Nueva paciente en San Mungo

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Ash y yo descubrimos que, detrás de ese flequillo cobrizo y esa timidez tan característica, se escondía un Sherwood muy amable, atento, cariñoso y gentil. No esperábamos menos de él, claro está. El tío Richard llegó a casa cuando le estábamos enseñando a Sher cómo usar la televisión muggle y el pobre muchacho volvió a mostrarse introvertido, aunque muy educado. Richard, por su parte, no tuvo inconveniente en invitarle a cenar.

Iba a irme el domingo de esa semana. Me levanté la mañana del sábado encontrándome sola. Ash había dejado una nota encima de su cama:

He salido a pasear a Nana. No he querido despertarte, así que me he ido sola. No tardaré en volver. No es necesario que me esperes para desayunar. Ash.

Me dirigí al piso de abajo y encendí la televisión. Mientras cambiaba de canal para encontrar algo divertido, un ruido llamó mi atención. Al girar la cabeza vi a una preciosa lechuza en el alféizar de la ventana, que traía consigo una carta. Abrí la ventana y la recogí, acariciando la cabeza del ave, que me resultaba un tanto familiar. Estaba destinada a Asherah, por lo que la dejé en la mesa y volví a centrarme en la tele.

La puerta se abrió y escuché los ladridos de Nana acercándose a mí. Era una mascota muy afectuosa y alegre, parecía una persona más. Oí los resoplidos de mi prima.

—No me puedo creer que llueva en verano —protestó y, cuando me giré para mirarla, vi que se había mojado—. Ahora tendré que bañar a Nana.

Esta ladró con júbilo y sacó la lengua.

—¿Has desayunado? —preguntó Ash, quitándose la ropa y el calzado.

—No, acabo de despertar —contesté—. Te ha llegado una carta —señalé la mesa.

—¿De quién?

—No lo pone —me encogí de hombros.

—Ve poniendo la mesa; tengo un hambre que muerdo —me indicó al tiempo que agarraba la carta con el ceño fruncido. La obedecí mientras ella leía la carta.

Se llevó una mano a la boca y sus ojos se agrandaron.

—¿Pasa algo? ¿Quién es? —cuestioné.

—Draco —respondió en un hilo de voz, alzando su cabeza para mirarme.

—¿Y qué dice? —murmuré con sorpresa.

—Lee —me la tendió y vi esa bonita caligrafía que hacía tanto que no veía.

Hola, Asherah:

Quería felicitarte por tu cumpleaños y de paso decirte que estoy... «bien». La palabra correcta es «vivo». En realidad... es complicado. Espero que no me guardes mucho rencor después de todo lo que hice. Supongo que habrás llegado a la conclusión de que me vi obligado a hacerlo. Todo. Desde dejar a mi novia hasta meter a los mortífagos en Hogwarts.

Sé que ya sabes la relación que tienes con Emma. Si hablas con ella, felicítala también por su cumpleaños. Mediante la pulsera que la regalé, ya sabe cómo me siento, así que no hace falta añadir nada más sobre el tema. Su padre vino ayer por la tarde a nuestra casa y habló con mi padre. Sí, ya ha salido de Azkaban... En fin, tu tío se mostró muy amable con mi padre, a diferencia de la última vez que se vieron en la cárcel, donde O'Brien dijo que se iba a vengar de mi él. No me ha querido contar nada, pero como sé cómo es O'Brien, no me espero nada bueno.

De hecho, lo que le contó a mi padre demostró lo malvado que puede llegar a ser, aunque no puedo decirte nada. Solo que, para mi propia sorpresa, estoy de acuerdo con él por una vez.

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora