Capítulo 97

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~Narrado por Roger~
El grito de Brian resonó en todo el lugar, y yo tuve que cubrirle la boca a Madison con mi mano para tratar de que no se escuchara que ella también gritó.
Habíamos seguido al Sr. Germanotta a un edificio de cuatro pisos abandonado en medio del bosque. Parecía que en otro tiempo había sido las oficinas de administración de una mina, supongo, o no estaría en el bosque y sin otros edificios cerca. El auto negro del Sr. Germanotta estaba enfrente, pero nosotros habíamos escondido el auto entre los árboles, y estábamos entre los arbustos.
Como no había otro ruido, habíamos escuchado voces. Quizás no distinguimos lo que decían, pero ya con eso quedaba claro que quienes hablaban eran Bri y el Sr. Germanotta. Todo había sido en voz baja, hasta que el terrible grito rompió el silencio.
No le quité la mano de la boca a Madison hasta que vi que ya estaba más o menos calmada. Era un decir, porque estaba llorando de la forma más silenciosa que podía.
-Vamos por él-murmuró Freddie
-¿Estás loco?-exclamé-Ellos son como siete y están armados
-¡Brian está ahí adentro!
-Sí, pero ahora es una terrible idea hacer algo, así que...
-¡Hey!
Todos nos volvimos hacia donde había provenido la voz. Uno de los guardaespaldas del Sr. Germanotta nos miraba.
-Busquen en la tierra-murmuró Madison, casi sin despegar los labios.
Obedecimos. Los tres comenzamos a cavar. Mientras, ella se puso de pie y fue hacia el hombre aquél.
-¿Qué hacen aquí tú y tus amigos?-quiso saber el guardia
-Buenas tardes-dijo Madison, con voz tímida. No nerviosa, sólo tímida.-Somos estudiantes de biología... Estamos buscando especímenes para un proyecto.
-¿Crees que esto sirva?-preguntó John en voz alta, sosteniendo una lombriz
-Aleja eso de mí, idiota-murmuró Freddie
-No, ya tenemos de esas-comenté
-Están invadiendo propiedad privada-nos informó el hombre aquel
-Ah... Lo siento-dijo Madison-No nos dimos cuenta...
-Esta vez no hay problema, pero tendremos que llamar a la policía la próxima vez
-No se preocupe... Nosotros nos vamos. Lamentamos haber entrado. Vamos, chicos
En ese momento, se escuchó otro grito del interior del edificio. No nos quedamos a preguntar, salimos corriendo al interior del bosque, y no nos detuvimos hasta encontrar el auto. Una vez que estuvimos adentro, Freddie exclamó:
-¡Debemos sacar a Bri de ahí!
-Sí, ya, lo sé-respondí-Pero no podemos ahora
-¡Vamos por la policía!-pidió Madison, que ya había comenzado a llorar de nuevo
-No, esperen-dijo John-Mientras vamos por ayuda, el señor se irá
-¿Y qué?-soltó Fred
-¿No escucharon? Va a volver en dos días. Hay que traer a la policía cuando esté aquí para que lo atrapen
-¿Y si le hace daño a Bri?-sollozó Madison
-¿Quieres decir: más?-señaló Fred.
-¡Eso no ayuda!-exclamé-Estoy de acuerdo con John. Hay que esperar... Si no, el Sr. Germanotta encontrará la manera de lavarse las manos. No podemos dejar que escape
-¿Y Bri?
-Bri... Vamos a rogar porque no le pase nada
-¡Es ridículo! Él está ahí ahora, y le están haciendo algo malo. ¡Hay que salvarlo!
-Nos van a matar. No exagero
-¡Al menos hay que decirle a Stefani! ¡O al papá de Bri!-dijo Madison
-No-sentenció Freddie-Si Roger está tan seguro... Cualquiera de los dos estará dispuesto a venir ahora. Supongo que tenemos que esperar
-¿Cuándo vamos a decirles?
-Cuando Bri esté a salvo con nosotros-respondió John, mirando a Fred, quien asintió
-Hay que salir de aquí antes de que sepan que no nos hemos ido-murmuré, encendiendo el auto-Sólo esperó que no nos hayan reconocido. Tu coartada nos salvó, Madison
-Fue lo primero que se me ocurrió-respondió ella, secándose las lágrimas
-Aún tengo la lombriz-comentó John, extendiendo la mano
-¡Aleja esa cosa de mí!-le gritó Fred
-Ah... Te dan miedo...
-¡No estoy jugando, Deacon!
John arrojó al animal por la ventana.
-Bien, admito que pensé que era una locura-suspiré-Pero lo encontramos. Y estará muy bien
-Espero. De verdad siento que es mi culpa-comentó Madison
-No es tu culpa-afirmó John-Freddie es un tonto
-Ya me disculpé-dijo Fred
-Sí... Pero igual no quería dejarlo solo...-musitó ella
-Ya se lo dirás a él pasado mañana-aseguré, al tiempo que llegábamos a la carretera, y al fin pude acelerar.

Yoü And IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora