Capítulo 100

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*Dibujo a mano porque #flojeradehacerloenlacompu*

~Narrado por Brian~
La sonrisa de mis pequeños era algo tan hermoso que se me llenaron los ojos de lágrimas. Sonreí también, más cuando Ruth levantó sus bracitos hacia mí, así que me incliné hacia ella y le di un beso en la frente, para después hacer lo mismo con su hermanito. Los pequeños no dejaban de sonreír, casi me olvidé que todos estaban alrededor mío. Cuando me percaté de ello, levanté la vista. Todos estaban en un silencio casi sepulcral.
-¿Podrían darme un momento a solas?-pedí, con voz ronca
Freddie les hizo una señal a los chicos con la cabeza, y fueron a la puerta. Stefani soltó un suspiro y también fue para allá
-No, Madison...-dije, al ver que ella también se disponía a salir-Quédate, por favor
No sé cómo le hayan caído a Stefani estas palabras, pero no dio señales de nada. Simplemente cerró la puerta tras de sí, dejándonos a mí, a Madison y a los bebés dentro. Ella se sentó junto a mí, y me puso una mano en la espalda.
-Son lindos, ¿no es cierto?-comenté
-Muy lindos-afirmó ella-Son muy parecidos a ti
-Ruth sí lo es...
-Piero también. Míralo, tiene muchas facciones tuyas. Aunque es cierto que Ruth se parece más a ti
-Es idéntica a mi mamá
Madison sonrió, y hundió sus dedos en mi pelo, acomodándolo.
-¿Qué opinas?-pregunté, en un susurro
-¿Sobre qué?
-¿No escuchaste lo que le dije?
-A medias. Hablabas muy bajo, pero escuché lo que ella respondía, igual creo que entiendo qué ocurrió... Creí que ibas a volver con ella.
-Iba a hacerlo... Qué tonto, ¿no?
-No... Bueno... No sé
-Tú estabas aquí, escuchaste todo lo que dijo de mí... No puedo volver con ella así nada más
-La quieres aún, lo sabes
-Sí, pero ya no soy tan tonto... No es correcto... ¿Me ayudas con Ruth?
-Claro
Le pasé a Madison a mi pequeña princesa. Ruth también le sonrió a ella, así que creo que era una buena señal.
-Sabes Bri-comentó Madison, mientras entretenía a Ruth con sus dedos-Realmente no importa si es "correcto" o "incorrecto". Haz lo que tú quieras
-¿Imaginas lo que haría Fred si le dijera que quiero volver con Stef justo ahora?
-Puedo imaginario, sí... Pero eso no importa. Si es lo que decides...
-¿Y me apoyarías?
-Siempre te apoyaré
-Gracias. Igual... No, no quiero volver con ella
-¿Hablas en serio?
-Sí. Al menos que me pida perdón o algo. Pero no... Oye, y vaya que le dijiste "un par de cosas"
-¡Ah, eso! Lamento haberlo hecho, quizás no fueron las palabras adecuadas...
-Ella siempre te insulta de la peor forma, ¿y te disculpas por llamarla bruja?
-Bueno... Sí
-Madison, eres realmente increíble
Ella se sonrojó un poco y se dedicó a juguetear con Ruth.
-Están enormes...-comenté, inclinándome para besar a Piero en la frente-Un mes fue muchísimo tiempo
Me quedé inclinado sobre mi tejoncito, y él asió mi fleco con sus manitas, viéndome con curiosidad.
-Supongo que debo hablar con ella de todos modos, ¿no?-murmuré
-Así es-respondió Madison-Y con tu papá también
-Ah, no... Eso es diferente. No fue culpa mía, él fue quien me echó antes de que esto pasara
-Sí, lo sé... Pero es tu papá. Está preocupado
-Ahora sí lo está. El viejo realmente se olvidó de que yo existía, decidió negarme, lo escuchaste. Pues que vea lo que se siente.
-Si no quieres vivir con él, al menos arreglen las cosas...
-Él es quien debe preocuparse
-Ay, Brian May, a veces quisiera...
-¿Golpearme?
-No, creo que ya estás acostumbrado a eso. Bueno... Siento que debería decirle a Stefani que entre
-Bien... A mal paso darle prisa. Ya qué...
Me puse de pie, tan de pronto que creo que fue algo emocionante para Piero, porque soltó una risita. Lo abracé más fuerte y le di un beso en la frente.
-¿A dónde vas?-preguntó Mad
-No quiero que ella entre. Mejor salimos... No quiero que nos escuchen
-Pues de acuerdo...
Madison y yo salimos a la sala, con los bebés en brazos. Todos los demás estaban ahí, en completo silencio.
-¿Podemos salir un momento?-le pregunté a Stefani, sin ver a nadie más
-Claro... Sí-respondió ella, poniéndose de pie
-Fred, ¿podrías...?-comencé a decir
Él se puso de pie de inmediato para recibir a Piero.
-¡Ven con el tío Freddie, pequeño!-exclamó Fred
Piero no hizo mucho caso, parecía más preocupado buscando algo, incluso soltó un par de quejidos.
-¿Qué pasa?-pregunté
-No les gusta estar separados-respondió Stefani-Madison...
Pero Madison ya se iba acercando a Fred. En cuanto Piero vio a Ruth más cerca de él, dejó de quejarse y puso atención en Freddie. Solté una risita, y me dirigí a la puerta, con Stefani detrás de mí.
-Me di cuenta como a las dos semanas-comentó, cerrando la puerta tras de ella cuando estuvimos fuera-Mamá tenía a Ruth y yo a Piero. Tocaron la puerta y fui a abrir. En cuanto salí de la habitación ambos comenzaron a llorar. Se calmaron hasta que los acostamos juntos.
-No me parece mal-respondí
-A mí tampoco, en realidad. Es lindo, ¿no?
Comenzamos a caminar hacia la parte de atrás de la casa.
-Lamento que arrestaran a tu papá-murmuré
-No lo lamentas
-No, claro que no
Stef soltó una risita nerviosa y suspiró, diciendo:
-Yo creía que había cambiado. Se portaba muy bien con todos
-Ese "todos" no me incluía.
-Debí saber que había algo raro... Brian, de verdad lo siento
-Sí, yo también.
-No me gusta que seas así
-¿Así cómo?
-Tan... No sé, frío
-No iba a llegar amando a todo el mundo, ¿cierto?
-¿Estás muy enojado?
-Pues claro que sí. O bueno... Más que enojado, decepcionado
-Sé que debía confiar en ti
-Sí. Y es que bueno... Si dijiste tantas cosas horribles de mí frente a mis amigos, no quiero ni imaginar cómo lo hacías estando con tu hermano.
-No sé cómo hacer para pedirte perdón
-Tampoco yo. Supongo que tendrás que sorprenderme
-Bri, te amo...
-Eso no me sorprende. Tendrás que esforzarte un poco más
Cuando menos lo esperé, ya estábamos en el bosque. Me detuve, para no seguir adentrándonos. Me volví y me recargué en un árbol, mirándola. Estaba ya tan delgada como antes, quizás más. Su cabello suelto revoloteaba con el viento, y sus ojos verdes estaban inundados en lágrimas. Pero ese no es mi problema, ¿o sí? Eso sí, debo admitir que me seguía pareciendo hermosa, tan hermosa como siempre, incluso hasta más. Pero bueno, eso no la ayudaba. Había perdido mi confianza, quizás no por completo, pero no le iba a ser tan fácil recuperarla. Maldita sea, yo la amo, me estaba costando un poco ser así con ella, pero es lo justo. Quería abrazarla, besarla incluso, pero quería mucho más escucharla decir una buena disculpa. No me estoy haciendo el digno, sabemos que es lo justo.
-Bien... No sé si estés de acuerdo-dije-Me gustaría venir todos los días, por los bebés. Espero no te moleste
-Quédate aquí-pidió ella
-No, gracias. Estaré viviendo con Roger una temporada. Luego me las arreglaré solo, cuando vuelva a trabajar.
-¿A trabajar?
-Claro. Para los gastos de los bebés, es mi responsabilidad
Me senté en el piso, para descansar un momento, pues sentía punzadas de dolor en las costillas.
-¿Te digo algo?-dijo Stef, sentándose frente a mí-Bri... Tienes 21 años. Te estamos exigiendo demasiado. Los chicos de 21 sólo se preocupan por escoger un buen bar. En cambio tú...
-Ellos no tienen a dos niños. Además, tú estás más atareada con esto, y tienes 19.
-Quédate conmigo. Por favor.
-No
-¿Por qué no?
Dudé unos segundos en responder, pero al final, el impulso me ganó:
-No quiero volver a caer
-¿A qué te refieres con eso?
-A... Nada
-¿A caer en qué? Dime
-Olvídalo
No me insistió. De hecho, no dijo nada más en un rato. Tampoco yo. Sé que dije que iba a hablar con ella, pero... ¿de qué? Si me ponía a soltarle todo lo que pensaba en ese momento, íbamos a acabar muy mal.
-Tienes razón-dijo ella de pronto
-¿En qué?
-No te extrañaba. No pensaba en lo que podía estar pasando contigo. Creo que era porque así podía... Creer que tenía razón en culpar a Madison... Y a ti, claro
Solté un gruñido.
-Acepto que fui una tonta. Pero en serio lo lamento mucho. No tenía ni idea de que estaba pasando... Todo esto
-Es que lo que me duele es que tuvieras tan poca confianza en mí
-Lo sé. Acepto que fue así. Pero yo... Yo sólo... Ah, no sé. No sé ni qué decirte.
-Ah, tampoco me dijiste que nuestro hijo se llama como tu padre
-No creí que fuera importante
-No lo es, sólo decía. Igual me gusta ese nombre. Has hecho un buen trabajo con ellos
-Ellos hacen que sea fácil. Son muy tranquilos. Les agrada estar rodeados de gente
-¿En serio?
-Sí. Ah, por cierto... Lo de hace rato... Era su primera vez sonriendo
-¿Hablas en serio?
-Sí, fue muy hermoso
-Qué suerte poder verlo... Eh, y aún usas el anillo
Stef miró su mano un segundo, donde el anillo de mi mamá brillaba.
-Ah, sí-respondió ella-¿Te molesta o...?
-Ah, no, no, sólo... Creí que ya no lo usabas
-Si quieres que te lo devuelva...
-No. Es tuyo
Estaba siendo incómodo mantener la conversación, de modo que nos volvimos a quedar callados. O al menos así fue unos minutos, pero luego, Stefani pareció recordar algo, o esa impresión me dio.
-Bri-dijo de pronto-Creo que... Debo decirte algo...
-Dime-respondí
Ella se quedó callada, como meditando lo que seguía. Al final, luego de lo que pareció una lucha interna consigo misma, suspiró y, sonriendo, dijo:
-Nada. Me alegra verte de nuevo. Y es en serio.
Sé que eso no es lo que iba a decir, pero no importa, no insistí.
-Gracias-respondí-Me alegra ver que también estás bien. Aquel día... Todo se puso muy feo, ¿no?
-Un poco. Gracias por haber estado ahí, no te lo había dicho
-No agradezcas. No podía hacer más
-También me donaste sangre...
-Sí, pero tú también lo hiciste por mí antes
Ella me sonrió. Stefani es la única persona que me hace sentirme así de confundido, y hacerme pasar de un estado de ánimo a otro con sólo un par de palabras.
-Bueno... Supongo que podríamos ser... Amigos-propuso ella, lanzándome una mirada muy... Ah, no sé, tierna.
-Supongo que sí-respondí
No sé si ella decía eso al ver mi negativa de ceder, pero por mí eso estaba bien. Y a la vez no, quiero que siga insistiéndome para poder ceder. ¿Qué rayos estoy diciendo? No sé si quiero o no volver con ella, eso seguro. Digo, yo venía para volver, pero luego decidí que no, y ahora... Pues estoy así.
-¿Puedo?-preguntó, abriendo los brazos en ademán de abrazarme.
Solté una risita e hice el mismo ademán. Ella sonrió y me abrazó. Recargué mi barbilla en su cabeza, mientras sentía el aroma de su cabello. Pienso que quizás me dijo lo de ser amigos por ella, no por mí, pero no estoy seguro... No sé qué es lo que ella espera de mí. Ni yo sé que espero de ella, joder. Al final de todo esto, ¿qué somos? ¿Amigos que tienen dos hijos?
