La mañana siguiente amaneció helada. Tenía tanto frío que me resignaba a salir de la cama, pero al final, el hambre pudo a la vaguería, así que me vestí y fui a desayunar. Me dolían los ojos, me escocían; me había pasado gran parte de la noche llorando, hasta que me venció el sueño. Aún no podía creerme lo que había pasado.
Susan, Justin y Ernie hablaban animadamente en la mesa de Hufflepuff. Decidí sentarme lejos de ellos, porque no tenía fuerzas ni para hablar. Sin embargo, alguien tomó asiento a mi lado. Al levantar la cabeza, encontré una cabellera pelirroja.
—Hola, Emma —me saludó con voz suave. Por su tono, supuse que Draco se lo había contado todo.
—Hola —dije con la voz ronca. Asherah pasó un brazo por mis hombros y me atrajo hacia ella.
—Imagino cómo puedes sentirte —murmuró.
—No, no te lo imaginas —contesté.
—Él también sufre. Zabini me ha dicho que ha estado toda la noche dando vueltas en la cama —comentó. Me separé de ella.
—Me da igual. Él lo ha escogido —espeté con severidad y enojo.
—Emma, no te pongas a la defensiva. Lo ha hecho por una razón —repuso Ash con tranquilidad.
—¿Cuál? Porque no me lo quiere decir y es muy frustrante no saberlo —bufé.
—En su casa están atravesando un mal trago... Su madre está deprimida y eso a él le afecta —contó.
—Yo también lo estoy pasando mal. Y no corto con él por ello.
—Son casos distintos —replicó calmadamente—. Entiendo que no lo comprendas del todo, ya que no puede contarte nada...
—¿Tú sabes lo que le sucede? —pregunté.
—No —respondió, aunque no me convenció mucho, la verdad.
—En fin, para evitar más problemas, me iré a casa hoy —informé.
—Genial —sonrió—. Espero que lo pases bien con tu familia. Yo también iré con mi padre.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Sí, claro —asintió.
—¿Cuándo fue la última vez que viste a mi padre?
—Eh... A ver... ¡Ah, sí! En las vacaciones de Navidad del año pasado, antes de que cometiese la fechoría en el Ministerio —respondió.
—¿Crees que tu padre sigue en contacto con él?
—Seguramente. Imagino que se envíen cartas, como yo le envié una el otro día, ¿te acuerdas?, aunque mi padre no me ha comentado nada. —se encogió de hombros—. ¿Por qué lo preguntas?
—Querría saber... por qué demonios es tan... malvado —dije, intentando buscar las palabras correctas al hablar, porque sabía que Ash tenía aprecio al malnacido de mi padre. Por ejemplo, «malnacido» es un término que no debo utilizar al hablar con ella—. Por qué no quiere que esté con Draco, qué se trae entre manos con Smith, por qué la insistencia de qué seamos pareja... Además, ahora apareces tú y me dices que eres su ahijada. Yo cada día entiendo menos cosas.
—Que sea mi padrino no es algo extraño. Ya te dije que es un gran amigo de la familia desde siempre —sonrió Ash.
—Oye, ¿y por qué no te interesaste en saber quién era cursos atrás? —fruncí el ceño al darme cuenta.
—No conocía demasiado a Draco y ya sabes lo reservado que es —respondió y juntó los labios en señal de alarma, a modo de disculpa—. Quiero decir, ni siquiera sabía que os conocíais, o cómo te llamabas. Si en primero hubiese sabido tu apellido, te habría preguntado quién era tu padre.
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La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)
FanfictionLa valentía nunca había sido mi fuerte, pero sí mi tenacidad; supongo que por eso me eligieron para la casa de Hufflepuff. Soy Emma O'Brien y estoy complacida de contarle al mundo (tanto mágico como muggle) la historia de mi vida, sobre todo en Hogw...