—¿Te duele la cabeza? ¿Estás mareada? ¿Cómo te encuentras? ¿Tienes hambre? Oh, sí, debes tener hambre, es mediodía, tienes que comer. Vamos a parar en algún sitio a comprar algo, debes...
—¡DRACO!
—¡Ah! —se asustó—. ¿Qué ocurre?
—¡Nada! Es lo que intento decirte, no me pasa nada. No quiero nada. Quiero que te calles, ¿podrás hacerlo? —suspiré con cansancio.
Él se pensó la respuesta.
—No —dijo finalmente.
—Entonces te echaré una maldición —amenacé.
—Es que...
—Ya vale.
Le lancé una mirada asesina y él apartó la vista.
—Se han emocionado mucho... —comentó.
—Por supuesto. El nacimiento de un ente nuevo siempre es motivo de alegría —contesté intentando no poner tono de burla. Sonreí—. Todavía me acuerdo cuando te caíste de la cama en el hotel...
—¡Emma! —me reprendió sonrojado.
—No miagues —me reí—. ¿Te caíste o no?
—Sí, pero no lo grites en mitad de la calle —se quejó.
—No he gritado —negué—. Ahora solo falta decírselo a tus padres...
Draco se detuvo, me tomó de las manos y me miró a los ojos.
—Se alegrarán, lo sé. Al fin y al cabo, te han aceptado y eres Sangre Pura...
—No me menciones ese término —protesté con el ceño fruncido.
—Perdón —se disculpó—. Pero es la verdad. Estarán encantados de que la mujer más espectacular del mundo tenga un bebé con su hijo.
Sentí que mis mejillas ardían.
—Eres idiota.
Me besó.
—Yo también te quiero.
Sobre las cinco de la tarde, Draco y yo nos preparamos para salir de casa y dirigirnos a la Mansión Malfoy, en Wiltshire. Pero, cómo no, hubo problemas desde un inicio, porque «yo no estaba en disposición para viajar por cualquier medio».
—Draco, el medio más fácil y rápido es la Aparición —le dije.
—¿Y si te mareas? ¿Y si vomitas la comida? ¿Y si afecta al bebé? Lo veo un riesgo enorme pero que se puede evitar —contestó.
—Cariño —espeté con dureza—, en metro son dos condenadas horas y media hasta la casa de tus padres. ¡Hola, vivimos en Londres, ¿lo sabías?! —resoplé y me crucé de brazos—. En el metro y, rodeada de muggles, corro más peligro de marearme. Y allí no puedo vomitar.
—Pero...
—Robin estaría encantado de llevarnos y traernos —añadí.
—¡Por supuesto, mi ama! ¡A su enterísima disposición por y para siempre! —chilló la criatura, que había aparecido de repente, e hizo una reverencia. Le señalé con la mano y miré a Draco como diciendo «¿Ves?»
—Es que no quiero que sufras, Emma —se justificó.
—En el momento en el que empiece a gritar como una loca, podrás preocuparte. Es decir, dentro de nueve meses. Pero, por ahora, puedes estar tranquilo. ¿Lo has entendido?
Él gruñó.
—¿Lo... has... en-ten-di-do? —repetí.
—Sí —masculló al fin.
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La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)
FanfictionLa valentía nunca había sido mi fuerte, pero sí mi tenacidad; supongo que por eso me eligieron para la casa de Hufflepuff. Soy Emma O'Brien y estoy complacida de contarle al mundo (tanto mágico como muggle) la historia de mi vida, sobre todo en Hogw...