Levantó la vista hacia mi rostro y sonrió. Con cosas como esa, ¿cómo se supone que voy a dejarla? Me siento verdaderamente atado a ella. Y no, no lo digo en un sentido "malo".
-Será mejor que regresemos, ¿no?-propuso ella
-Sí, aunque si te soy sincero no quiero ver a mi papá...
-¿Estás muy enojado con él?
-Pues... Algo
Ella se puso de pie, y me tendió una mano para ayudarme a levantarme.
-¿Y conmigo?-preguntó, cuando ya estuve de pie
-Claro que sí-respondí, sin soltarle la mano
-De verdad lo siento
Sonreí y negué con la cabeza, soltando su mano y comenzando a caminar, con ella a mi lado.
-Se me ocurre una idea para ayudarme a olvidar esto
-¿Cuál?
-Ya que estaré visitándote siempre, podrías cocinar para mí alguna vez
Stefani soltó una risita y me miró como esperando que le dijera que bromeaba.
-¿Es en serio?-preguntó
-Sí, en serio
-¿De verdad te gusta cómo cocino?
-Te juro que sí
-¿Te estás burlando de mí?
-No, en serio me gusta cómo cocinas
-Si tú lo dices... Está bien. Yo cocino y tú te haces cargo de los tejoncitos
-Me parece perfecto
Minutos después, estábamos de nuevo al frente de la casa, pero antes de abrir la puerta, Stefani se puso de puntitas y me dio un beso rápido en los labios.
-Lo siento-murmuró, y antes de que pudiera responder, abrió la puerta y entró a la casa.
No pude evitar dibujar una sonrisa estúpida, y fui tras ella.
Todos seguían en la sala. Los chicos y Madison entretenían a los bebés con algunos juguetes, y los pequeño reían abiertamente. Creo que no dejarán de hacerlo, ahora que saben cómo.
-Madison-dijo Stefani, parándose justo enfrente de todos-Quiero pedirte perdón por... Todo
Todos se quedaron callados. Madison me volteó a ver, y yo me encogí de hombros.
-Me porté como una tonta, y quería echarte la culpa de mis problemas. Así que... En serio lo lamento mucho.
-Pues... Sí, de acuerdo-dijo Madison, aún muy sorprendida-Yo...siento lo que te dije hace rato
-Sabemos que lo merecía
-Seguro sí-opinó Freddie
-También me disculpo con ustedes, chicos, por no creerles, sobre todo a ti, Fred. Habría facilitado las cosas si les hubiera ayudado
-Sí, eso lo sé-dijo Freddie-Te lo dije, pero tu ego es tan grande que...
-Aceptamos la disculpa-interrumpió John-Todos nosotros
-Ay, está bien
Stefani sonrió tímidamente y se acercó a Madison. No sé qué pasó, porque en ese momento sentí una mano en mi hombro, me volví y me encontré con papá.
-¿Podemos hablar?-preguntó
Asentí levemente, y fuimos al estudio de nuevo. No, no iba a ceder por nada del mundo. De Stefani lo entiendo, era una novia despechada. Pero él es mi padre, se supone que debía confiar en mí, estar conmigo.
-Brian... No sé por dónde empezar-dijo
-Dime algo-solté-Después de todo lo que hice para que estuvieras orgulloso de mí, ¿no te costó ni un poco decidir que yo tenía la culpa de todo?
-No, no me costó trabajo. Todos creíamos que tenías algo con esa chica. Tú y yo sabemos que lo quisiste o lo quieres.
-¿Todavía lo piensas?
-Si he de ser sincero, sí
Maldita sea. Papá era muy, muy terco. Pero yo también podía serlo.
-Bien, lo dijiste todo, viejo. No confías en mí todavía
-Confío en ti, hijo. Sólo se sincero
-Lo he sido toda mi vida contigo. Nunca te he fallado. En cambio tú me abandonaste cuando más te necesité. ¡Este mes, tu hijo estaba secuestrado y no te diste cuenta!
-¿Cómo se supone que iba a saberlo?
-Ayudando a los chicos, ¿qué tal? Te necesitaba, papá. Así como te necesitaba cuando mamá murió. Ah, sí, también me dejaste solo.
-Te pedí perdón por eso
-Sí, después de darme una paliza, ¿recuerdas? ¡Era un niño!
-Enmendé ese error. Trato de hacer algo bueno por ti ahora. Si regresas a casa...
-¿De la que me echaste?
-Sabes que no eres completamente inocente, ¿verdad?
-¡Dios! Me llevaba bien con la hija de mis patrones, ¡qué terrible crimen!
-Empiezo a recordar por qué te eché
-Entonces queda claro. Iré por el resto de mis cosas más tarde y me voy para siempre
-Espero que eso incluya a tu perro
-Ajá
Le di la espalda y salí de ahí. Él vino tras de mí, pero sin más ni más, salió de la casa, y escuché el motor de la camioneta.
-¿Que fue eso?-preguntó Freddie, cuando aparecí frente a ellos
-Nada
Todos me miraban, preocupados, pero no iba a ponerme a hablar de eso ahora.

Pasó aproximadamente media hora, en la cual Stefani nos hablaba de los bebés. Qué les gustaba, qué no les gustaba, las cosas que hacían...
Cada quien tuvo turnos para cargar a los mellizos. Tal y como Stef había dicho, a ellos les encantaba estar rodeados de gente y recibir atención. A Freddie le encantaba tomar su turno, y no dejaba de hacer reír a mis pequeños. En cuanto a mí, me siento muy contento de que los tejoncitos se adaptaran a mí, de que me reconocieran, me atrevería a decir. No voy a poder pasar ni un solo día sin verlos.
En eso estábamos, cuando se escuchó un auto afuera. Stefani le pasó a Ruth a John, y se levantó del sofá para abrir la puerta cuando tocaran. Sin embargo, no fue necesario, porque la puerta se abrió, y Jo se quedó ahí plantado, sorprendido de vernos ahí.
-Justo a quien me moría por ver-dijo, cuando su vista se clavó en mí
Me puse de pie. No me iba a detener a explicar nada, hacía mucho tiempo que le traía ganas a este sujeto. No le di tiempo de reaccionar, fui hacia él y le solté un puñetazo en la cara.
-Ya era mi turno, ¿no crees?-comenté
Jo se repuso del golpe, y se hubiera lanzado sobre mí de no ser porque Roger lo sujetó.
-¡Basta!-nos gritó Stefani-Jo, escucha, Bri está muy lastimado y...
-No tanto como lo estará cuando termine con él-dijo, tratando de soltarse de Roger
-Ya te dije que es mi turno-murmuré con intención de aprovecharme de que estaba inmovilizado
-No, espera-pidió Madison, poniéndose frente a mí-Bri, mira cómo estás, si te golpean...
-¿Qué hace este animal aquí?-preguntó Jo
-¿Quieres calmarte?-pidió Stef-Te voy a explicar, pero no vas a golpearlo más, nunca, ¿entendiste?
-Tú lo odias, ¿recuerdas?
-No, ya no. No voy a dudar de él más
-¿Vas a volver con este tonto? ¿Y qué hay...?
-Cállate. Ahora, cálmate. También tú, Brian. Vamos a hablar, ¿sí?
-Yo aún quiero golpearlo-mencioné
-No hables, por favor-pidió Mad, poniéndome las manos en el pecho
Roger soltó a Jo, quien se limpió con la manga el hilo de sangre que le salía de la boca.
-¿Qué haces aquí?-me preguntó
-¿Qué haces tú aquí?-lo reté
-Es mi casa, imbécil.
-¿No estabas trabajando?-preguntó Stef
-Mamá llamó. Dijo que tenía algo muy urgente que decirnos de papá
-¡Yo tengo un par de cosas que decir de tu papá!-exclamé
En eso, la puerta volvió a abrirse, y la madre de Stef apareció en la entrada. Se quedó pasmada al verme ahí, se aclaró la garganta y dijo:
-Bien... Creo que ya saben lo que pasó

Yoü And IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora