Regent's Canal

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—¡SÍIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, POR FIIIIIIINNNNN!

Ash empezó a reírse como una loca y me abrazó con fuerza. Había venido volando (literalmente) desde Escocia hasta mi casa en Londres porque le dije por teléfono que teníamos que hablar de Draco. Vino sola, lo cual era mejor para hablar de nuestros temas sin... chicos.

Le relaté, resumidamente, lo que Draco decía en su diario. Y también cómo había sido nuestro reencuentro en San Mungo. Por Dios, Ash estaba más emocionada que yo.

—Faltan tres meses para que vuelva a verle, no te obsesiones —intenté calmarla.

—¡Hay que comprarte ropa! ¡Tienes que ir elegante, con un vestido que le deje con la boca abierta y la baba colgando! —exclamó emocionada haciéndome caso omiso—. ¡Yo te maquillaré! ¡AY, QUÉ EMOCIÓN! ¡Emma, ¿y si te regala algo?! ¡Porque claro, el 22 de diciembre es muy cerca de Navidad! ¡EMMA, TIENES QUE PREPARARTE!

La agarré de los hombros y la zarandeé para que se tranquilizase.

—¡Ya pasó, Asherah! —grité y no pude evitar reír—. No es para tanto. Sólo es... Draco.

—¡Enséñame el diario! —dijo con los ojos muy abiertos.

—No. Él me lo dio a mí para que solamente yo lo leyese. No es buena idea que tú...

—¡Vamos, Emma! ¡Por favor! —suplicó haciendo pucheros.

—Está en el primer cajón de mi cómoda —suspiré abatida.

¿Para qué discutir con ella? Mi prima es un caso perdido de discordia excesiva.

Se dirigió a mi cuarto a la velocidad del rayo. Y ya que he sacado el tema de rayos, Hermione me llamó el otro día por teléfono y me informó de que Harry y Ginny ya estaban esperando a su primer hijo. Hablamos durante dos horas, poniéndonos al día la una a la otra, antes de encontrarme a Draco. Ella trabaja en el Ministerio y Ron, al igual que Harry, es un auror.

Iba a llamar a Harry para felicitarle, pero cierta persona me aturdió la mente durante estos días.

—¡No está! —anunció Ash molesta cuando volvió conmigo—. ¡Lo has escondido! ¡Quiero verlo, Emma!

—¡Ash, tía, respira! —espeté—. ¿Has mirado bien?

—¡Pues claro! He registrado tu habitación entera —respondió.

—¿En veinte segundos?

—Por supuesto. Cuando Sherry y yo hacemos limpieza en casa, se queda flipado con mi velocidad —sonrió orgullosa—. Pero no hablemos de mi Sherry ahora. ¡Quiero leer las palabras de Draco!

¡Accio diario!

Pero ni siquiera la magia funcionó. El diario no apareció en mi casa. Y tampoco en la de mi abuela cuando la visité de nuevo y lo comprobé. Pensé en la posibilidad de que el diario había vuelto a su dueño una vez que yo había terminado de leer.

Un sábado por la mañana visité a los Potter en Grimmauld Place. No lo he mencionado hasta ahora, pero claramente estuve en las bodas de Harry y Ginny y de Ron y Hermione. Fueron hace años. Se alegraron mucho por verme; yo les llevé unos pasteles hechos por mi madre.

Me contaron que Ted Lupin vivía con su abuela Andrómeda, que ya tenía cinco años, pero que le visitaban a menudo. Decían que era una ricura de niño y que tenía el cabello azul; claramente había heredado los poderes de su madre Tonks.

—¿Y has vuelto a ver a Malfoy? —inquirió Harry cambiando de tema y mirándome fijamente.

—¡Harry! —le reprendió Ginny.

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora