Regresión definitiva

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Smith me hizo un gesto con la cabeza para que le siguiese. Comenzó a andar por un pasillo desierto. Ni siquiera sabía por qué había accedido a hablar con él. No sé, quizás al ver su cara de estar a punto de morir me ha ablandado un poco. Es lo que tiene ser compasiva. Pero ¿qué demonios tenía que decirme?

Anduvimos en silencio hasta que apuntó con su varita a una puerta y la abrió, dejándome pasar a mí primero a un aula completamente vacía.

—Escucha, Smith, creo que deberías irte a descansar —le dije cuando trastabilló al cerrar la puerta.

—No, tengo que hablar contigo —insistió. Puse los ojos en blanco.

—¿Y qué es lo que quieres? —pregunté suspirando. Guardó su varita en el bolsillo del pantalón, de forma que sobresalía.

—Yo... Yo solo quería... decirte que... —balbuceó, casi temblando. Suspiró para tranquilizarse y me miró a los ojos unos segundos.

—Serénate, Smith —le dije.

—¡No me llames Smith! —explotó con un grito. Me mostré sorprendida por su reacción, pero luego fruncí el ceño esperando a que me explicase todo—. ¡Es... estoy harto! ¡Me llamo Za-cha-ri-as, no quiero que me llames Smith!

—¿Y a qué viene todo esto de repente? —pregunté alzando una ceja.

—¡Quiero dejar de pelear contigo! ¡Quiero que no me odies! ¡Quiero que Malfoy deje de amenazarme! —exclamó frustrado, alzando las manos en el aire.

—¿A... amenazarte? —repetí abriendo los ojos con sorpresa.

—Sí, sí, tu novio no es ningún santo, ¿sabes? —respondió más calmado, aunque con rencor en su voz—. Por favor, Emma —agarró mis manos con delicadeza—, sé mi amiga.

Fruncí el ceño más todavía. ¿Había dicho... «amiga»?

Su mirada buscaba desesperadamente un signo positivo en mis ojos o en mi cara, pero me mantuve impasible.

—No creo que pueda funcionar —contesté al fin.

—¡Por favor, Emma! De verdad que no quiero estar mal contigo. Me he comportado como un idiota durante mucho tiempo, pero se acabó. Quiero llevarme bien contigo —suplicó.

—¿Y por qué ese cambio tan repentino, Smith? —cuestioné sin acabar de convencerme. Tragó saliva.

—He reflexionado —dijo.

—¿Tú solo? ¿O te ha ayudado alguien? ¿Un adulto quizá, relacionado conmigo? —mi tono de voz cada vez se notaba más molesto y cargado de ira al acordarme de mi padre.

—No necesito a nadie para darme cuenta de que amargarte no nos hace bien a ninguno de los dos —replicó frunciendo un poco la frente.

—Así que por fin tus neuronas empiezan a trabajar. ¡Merlín, no sabes qué alegría me das! —le sonreí con sarcasmo.

—Ja, ja, ja —espetó él con el rostro serio.

—En fin, Smith, ¿quieres alguna otra cosa más, que no sea incordiarme? Quiero disfrutar de mi libertad —le dije.

—Zacharias, llámame Zacharias, por favor —pidió apretando mi mano con afección. Suspiré resignada—. ¿O prefieres Zach? —esbozó una sonrisa burlona.

—Zacharias —asentí, y su sonrisa socarrona se convirtió en una muy amplia y sincera. Sin apenas poder evitarlo, Smith acortó nuestra distancia y me dio un fuerte abrazo.

—¿Serías mi mejor amiga, Em? —preguntó sin dejar de achucharme. Me era difícil respirar apropiadamente.

—Paso... a paso..., Smith —dije.

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora