La Mansión Malfoy

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La mañana de Navidad, tanto mi madre como yo trabajamos. Habíamos pasado la Nochebuena con mis tíos, mis primos y mi abuela. Esta noche íbamos a cenar con Sher, Ash y su padre y, al día siguiente, los tres veríamos a Luna y Rolf, Harvey y Bella y Zach y Maxine.

Cena de parejitas y yo sin parejita.

Bueno, tenía pareja, ¿no? Pero...

Mientras pensaba en la voz chillona de mi prima mientras me lo había notificado por teléfono y agarraba una bandeja de comida para llevársela a un paciente, una voz preocupada me llamó.

Zach se acercó a mí casi sin aliento, con un ramo de rosas rojas en la mano. Ni siquiera me saludó como normalmente hacía, dándome un beso en la mejilla. Espetó con voz desesperada:

—¡Emma! ¿Sabes dónde está Maxine?

—¿No se te ha ocurrido preguntar en recepción? —bromeé, pero al ver que sudaba de preocupación, me dejé de tonterías—. La he visto en la habitación 405. ¡Pero respira, hombre! Se encuentra bien.

—¿Qué le ocurre? Fue a visitar a su madre y me ha dicho que han tenido que venir aquí urgentemente. ¿Qué tiene? ¿Podrá reconocerme? ¿Y si no le gustan las flores? ¡Igual es alérgica! ¡Mierda, ¿por qué compraría estas rosas?! —gritó rabioso, a punto de tirar el ramo al suelo. Casi todos nos estaban mirando.

Le puse una mano en el brazo para evitar que se cargase las flores.

—Zach, Max está bien. Está muy bien, tranquilízate, ¿vale? —le dije, y él suspiró—. Es Navidad, no la alteres ni la preocupes con tu histeria. Yo sé lo que la pasa, pero no te lo voy a decir. Ella lo hará —le sonreí.

—¿No es grave, dices? —me preguntó de nuevo. Negué con la cabeza y soltó aire—. Menos mal que te he encontrado. Si llego a ir así a la habitación..., mi suegro me echaría a patadas. No estoy seguro de que le caiga muy bien...

—Los hombres os hacéis los duros constantemente —me burlé sonriendo—. Estará feliz si su hija lo está. Además, eren buen chico, ¿o no? —me reí ante su sonrojo—. ¡Ve a ver a tu novia!

Me sonrió y me abrazó con fuerza. Antes de irse, me dio un sonoro beso en la mejilla.

—Gracias, Emma. Nos vemos.

—Nos vemos —reí negando con la cabeza. Zach y su histeria. 

Maxine no tenía nada malo. Había estado durante media hora hablando con ella y su familia en la habitación. Sus padres eran educados y amables, aunque era verdad que el señor O'Flaherty tenía cara de mala uva. Pero sabía que Zach no podía ser una amenaza para su hija.

La noticia era que Maxine estaba embarazada. De hecho, por eso fue a visitar a su madre, porque se había enterado la noche anterior. Se encontraba mal por el embarazo, eso era todo. La elección de las flores de Zach fue buena, al fin y al cabo.

Cuando desapareció del pasillo, giré mi mirada y me encontré con los ojos de Draco. Venía vestido como un muggle, aunque no dejaba de verse elegante. La gente se le quedaba mirando, sin comentar nada, pero él solo me miraba a mí. Y me miraba desolado.

Yo, de todas formas, le saludé sonriendo y le hice un gesto para que se acercase. Me hizo caso, pero su cara de funeral no desapareció.

—¿Qué te pasa? —cuestioné confusa.

—Te he visto con Smith —respondió sin mirarme—. Pensé que no... que tú...

—¡Draco! —le corté riéndome—. ¡Es mi amigo! Tiene novia y va a ser padre. Ha venido a verla.

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora