El Decreto de Enseñanza n.º 28 se creó al día siguiente y Fudge puso como directora a la idiota de Umbridge. Harry nos contó que Dumbledore había escapado con genial astucia y que no podría ser llevado a Azkaban. Al menos había una buena noticia entre tanta basura...
Pero no podía durar mucho, claro. Cuando me dirigía hacia el Gran Comedor, después de haber tenido Herbología con Gryffindor, Ernie se acercó a mí con cara de pocos amigos.
—Malfoy me ha quitado cinco puntos «por contradecirle» —bufó.
—Los prefectos no...
—Dice que pertenece a la Brigada Inquisitorial y que sí puede quitarme puntos. ¡Es un demente! Y Umbridge también. Y encima es la nueva directora... Algún día habrá un golpe de estado y yo seré el maldito líder —me interrumpió hablando con verdadera molestia.
—¿Brigada Inquisitorial? —repetí a punto de enloquecer.
—¡Claro! Por eso estaba ayer intentando pillarnos saliendo de la Sala de los Menesteres, ¿no? Con sus estúpidos amiguitos —comentó Justin.
—Menuda asquerosa que está hecha Umbridge. Ahora que es la directora, se nos hará imposible practicar con el ED —se quejó Ernie enfadándose cada vez más.
—Es que se han suspendido las clases. Si no tenemos otro sitio para que entren más de treinta personas, pues me dirás dónde lo haremos —resopló Susan.
—Emma, ¿te encuentras bien? Estás muy roja... —me preguntó Hannah, que se había mantenido en silencio hasta ahora, como yo.
—Merlín, parece que va a explotar —murmuró Ernie fijándose en mí.
—¿Te ha ofendido que...? —comenzó Justin.
—No —gruñí mirando al suelo—. Más quisiera él que me sintiese mal porque le insultáis. Se lo tiene más que merecido, por rastrero, traidor, insulso, hipócrita...
—Cálmate, Emma —me dijo Hannah con delicadeza.
—Calmarme... Ja, como si fuese tan fácil —en esos momentos ya estaba temblando de ira, pero no pude empezar a gritar.
—¡Hola, Emma! —exclamó una voz detrás de nosotros. Sacudí la cabeza y vi a Ed tan sonriente como siempre—. ¿A qué viene esa cara? —me preguntó cuando le saludé con un gruñido, mientras mis amigos entraban en el Gran Comedor y se sentaban en nuestra mesa.
Y le conté la disputa que tuve con Malfoy. Quiero decir... con Draco.
—Pues yo opino que te pasaste un poco —me dijo Ed, aunque entrecerró los ojos por si empezaba a gritarle. Como vio que le escuchaba, decidió continuar—. Eso de que fue un error pensar en él cuando te pedían pensar algo bonito fue muy duro por tu parte. A mí no se me ocurriría decir eso por muy cabreado que estuviera... Y no aceptar sus disculpas también fue una necedad, querida —opinó con seguridad, como si supiese del tema mejor que nadie.
—¡Pero está a favor de Umbridge cuando él sabe que la odio! Eso me pone de los nervios y por eso, cuando me enfado, digo tonterías —espeté frustrada.
—Emma, cariño, compréndelo. Tú estás enfadada porque él está a favor de Umbridge, pero... ¿cómo crees que se siente él cuando tú estás a favor de Potter? —preguntó. Me quedé mirando a Ed con la boca abierta y él sonrió de lado.
—Debe sentirse... más que traicionado... —contesté y mi amigo asintió con aire de sabiduría—. Pero no me lo contó —fruncí el ceño.
—Ni tú a él lo del ED —se encogió de hombros.
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La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)
FanfictionLa valentía nunca había sido mi fuerte, pero sí mi tenacidad; supongo que por eso me eligieron para la casa de Hufflepuff. Soy Emma O'Brien y estoy complacida de contarle al mundo (tanto mágico como muggle) la historia de mi vida, sobre todo en Hogw...