El águila ayuda y la serpiente ataca

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Los días pasaron y yo seguía sin hablarme con Hannah. Susan hablaba con las dos, pero más con ella. Parecía su perrito faldero. Pero a mí no me importaba. Prefería estar sola a mal acompañada. Aunque no estaba del todo sola, porque hablaba con Hermione, con Harry, ocasionalmente con Neville, a veces con Ron (sin mencionar a Harry, porque seguían enfadados)... Y suponía que con Draco, pero no le veía mucho. Cuando hablábamos solía ser en privado, dando un paseo, como aquella vez.

Seguía siendo la única, a parte de Hermione, que apoyaba a Harry y le creía. Me parecía injusto que los de mi casa se mostrasen tan ásperos con él, solo porque el campeón de Hogwarts era un Hufflepuff. Claro, ahora no tenía un tercio de posibilidades de ganar, sino un cuarto. Y encima creían que Harry había puesto su nombre en el cáliz. Cosa que era totalmente falsa. ¿Es que no le conocían? ¿No veían su cara de funeral? Era el que peor lo estaba pasando y mientras, los demás creían que se regodeaba. Nada más que ignorantes.

Solo me bastó una clase de Herbología para darme cuenta de lo ciega que está la gente.

Era un lunes cualquiera, a primera hora, y estábamos trabajando con bulbos botadores con la casa de Gryffindor. Hermione estaba sentada entre Harry y Ron, hablando con ellos, pero ellos no conversaban entre sí. Yo intenté ponerme cerca de ellos pero lejos de Susan y Hannah. Bueno, más bien de Hannah. Y Smith se empeñó en sentarse a mi lado y al fin lo consiguió, por mucha resistencia que puse, puesto que Sprout nos vio forcejear y nos mandó sentarnos de una vez. Acabé sentada al final de la clase al lado de un payaso.

No quitó la vista de su trabajo, cosa que me sorprendió, pero al mínimo movimiento que yo hacía, él sonreía de lado.

Parecía que Harry tenía dificultades con los bulbos, porque uno le explotó en la cara y ocasionó risa en Justin y Ernie, a quienes fulminé con la mirada desde mi sitio, pero no se dieron cuenta, claro. Pensé que cómo podía ser yo amiga de esos idiotas que se metían con Harry. Mi amigo Harry.

Otro día, en clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, me senté sola y lo más apartada que pude de Hannah y, por ende, de Susan. Lo mismo hicieron ellas y, lo repito, a mí no me importó. Fui una de las primeras en entrar en la clase, y me senté en la segunda fila. El profesor aún no había llegado. Los alumnos entraban poco a poco, tanto Ravenclaws como Hufflepuffs.

Hannah y Susan se pusieron a hablar con Megan Jones, una compañera de dormitorio. No me caía especialmente bien. Era una creída y una... estúpida. Iría de perlas con Smith, serían tal para cual. Y en un determinado momento, mientras yo estaba sacando los libros y el material, se me acercó la chica esta.

—Así que eres tú la amiga de Potter —dijo, poniendo una mano en su cintura.

—Por supuesto —contesté mirándola con frialdad.

—No creí que una compañera mía de dormitorio fuera tan tonta —comentó.

—Pues qué mal creíste, chata —espeté levantándome, para quedar a su altura—. Yo le soy fiel a mis amigos, no soy una traidora como otras...

Miré instintivamente a Hannah y aparté la mirada con la misma rapidez en que la miré.

—Harry Potter no tiene amigos. La gente solo se junta con él porque es famoso. Si no, ese pringado estaría más solo que la una —comentó despectivamente. Estuve a punto de empujarla, lo juro, casi la veía empotrada contra la mesa de al lado y gimiendo de dolor. Eso me causaría problemas, muchos, pero...

—¿Te está molestando esta chica, querida? —preguntó la voz de Smith a mi lado. Miraba a Jones muy fijamente, pero sin ninguna expresión en su cara. Parecía que estaba hablando con ella, pero comprendí que no. Seguía empeñado en molestarme sola y exclusivamente a mí.

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora