-¿Te soy sincero?
-Sí
-Me quiero morir
Escuché su suspiro. Casi lo sentí.
-Estás exagerando-me dijo al fin
-No
-Bri...
-Te extraño. Te necesito aquí.
-Lo siento tanto...
-Quiero verte, justo ahora
-Ahora no, Bri... Pasado mañana
-¿Por qué mañana no?
-Yo... Necesito tiempo. ¿Qué te parece pasado mañana, en el centro?
-¿Dónde exactamente?
-En el kiosco...
-Bueno... ¿Puedo llevar a Milo?
Milo levantó las orejas al escuchar su nombre. De hecho, creo que sabía que hablaba con ella, porque ladró un par de veces.
-¡Sí, por favor! Extraño muchísimo a mi bebé
No dije nada. O sea, lo extraña a él pero no a mí.
-¿A las... 7?-pregunté
-Claro. Bueno... Pues sólo quería decirte buenas noches
-Gracias. Buenas noches para ti también
-Y no estés triste. No vale la pena
Se me ocurrieron mil respuestas para eso, pero sólo murmuré:
-Bueno
-Adiós, Bri
-Adiós
Escuché el sonido de cuando se cuelga el teléfono. También colgué, lentamente. Creo que me sentía más miserable ahora que antes de la llamada.
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Yoü And I
RomanceBrian May es un chico humilde y tímido, con grandes aspiraciones para su futuro. Stefani Germanotta es una rebelde nata cuyo sueño es ser cantante. Cuando ambos se conocen, saben que están dispuestos a estar juntos para siempre, pero ¿y si parece qu...