L'amour

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Su lengua era cálida y suave y se movía tan lenta y delicadamente como nosotros habíamos bailado en el Gran Comedor en las primeras canciones. Estuvimos así durante un tiempo que a mí se me hizo dulce y eterno, hasta que él se separó y me miró a los ojos sonriendo nervioso. Yo sonreí sonrojada e intentaba quitar esa tonta expresión de enamorada de mi cara.

—Siento haber sido tan precipitado... —rompió el silencio de la noche con un susurro.

—No te arrepientas —negué con la cabeza, aún sonriendo.

—No he podido aguantar más —confesó—. Si no te besaba esta noche, nunca lo haría.

—Entonces me alegro de que lo hayas hecho —admití y se rio.

—Me encanta tu peinado... Te queda muy bien el pelo recogido, se te ve más la cara —sonrió, acariciando mi mejilla, lo que me hizo ponerme más roja.

—Gracias —musité.

—Bueno, estar aquí es agradable, pero dentro de poco empezaremos a tener frío. Será mejor que volvamos dentro —propuso. Miró su reloj de muñeca—. O quizá debamos ir directamente a los dormitorios.

—¿Qué hora es? —pregunté.

—Casi la una de la madrugada.

—Merlín, qué sueño tengo —reí.

Todavía estaba sujeta de la cintura por sus manos y pegada a él, así que me soltó, agarró mi mano y me condujo adentro. Caminamos en silencio hacia mi Sala Común. Me extrañó no encontrarme con nadie.

—Buenas noches, Em —se despidió Draco.

—Buenas noches, Draco —sonreí. Apretó con afecto mi mano y plantó un corto beso en mis labios, para después sonreírme ampliamente y dirigirse a las mazmorras.

Introduje la contraseña de mi casa y corrí a mi habitación. Susan y Hannah dormían ya profundamente. Megan Jones se revolvía en su cama con brusquedad y no sabía si tenía una pesadilla o no podía dormir. Además, ¿a quién le importaba? Aún me preguntaba por qué había decidido ir al baile con el idiota de Smith.

Me quité los zapatos y el vestido y los guardé. A duras penas me puse mi pijama y me tumbé en la cama, sin siquiera darme cuenta de que no me había deshecho la trenza. Me dormí al tocar la almohada y soñé sobre rubios con labios rosas y tiernos.


—¿Dónde te habías metido?

—Estuvimos buscándote por todo el Comedor.

—Eres una irresponsable.

—No me puedo creer que llegases más tarde que nosotras a dormir.

—Deberíamos haber quedado para irnos juntas.

—¿Dónde te llevó Malfoy?

—No te habrá embrujado, ¿no?

—¡HABLA! —exclamaron Susan y Hannah al mismo tiempo. Me estaba quitando la trenza antes de ir a desayunar.

—No me ha embrujado —contesté riendo, pensando de otra forma el concepto de «embrujar».

—¿Y dónde os metisteis? —curioseó Susan.

—¿Sabe aparecerse? Porque no está permitido en menores de diecisiete años y se necesita carnet —inquirió Hannah. Rodé los ojos.

—Fuimos afuera a tomar el aire y luego nos marchamos a dormir, porque era casi la una —respondí.

Susan y Hannah se miraron entre ellas no muy convencidas de mi contestación.

—¿Y ya está? —alzó una ceja Susan.

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora