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La poción Calmante que me dio la señora Pomfrey me sentó tan bien que a la mañana siguiente me desperté más tarde de lo normal. Cuando quise darme cuenta, faltaban quince minutos para la primera clase, así que me vestí rápidamente, agarré mi mochila y salí de mi cuarto. Iba tan deprisa que me choqué contra alguien; al alzar la cabeza descubrí a Smith.

—Hola —dije incómoda y a modo de disculpa.

—¡Emma! Te estaba esperando; me parecía muy extraño que tardases tanto, ¿no has desayunado? —preguntó.

—No, acabo de despertarme. Anoche me tomé una poción Calmante, cortesía de Dumbledore, y se conoce que me hizo tanto efecto que no me he despertado... —contesté, aunque luego abrí los ojos más de lo normal, acordándome de algo—. ¡Eh! ¿Qué ocurrió anoche?

—¡Eso quería contarte! Ven, vamos a la Sala Común; ya está vacía —propuso. Asentí, olvidando que mis tripas rugían y que el tiempo corría, y me senté en una mesa con Smith—. Toma —me tendió una magdalena que había sacado del bolsillo de su túnica.

—Muchas gracias —respondí, seguro que sonrojada.

—¡Es increíble: han arrestado a tu padre por fin! —exclamó con júbilo.

—¡Qué dices! —espeté asombrada, con la boca abierta, apartando de mi boca la magdalena que estaba a punto de morder.

—¡Sí, Emma, ya somos libres! —sonrió con amplitud—. ¡Y también pillaron a su novia! ¡Dumbledore es espectacular, Emma; luchó contra ellos hasta que los desarmó y luego los dejó inconscientes! —contó con entusiasmo—. Luego estuvimos casi dos horas hablando sobre todo lo que ha hecho; le conté todo lo que sé —su voz se calmó un poco en esa parte—. Después vinieron unos aurores ¡y los llevaron a Azkaban, Emma, a Azkaban!

—Entonces... ¡ya no tenemos que preocuparnos por nada! —exclamé levantándome de la silla, aún sin creerme lo que decía Smith.

—¡Sí, les han impuesto cadena perpetua! —Smith también se levantó y alzó los brazos en señal de victoria.

—¿A ella también? —me extrañé.

—Sí, también era una prófuga. Menuda... —comentó Smith—. Mató a su familia a sangre fría porque respetaban a los muggles y también cometió otros asesinatos... ¡Está tan loca como O'Brien!

—Vaya perturbados, ¡en buena hora, Señor! —bufé con cansancio. Él me miró sonriendo—. Venga, llegamos tarde a clase.

—Muchas gracias por todo, Emma —dijo de pronto.

—Yo no he hecho nada —respondí, haciendo un gesto para restarle importancia—. Solo he...

—¡Has hecho mucho! —me corrigió—. Me has salvado —sonrió—. Por fin has tomado cartas sobre el asunto y se lo has contado a Dumbledore, y gracias a eso, ya puedo dormir en paz.

—¿Y ahora qué? —pregunté. Él frunció el ceño.

—¿Qué pasa?

—¿Seguimos siendo enemigos o podríamos llamarnos cómplices por intentar salvarnos el culo el uno al otro? —alcé un ceja y él soltó una risotada.

—Tú y yo nunca hemos sido enemigos —alzó las cejas con picardía y sonrió de forma extraña.

—Pues yo considero que sí —sonreí sin poder evitarlo.

—Los enemigos no se importan y no se intentan salvar el uno al otro —dijo encogiéndose de hombros. Puse los ojos en blanco.

—Vale, pero no te aguanto, ese es el tema —repliqué.

La Serpiente Y El Tejón (Draco Malfoy Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora