Al hurón blanco le llevan a las mazmorras

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—¿Puedes creerte que aquí hay elfos domésticos trabajando? ¡En Hogwarts! Sir Nicholas nos ha dicho que es el sitio en donde más hay. ¡Yo aún no me lo creo! —me decía Hermione antes de entrar a comer.

—Por Merlín, Hermione, déjalo ya... —suspiró Ron con cansancio.

—Sigues comiendo, ¿no? Trabajan porque así es su naturaleza —le dijo Harry.

—¡Tú calla! No tienes ni idea de nada sobre los elfos domésticos —espetó Hermione.

—Oh, ¿tú sí? —preguntó Ron con sarcasmo.

—¡Tú no te has leído siquiera Historia de Hogwarts, así que cállate! —exclamó Hermione poniéndose roja.

—Vamos, Hermione, relájate —le aconsejé poniéndole una mano en el hombro.

—Eres igual de agresiva que tu gato... Ahora entiendo el dicho de que las cosas se parecen a su dueño —espetó Ron despectivamente.

—¡Ronald Weasley, no te aguanto! —chilló ella sin ni siquiera entrar en el Gran Comedor.

—Genial. ¿A quién le pedimos ahora los deberes? —reprendió Harry a Ron.

—¡Harry! —le reñí, pero se me escapó una sonrisa.

—¡Ah, claro! Te los pedimos a ti —sonrió él haciéndose el loco.

—¡Lo llevas claro! —me reí.

—Todas las mujeres sois iguales... Bueno, tú eres menos gruñona que Hermione —comentó Ron.

—Deja de comentar clichés, anda —le dije sonriendo.

—¿A dónde habrá ido Hermione? —preguntó Harry.

—A la biblioteca —contestamos los tres dándonos cuenta de quién hablábamos.

—Cómo no —dijo Fred Weasley. ¿O era George? No... Era Fred.

—Aún no nos han puesto deberes y ya está allí. ¿Qué demonios le pasa en la cabeza? —bufó Ron cuando estábamos entrando al Gran Comedor.

—¡Oh, mier...!

—¡Harry! —le avisé.

—Oh, vaya —rectificó él mirándome. Sonreí—. Nos toca Adivinación, Ron...

—Deberíais haberos desapuntado, como Hermione. Tiene razón, es mucho mejor Aritmancia. Oh, eso me recuerda que tengo esa clase después, con ella.

—Dile a Hermione que es una empollona de mi parte —me pidió Ron.

—No lo haré —le sonreí.

—Lechuza mala —bromeó. Reí y fui hacia mi mesa para comer. Luego me dirigí a mi siguiente clase: Pociones.

Después de preparar una complicada poción y ver que casi fui la única en hacerla bien, a parte de Ernie, me dirigí con Hermione a clase de Aritmancia con la profesora Vector. Lo mejor fue que no tuvimos deberes.

—Nos vamos a pasar las noches en vela haciendo sus estúpidos trabajos —se lamentó Ron con un gemido de molestia—. Es una mala bruja...

—¿Hablas de Trelawney? —curioseé.

—Sí, al parecer nos ha puesto los deberes de un mes entero —suspiró Harry.

—Pues la profesora Vector no nos ha mandado nada —sonrió satisfecha y feliz Hermione. Yo corroboré asintiendo.

—Pues qué suerte... —masculló Ron.

Los cuatro estábamos en la cola para entrar a cenar, cuando una voz llamaba a gritos a Ron, diciendo «Weasley», en vez de su nombre. Pronto se nos acercó la persona y vimos que se trataba de Draco. Ni siquiera se molestó en mirarme, simplemente estaba interesado en el pelirrojo, al parecer. Le leyó un artículo de El Profeta delante de todo el vestíbulo en silencio, el cual hablaba de su padre y Draco solo se lo enseñó para hacerle rabiar.

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora