~Narrado por Brian~
La noticia de que íbamos a ser banda estelar de un bar había logrado animarnos mucho a todos, incluso a las chicas. Ya eran cuatro semanas desde aquello, y puedo seguir que nuestros siguientes tres conciertos en ese lugar habían ido mejorando. Creo que la gente empezaba a conocernos, por lo que cada vez había más público, y yo nunca me había sentido tan cómodo en una banda. De cierta manera, Roger se había anotado varios puntos al defender a Haz y a Stef aquella noche, de forma que ahora sí parecía ser uno de nosotros. Stefani había ido perdiendo el miedo a él poco a poco, aunque aún no estaba del todo cómoda, ah, y cómo era de esperarse, Jo le había dado un buen golpe en el hombro a Roger en nuestro segundo concierto, cuando fue a vernos. La buena noticia, es que pareció estar satisfecho con esa venganza, que hizo que el show comenzara unos 20 minutos después de lo previsto, pues el puñetazo de Jo fue directo al nervio. Claro, Hazel se encargó de regañarlo por eso.
Como era de esperarse, Fred se había vuelto un poco más controlador, y nos hacía ensayar muy seguido. No nos molestaba, claro, aunque uno comenzaba a cansarse de estar cuatro horas en eso todos los días. Lo bueno de esto, es que el ambiente sí que había cambiado, y con esto me refiero a que cuando comenzamos a tocar juntos, hacía tanto, se sentía una gran tensión en el ambiente, por el hecho de que Roger no se llevaba bien con nosotros. Ahora, sin embargo, todo era mucho más agradable, ya se sentía como una verdadera banda, y eso nos motivaba a seguir ensayando. Bueno, eso, y el miedo que daba Freddie molesto.
Pero a pesar de que las cosas estaban bastante bien en todos los sentidos, habían sido unas semanas difíciles para mí, en lo que respecta a Stefani. Creo que desde que hablamos aquella noche sobre el rumbo que llevábamos, todo se había alterado. Ya había mencionado que los primeros días posteriores a eso, Stefani se había portado muy cariñosa, aunque no sé por qué. Pues bien, ahora todo estaba mal. Sé que es mi culpa, quizás esto no sería así de no haber tocado el tema, o si le contara que esa inquietud me entró por culpa de su padre. Pero no lo había hecho, y ahora tenía que atenerme a las consecuencias, yo la había hecho dudar de nuestro compromiso, y lo malo es que no me decía nada… No sé si sea peor que se quede así, con esa tensión entre los dos, o si de plano me dijera que prefiere no ser mi prometida. Y no tengo idea de cómo reaccionaría de ser lo segundo. Como sea, esta situación, sumada a los cambios hormonales por el embarazo, daban como resultado una serie de pequeñas discusiones sin sentido entre nosotros unas tres veces al día, de las cuales nos reconciliábamos casi de inmediato… Ya sé, es algo tonto, pero así es…
Ah, y si la pregunta es por qué discutíamos tanto… pues la respuesta es: por todo. Pero a lo que voy es que hay dos temas que parecen ser los favoritos de Stef: “nunca estás en casa” y “la zorra esa”. Con el primero… demonios, yo estaba trabajando toda la mañana, y por las tardes, como ya expliqué, Freddie me explotaba en los ensayos. Eso reducía mi tiempo de estar con ella, aunque siempre desayunábamos, comíamos y cenábamos juntos, más el tiempo que teníamos en nuestra habitación a solas (curiosamente, ahí no discutíamos tanto). Aun así, ella no se cansaba de decirme que nunca estaba con ella, y yo respondía siempre que ella estaba en la escuela por la mañana, y por la tarde en su trabajo, así que no era toda mi culpa. Esto, claro, desataba su demonio interno, que era impulsado por sus hormonas.
El segundo punto era aún más injustificado. Obviamente, aun no acababa de gustarle que trabajara en casa de Madison, y no dejaba pasar ni una oportunidad para despotricar contra ella. Es ridículo, en verdad, porque yo no solía toparme mucho con Madison entre semana, pues, como ya dije, mi horario de trabajo era el mismo en el que ellas estaban en clases, así que si acaso, la saludaba cuando ella llegaba, y yo ya iba de salida. Lo que sí es que los sábados, si ella estaba en casa, solía sentarse en el pórtico mientras yo trabajaba, y, aunque no teníamos mucho contacto visual, solíamos hablar por largo rato de muchos temas. No acabo de entender por qué le cae tan mal a Stefani, porque Madison no parecía tener ningún problema con ella. Claro que, preguntarle eso a mi futura esposa ocasionaría que me echara de mi habitación y le diera mi almohada a Milo. Pues bien, cuando a Stefani se le acababan los argumentos para regañarme, siempre salía a la luz sus frases denigrantes hacia Madison, a quien se refería como “esa zorra” o “tu amiguita”. Yo había desistido de hacerla entrar en razón, pues sólo se molestaba más. Esperaba que esto fuera sólo una etapa, porque no quiero exasperarme tanto como para decir algo incorrecto.
Pues bien… Hoy era “el día favorito de Stefani”. Y con esto me refiero a que es sábado por la tarde, y estoy en la casa de los Montgomery. Pero Madison no estaba, así que no tendría por qué haber problema más tarde.
Sé que hay algo que faltó en mi monólogo. Algo que sé que tanto mis amigos como mi chica se preguntaban. Bien, ya he dicho mil veces lo que Stefani piensa de mi amiga… ¿y qué pienso yo de ella? Stef nunca me lo ha preguntado directamente, y sé que no lo hará, pero estoy seguro de que debe pensar en ello siempre que la ve en clases, o mientras se pregunta qué estoy haciendo yo. Bien, Madison me parecía muy agradable, y si bien la primera vez que me la topé parecía una de esas chicas superficiales, ahora sé que no es así. Es una niña bastante tierna, educada y lista, alguien con quien puedo hablar de cualquier cosa, ¿y por qué no decirlo? Era hermosa. Estoy siendo honesto solamente, no puedo negar que tiene una sonrisa encantadora, y me gustan mucho sus ojos y sus facciones delicadas.
Sonreí al pensar en lo que me haría Stefani si dijera todo eso frente a ella. Y es que no hay que equivocarse, porque sí, eso pienso de Madison, pero ella no es para mí, y yo sé que ella tampoco tiene un interés amoroso en mí. Yo tengo suficiente y de sobra con mi Stefani, y jamás la cambiaría por nadie, es por eso que no me cuesta admitir que otra chica se me hace guapa, porque es lo mismo lo lindas que sean, para mí sólo existe Stefani en mi vida, y por eso también le digo que no tiene ningún motivo para estar celosa de nadie.
Lo único malo es que ella no lo ve así en estos momentos. Suspiré sólo de pensar en llegar a casa a recibir otra reprimenda injustificada, pero bueno, así eran las cosas. Me levanté del piso. Había estado sacando las hierbas malas, y tenía los pantalones llenos de tierra. Iba a ser un problema, puesto que no traía vehículo, y estoy seguro de que ningún autobús ni tren subterráneo me va a querer subir con la ropa así. Ok, no importa, volveré caminando a casa.
Ya había terminado por hoy, sólo tenía que regar el jardín y listo. Me sacudí un poco la tierra de las rodillas, y fui por la manguera. Al mismo tiempo, un auto rojo se estacionó frente a la casa. No puse mucha atención, porque abrí la llave del agua, pero esta no salió por la manguera, y me puse a ver si estaba tapada o algo…
-¡Hola, Bri!
Levanté la vista, y vi a Madison, bajar del asiento del copiloto.
-¡Hola!-respondí, lanzándole una rápida mirada, para seguir revisando el problema de la manguera
-¿Recuerdas a Stacy?-preguntó Madison
Volví a levantar la vista, al tiempo que Stacy Ferguson bajaba del asiento del piloto.
-Ah, sí-respondí-¿Cómo has estado?
-Muy bien, muchas gracias, Brian-respondió ella, sonriéndome
-Stacy prometió dejar de acosarte, así que puedes estar tranquilo-bromeó Madison
-Eso me tranquiliza-respondí con una risita
-¿Te falta mucho?
-No, sólo debo regar… Sólo que esta estúpida manguera no funciona y no sé porque
-La estás pisando
Miré abajo al tiempo que retiraba el pie. Por toda respuesta, el chorro de agua salió con mucha presión y me empapó por completo. Cerré la llave, mientras las chicas se reían.
-Creo que si funcionaba…-comenté, quitándome el pelo mojado de los ojos
-¿Estás bien?-preguntó Stacy
-Sí… sólo un poco de agua. Creo que ahora menos me querrán llevar en el bus
-Oh, si quieres te llevamos a tu casa
-¿Qué? No, gracias, estropearía tu sillón
-No te preocupes, podemos poner unas bolsas en él y listo
-No, de verdad, no quiero molestar
-No te preocupes-dijo Madison-Sólo vine a cambiarme, algo más para salir esta noche, tú sabes... y de todos modos vamos a ese lado de la ciudad, no nos desviaremos mucho
-Aun así…
-Vamos Bri, no creo que quieras ir caminando así, va a anochecer, el frío te hará daño
Me observé a mí mismo. Justo elegí ese día para usar una camiseta blanca que, ahora que estaba mojada, se transparentaba y se pegaba a mi cuerpo. No pude evitar notar que Stacy no había pasado esto por alto, por lo que crucé los brazos sobre mi pecho y respondí:
-Está bien… Pero les deberé un gran favor
-Genial-dijo Madison-Voy por mis cosas y vuelvo
Ella entró corriendo a la casa, dejándome solo con Stacy. Para no tener que estar parado con la camiseta así frente a ella, me apresuré a tomar la manguera para regar el jardín.
-Y dime…-dijo Stacy, avanzando lentamente hacia mí-¿Cuántos meses tiene Germanotta de embarazo?
-¿Lo sabes?-murmuré
-Cualquiera que la vea lo sabe, lindo
-Pues… casi 6 meses
-¿Será un niño o una niña?
-Ambos… son mellizos
-¡Vaya! Qué hombre que eres, ¿no?
-No me siento cómodo hablando de eso…
-Vamos, no dije nada malo
Fue un alivio para mí que en ese momento apareciera Madison, diciendo:
-¡Te dije que no lo molestaras!
-No lo hacía-respondió ella, alejándose de mí
-¿Terminaste?-me preguntó Madison
-Sí-respondí, cerrando la llave y enrollando la manguera
Sin decir nada, Madison presentó ante mí una sudadera azul, que reconocí como mía.
-La dejaste aquí el otro día-explicó-Sólo que quería lavarla antes de devolvértela
-Muchas gracias-respondí, tomando la prenda-No lo recordaba
-Deberías quitarte la camiseta-sugirió Stacy. Madison le dio un codazo-¿Qué?-exclamó-Está mojada, que se la cambie por la sudadera
-No hará daño si me la dejo por encima-respondí, poniéndome la sudadera, y esperando que así, Stacy dejara de mirarme fijamente
-Bueno, vámonos-nos apremió Madison-Aquí tienes la bolsa para el asiento
Me entregó una bolsa grande para basura, y, evitando mirar a Stacy, comenzamos a avanzar hacia el auto.
Me bajé del auto de Stacy, y me despedí de esas chicas con la mano. Bien, no había sido tan incómodo como creía, Madison me había hecho el gran favor de mantener a Stacy a raya con sus insinuaciones dirigidas a mí.
El taller estaba cerrado, pero no me extrañó, papá ya me había avisado que iba a ir a comprar más madera y cosas así. Abrí la puerta, y me encontré con Stefani en la sala, acompañada por Milo.
-Hola amor-saludé, cerrando la puerta-Perdón por llegar hasta ahora, es que...
-Brian-me interrumpió ella, poniéndose de pie-¿Te acabas de bajar del auto de Ferguson?
-Pues… sí, iba a hablarte de eso
-Qué bien, porque me encantaría escuchar tu excusa
-¡No es una excusa! Mira, yo estaba en…
-Espera un segundo… Otra vez hueles a tu amiguita
-Sí… olvidé esta chaqueta en su casa, y me la devolvió
-Eres un idiota
-Amor, ni siquiera me has dejado decir nada…
-No hace falta
-Oye, sólo me dieron un aventón, ¿qué importa eso?
-Sabes que le gustas a Ferguson, ¿verdad?
-Sí, lo sé, pero se ha calmado gracias a que Madison…
-¡Ah, claro! ¡Madison! ¡Siempre ella!
Me dio la espalda y fue a la habitación. Solté un gran suspiro y me pasé las manos por la cara antes de seguirla. Iba a ser una tarde de aquellas.
-Oye-dije, al alcanzarla en la habitación-No conviertas esto en otra de tus discusiones hormonales, o ya no sé cómo decirles…
-¿Disculpa?-se escandalizó ella-No me eches la culpa de tus cosas. No deberías andar con esas tipas y lo sabes
-¡Yo ni siquiera quería el aventón! Acepté para ser amable
-Pues que caballeroso, y que amables ellas, de verdad
-No tienes que ponerte así
-¿Y cómo quieres que me ponga? Estás llegando tarde a casa, en el auto de la chica que me odia, y ¿se me pasa algo? Ah, sí ¡a esa tipa le gustas!
-Sólo fue un aventón, ¿no me crees?
-Sí, te creo, pero me sorprende que seas tan tonto
-No quiero seguir hablando de esto
-¿Por qué no?
-Porque… ¡Ah! Es inútil discutir contigo cuando te pones así
-No me hagas molestarme más contigo
Levanté las manos en señal de rendición y me recargué en la pared. Stefani se sentó en la cama y me preguntó:
-¿No vas a decir nada?
¡Maldita sea, embarazo! Esta es la parte que no me gustaba, ella estaba demasiado irritable, y sé que se muere por seguir incriminándome. Ok, ok, está celosa, pero creo que está haciendo un SÚPER drama de esto.
-¡Brian!-me apremió
-¡No, ya no voy a decir nada!-respondí-Tú sólo quieres seguir discutiendo, pero ya me cansé de esto
-¿De qué, eh?
-De que me trates así. Por favor, piénsalo por un momento, ¿realmente crees que te engañaría?
-No sé
-¿En serio? ¿En serio dudas de mí?
-¡No lo sé!
-De acuerdo… bien, entonces mejor te dejaré pensar las cosas…
-¡Sólo quiero que reconozcas que eso que hiciste fue un error!
-Esto no tiene sentido, es una pelea estúpida
-¡Odio que defiendas a tu amiguita!
-Eres injusta con ella, Madison no tiene problema alguno contigo y tú te la pasas insultándola sin motivo
-¿Ves? La estás defendiendo justo ahora
-¡Basta! Lo que quieres es encontrar un motivo para odiarla, pero te molestas más porque no lo tienes. Te estás portando como una niña.
-Pues si ella es tan maravillosa, deberías casarte con ella
-Bueno, seguramente ella no me regañaría por nada
Stefani me lanzó un zapato, que esquivé por poco.
-Cálmate-dije, avanzando hacia ella-Por favor, basta. Estás exagerando.
-¿Ahora soy una exagerada?
-¿Sabes qué? Estás muy alterada, ¿quieres que diga que lo siento? Pues lo siento
-¡No me des por mi lado, Brian May!
-¡Pues deja de portarte como una loca!
Stefani me miró fijamente unos segundos. Respiré profundo y dijo:
-¿Ahora soy una loca?
-Bueno, lo siento también por eso-contesté, exasperado-Estoy cansado de que…
-No, ya entendí. Entonces no te cases con la loca
Dicho esto, se quitó el anillo y lo dejó sobre la mesita.
-¿Estás hablando en serio?-pregunté, viéndola fijamente
-Estoy harta de que me juzgues
-¡No te estoy juzgando! Esto te tiene mal y te da por exagerar todo
-Y tú te portas como idiota desde que eres el sirviente de Madison
-¡No soy un sirviente! Vuelve a ponerte eso, ¿quieres?
-Dáselo a Madison
-¡Ay, por favor…!
-Ya me lo quité, lo siento, olvídate de que soy tu prometida
No sé, en vez de ponerme triste (porque sé que no habla en serio, sólo está haciendo un berrinche) me molesté en serio, y avancé hacia ella mientras gritaba:
-¿Sabes qué? ¡Estoy harto de que me trates así! ¡Sé que estás pasando por cambios hormonales y todo eso, pero te portas como una niña malcriada y yo soy quien la lleva! ¡Pero ya estoy harto de tus berrinches y de que me grites por todo y…!
Iba diciendo eso, y casi llegaba a estar justo frente a ella, cuando Milo salió de quién sabe dónde y me mordió una pierna. Solté una patada para quitármelo, pero cuando lo logré, se me echó encima, ladrándome, y me tiró al piso.
-¡Milo!-gritó Stef, asustada
El perro se me quitó de encima y fue a pararse frente a ella, pero mirándome a mí, sin dejar de ladrar y en posición de volver a atacar. Yo me puse de pie, no sin mirar de reojo que mi pantalón estaba roto y que estaba sangrando del sitio de la mordida. Estúpido perro, al menos hacía bien su trabajo.
-Olvídalo-le dije a Stefani, alzando la voz para hacerme escuchar sobre los ladridos de Milo-¿Sabes qué? Haz lo que quieras
-Bien-respondió ella, cruzándose de brazos, derramando algunas lágrimas de rabia
Dicho esto, me di media vuelta y salí medio cojeando no sólo de la habitación, sino de la casa. Por Stefani no me preocupaba, si Milo creía que debía protegerla de mí, seguro la protegerá de cualquier otro.

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Yoü And I
RomanceBrian May es un chico humilde y tímido, con grandes aspiraciones para su futuro. Stefani Germanotta es una rebelde nata cuyo sueño es ser cantante. Cuando ambos se conocen, saben que están dispuestos a estar juntos para siempre, pero ¿y si parece qu...