~Narrado por Stefani~
Habían ya pasado un par de semanas desde que Brian comenzó a trabajar en la mina, y yo aún no me había animado a decirle que estaba trabajando para mi papá. No sé qué reacción pueda desencadenar en él, pero… Bueno, pare ser sincera, y por más egoísta que suene, lo que quiero evitar a toda costa es que Brian vuelva a casa de los Montgomery. Él le había devuelto la llamada al Prof. Montgomery, pero sólo fue para decirle que su decisión de dejar el empleo estaba tomada, y que lo sentía. Aun así, según me contó Brian, el profesor insistía en que siguiera yendo a su casa, para regularizarlo antes de entrar a la escuela. Brian había dicho que quizá cuando tuviera tiempo libre, pero lo cierto es que no le veía ganas de tomar en cuenta esa propuesta. Ignoro si pretende volver a la escuela o no, no hablaba mucho del tema.
A decir verdad, lo seguía notado un poco deprimido, y no era para menos, pero yo seguía insistiendo en hacerlo olvidar todo aquello a base de ser atenta con él.
Lo que pasaba acá es que Bri está agotado. Ese trabajo en la mina lo está dejando un poco débil, siempre llegaba muy cansado. Estaba trabajando lo doble, y no estaba ganando ni la mitad de lo que le pagaban los Montgomery. Además, sumado a esto, no podía dejar de lado los ensayos con los chicos, pues seguían tocando todos los sábados en el bar, y sabemos lo exigente que es Freddie. De todos modos, esto animaba a Bri, pues empezaban a tener gran aceptación como banda, había personas que iban cada fin al bar sólo para verlos.
Pero así estaban las cosas, a pesar de que estaba cansado del trabajo, de que le habíamos hecho dejar de ver a su mejor amiga, y de que su papá apenas le dirigía la palabra, Bri no se había quejado ni una sola vez, y estaba de los más cariñoso conmigo. Debe sentirse culpable por todo aquel asunto de Madison, pero no dice nada.
Por mi parte, esto de estar en casa sin hacer nada más que tareas domesticas comenzaba a ser muy aburrido. Sobre las canciones que estaba grabando para el sello hace unas semanas, tampoco había mucho por hacer. Habían puesto mis demos en espera de aprobación para dar el siguiente paso, y ese proceso podía tomar algunos meses, aunque está bien, porque de todos modos no sé si podría seguir yendo a grabar ahora que los pequeños están a… básicamente nada de nacer.
De unos días para acá me había comenzado a sentir un poco más agotada de nada, pero claro, esto del embarazo no es precisamente fácil. Estábamos en una etapa en la que los bebés se movían bastante, y yo comenzaba a tener varios malestares. Habíamos ido con la ginecóloga a ver si todo iba bien, y sí, ella nos había asegurado, después de los exámenes correspondientes, que los bebés se estaban desarrollando muy bien, y que probablemente podrían nacer por parto natural. Además, tenía programado el día del nacimiento para los primeros días de septiembre. Bri y yo insistíamos en que ningunos niños en el mundo estarían tan consentidos como este par: no éramos sólo nosotros dos, sino que todos estaban impacientes por la llegada de los mellizos. Hacía varios días, Brian había llevado la cuna ya terminada a nuestra habitación, y yo me había dedicado a pintarla. Teníamos ya muchísimas cosas para ellos, y todavía Freddie y John aparecieron trayendo un montón de ropa (que por cierto, era John quien cargaba con todo mientras Freddie lo apremiaba a caminar más rápido). También mi hermano estaba muy emocionado, cada que lo veía no paraba de hablar sobre las cosas que llevaría a hacer a sus sobrinos cuando ya estuvieran un poco más grandes. Y Hazel… vaya, Hazel estaba igual o más emocionada que yo, algo me dice que ella va a estar muy al pendiente de los pequeños siempre.
Este día en especial, me sentía muy mal. No pude comer nada porque tenia unas náuseas terribles, pero daba igual, no tenía nada de hambre. Me dolía un poco la cabeza, si esto empeoraba, quizás si fuera al hospital, aunque me dijeran que no era nada. Le hubiera pedido a mi suegro que me acompañara, pero había salido desde hace rato a instalar una cocina o algo así. Brian no debía tardar en llegar, aunque sé que se va a preocupar mucho si me ve así. Estaba acostada en el sofá, con una almohada y una manta, vistiendo una camiseta de Brian, y viendo un programa de cocina, y no podía evitar pensar que, si intentara preparar la pierna de cerdo que horneaba la presentadora, probablemente incendiaria toda la cuadra.
En eso, escuché llaves del otro lado de la puerta. Brian, seguro, porque no escuché ningún auto, y él solía irse en el tren al trabajo. Y efectivamente, abrió la puerta y apareció en el umbral. Sólo que, en cuanto lo vi, me dejó sin habla.
-¿Qué pasa?-preguntó, al verme en el sofá-¿Estás bien?
-¿Que si estoy bien?-repetí, alarmada-¡¿Qué te pasó a ti?!
Bri soltó un gruñido, dándome la espalda para cerrar la puerta, aunque sólo consiguió alarmarle más. Además de que llegaba lleno de polvo de carbón, como siempre, tenía manchas de sangre en la camiseta y el pantalón, que también estaba rasgado. Tenía también los codos y parte de los brazos tan raspados que estaban casi en carne viva.
-¡No te levantes!-exclamó, al ver mis claras intenciones de acercarme a ver cómo estaba.
Me quedé incorporada, viéndolo venir hacia acá, caminando con cautela, pues por lo visto también tenía raspones en las piernas. Llegó al sofá y se arrodilló frente a mí.
-¿Qué te pasa?-preguntó
-¡Olvida eso!-alegué-¿Qué pasó contigo?
-Bueno… ¿Recuerdas que cuando empecé a trabajar en la mina te dije que no era tan torpe como creías?
-Ajá…
Bajó la vista, un poco avergonzado, antes de continuar:
-Pues me caí a una zanja…
Solté un gran suspiro y me dejé caer en la almohada, casi poniendo los ojos en blanco.
-¿Qué voy a hacer contigo?-suspiré-¿Cómo pasó?
-Pues… estaba trabajando por ahí, y resbalé con unas rocas…-explicó
-¿Cómo que resbalaste?-me asome al piso, viendo sus zapatos-Tejón, ¿por qué demonios llevas tenis a la mina? ¡Pero claro que te ibas a resbalar con ellos! ¿Y las botas?
-Tal vez, sólo tal vez, se les despegaron las suelas y se me ocurrió que los tenis eran buena idea
-Ay, Brian… ¿La zanja era muy profunda?
-No… unos dos metros
-Eso es profundo, tonto
-Pero estoy bien, sólo unos raspones. Lo bueno que traía el casco, pero me llevé un buen golpe en la espalda…
Alargue la mano para buscar ese golpe, y Bri guio mi mano con la suya. Sentí un sitio húmedo en su espalda baja, al tiempo que el hacía una pequeña mueca de dolor. Vi mis dedos llenos de sangre y volví a suspirar, viéndolo atentamente. Me sentía algo culpable porque, a estas alturas, el moretón del golpe que le di en la cara aún no se borraba. Su cabello, extremadamente desordenado y lleno de carbón, caía sobre sus ojos, que en estas semanas no habían dejado de estar rojos e irritados. De hecho, esto empezaba a preocuparme, porque ya había notado que, para poder ver de lejos o de muy cerca, Bri comenzaba a entornar los ojos, como si viera borroso.
Hundí mi mano en su cabello, apelmazado por el sudor, pero que igual se sentía muy suave, y comencé a acariciarlo, él me miró y sonrió sin despejar los labios. Tenía la cara también manchada de negro, y me daba la impresión de ser un niño travieso que se la había pasado jugando en la tierra.
-¿Qué voy a hacer contigo?-repetí
Se encogió de hombros. Solté una risita.
-Te dije que eras demasiado torpe para esto-lo reprendí, jalando su oreja cariñosamente
Luego, le di un beso. Cuando nos separamos, Bri soltó una risita.
-Tienes algo de…-murmuró, señalando su nariz
Pasé mis dedos por mi nariz, y vi que se me había quedado un poco de carbón en ella.
-Te ayudaría, pero…-levantó las manos, que tenía totalmente negras
-No importa-aseguré. Volví a hundir la mano en su cabello y comenté-: Debes renunciar a este trabajo
-¿Por qué?
-Amor… Tú no eres un minero
-Esto sólo fue un pequeño accidente, no es para tanto…
-No por esto. Tú… no sé, deberías estar en un observatorio, o con tu telescopio, o tu guitarra. Te hace mal la mina.
-Firmé un contrato por un mes, no puedo renunciar ahora
-Por favor, hazlo cuando acabe el mes
-Pero no tendré trabajo
-No importa
-Claro que sí, más ahora que se acerca la llegada de los niños
-Por favor…
-Bueno… lo voy a pensar
Bri recargó la barbilla en el sofá junto a mi pecho, mirándome atentamente, y dijo:
-Aún no me dices que tienes tú
-Ah, no es nada… me sentía algo mareada y…
Me interrumpida, porque justo en ese momento sentí un sudor frío, y sentí que me iba a desmayar.
-¿Stef?-dijo Bri-¿Qué pasa, amor?
-Creo que… se me bajó la presión, o algo
Sentí un frío en todo el cuerpo, cierto mareo, y de nuevo esa sensación de desmayo.
-¿Quieres ir al hospital?
-Sí… por favor
-Ven… abraza mi cuello
Hice lo que me pedía, y en ese momento creo que medio me desmayé, porque no supe más .

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Yoü And I
RomanceBrian May es un chico humilde y tímido, con grandes aspiraciones para su futuro. Stefani Germanotta es una rebelde nata cuyo sueño es ser cantante. Cuando ambos se conocen, saben que están dispuestos a estar juntos para siempre, pero ¿y si parece qu...