Días de mala suerte

177 27 15
                                    

Abrí los ojos con lentitud y me llevé velozmente una mano a la frente, porque me dolía muchísimo la cabeza. Sobre ella tenía una toalla húmeda y caliente. Percibí las voces de un grupo de personas, pero estaba tan desorientada que no sabía dónde estaba ni quiénes eran esas personas que murmuraban. Quizás mi sufrimiento había acabado y me encontraba en el cielo.

Aunque eso era la cosa más improbable del mundo, porque, de estar muerta, me encontraría un estado mucho más placentero.

Gruñí al intentar incorporarme en la cama (sí, estaba en una cama), hasta que oí que una voz femenina y angustiada decía mi nombre. ¿Quién era? Suspiré con pesadez y dejé de intentar moverme.

—¡Señora Pomfrey, ha despertado! —exclamó un chico.

—No grites... —balbuceé. Supuse que nadie me entendió, porque la enfermera respondió con otro grito, aunque de alivio.

Así que estaba en la enfermería... ¿Por qué?

—Emma, ¿te encuentras bien? —me preguntó la mujer mirándome a los ojos. Parpadeé una vez y ella lo interpretó como quiso—. Vamos, ayudadme a incorporarla. Con cuidado, por favor.

El grupo de gente la obedeció y, después de unos segundos de esfuerzo, me encontraba sentada en la cama. Intenté abrir más los ojos, pero me era casi imposible. Volví a llevarme a la frente la mano, lentamente, y me aparté la toalla mojada. De esta manera, tenía un campo de visión mucho mejor. Parpadeé de nuevo tres veces y divisé a las personas allí presentes.

Ernie... Justin... Susan... Ash... Pomfrey... Hermione... Harry... Ginny... Los gemelos Scamander...

Tosí débilmente.

—Tranquila, querida, ahora mismo vas a tomarte esta poción y... en unos minutos te sentirás mejor —me indicó la enfermera, apurándome una taza humeante de brebaje mágico. Me lo bebí de un trago, haciendo una mueca al final por su ácido sabor.

—¿Qué ha pasado? —pregunté en voz baja.

Todos se miraron entre sí. Harry carraspeó y los demás asintieron.

—Bueno, Emma... No sé si te acordarás, pero Smith y tú...

Giré la cabeza con rapidez para buscarle por la habitación, pero desgraciadamente no se encontraba allí.

—¿Dónde está? ¿Dónde está? —murmuré nerviosa.

—Suponemos que en la Sala Común. Hemos pedido al director que no le deje entrar a verte —informó Ernie.

—¡Voy... a...! —se me hacía casi imposible hablar. Sentía una fatiga inmensa y una presión angustiosa en el pecho, como si tuviese un ataque de asma. No sabía por qué me encontraba tan debilucha... No me gustaba estar así.

—No hagas esfuerzos, Emma —me dijo Susan con pena. Fruncí el ceño y apoyé el puño en la cama.

—Va a pagar... por lo que ha hecho... —espeté. No parecía poder convencer a nadie en mi estado, pero a mis palabras no les faltaban verdad. Iba a matar a ese hijo de...

—¡Mi Em de siempre ha vuelto, por fin! —gritó Ash y se abalanzó a abrazarme.

Susan ahogó un grito y se calló al ver que yo no me quejaba. De hecho, le devolví el abrazo a mi otra amiga pelirroja. Acababa de reparar en ese instante que ambas tienen el mismo color de pelo, pero en distinto tono. Ash se separó de mí y me sonrió ampliamente.

—Vayamos por partes. ¿Qué es lo que recuerdas, Emma? —preguntó Justin.

—Son como flashes sin sentido... Smith y yo besándonos... Smith y yo... besándonos y... ¡Puaj, qué asco! —arrugué la nariz y sacudí la cabeza—. Pero hay más... Draco lanzando maleficios a Smith... Draco... ¿Dónde está Draco?

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora