El baile

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Nochebuena. Genial, un día más y sería el gran día, el baile se acercaba y yo cada vez estaba más nerviosa. Draco andaba atareado, quizás con la cantidad de deberes que nos mandaron los profesores para las vacaciones o tal vez con otros asuntos, aunque Crabbe y Goyle no especificaron más. Sí, continuaban siguiéndome a todos los rincones de Hogwarts que yo recorría, especialmente cuando estaba sola, por si alguien me molestaba. Bueno... Por si me molestaba, más que nada, el estúpido Smith. Por muchas veces que les dijera que no me hacía falta su protección, ellos no dejaron de pisarme los talones, solo porque Draco así se lo había ordenado.

—Espero que me digas que tienes un chico con quien ir al baile mañana —me dijo Hermione por la mañana. Esa vez sí que tuve que ir a la biblioteca para buscar información sobre unas pociones, trabajo de Snape.

—Pues sí, lo tengo —respondí sin levantar mi cabeza del libro.

—¡Eso es fantástico, Emma! —exclamó en un susurro, porque no podía gritar en un lugar así. Se sentó a mi lado y me miró con atención—. Y dime, ¿quién es?

Enrojecí.

—Pues... un chico —contesté haciéndome la loca. Mojé mi pluma en el frasco de tinta y empecé a escribir la redacción mientras miraba el libro.

—Vamos, Emma, yo te dije con quién voy —suplicó.

—Ya, pero la diferencia entre ambos es que el tuyo es un famoso jugador búlgaro de quidditch y el mío es un alumno de Hogwarts que menosprecia a aquel que pasa a su lado —solté. Seguro que me puse más roja, porque la había fastidiado. La inteligencia y fría lógica de Hermione me golpearon en toda la cara.

—¿Malfoy? —espetó atónita.

—Una palabra y te quedas sin mi regalo de Navidad —amenacé mirándola duramente. Sabía que mi advertencia no era gran cosa, pero no tenía más con qué cohibirla.

—Emma... —musitó.

—Ahórrate los comentarios negativos. Y si no tienes ninguno a favor, puedes irte, necesito trabajar —le dije sin mirarla.

—No, Emma, no iba a decir nada malo... —negó. La miré a la cara—. Me alegro de que vayas con un amigo. Hay... peores personas que Malfoy, aunque cueste admitirlo...

Bufé y asentí.

—Vale. Gracias por tu comprensión.

—De nada —me sonrió y se levantó.

—¿Me has oído, no? La boca cerrada —la recordé. Asintió de nuevo. Podía confiar en ella.

Por la tarde, en los terrenos de Hogwarts, me encontré a Ed, leyendo un libro. Estaba sentado debajo de un árbol, apoyado en el tronco.

—Buenas tardes —saludé.

—¡Hola, Emma! —me sonrió cerrando el libro.

—¿Cómo te va con tu... amigo? —pregunté sonriendo.

—Pues muy bien. Es el chico más amable del mundo —me contestó poniéndose rojo.

—Me alegro por ti —le dije sincera.

—Muchas gracias, Em —rio—. ¿Y tú qué tal con Draco?

—Bien, supongo... Estoy nerviosa, no te voy a mentir...

—Con ese vestido fijo que le enamoras —me aseguró sonriendo travieso.

—No es ese mi propósito —negué enrojeciendo, escondiendo una tímida sonrisa.

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora